Viendo Discovery Channel, me enteré que en el fondo de los océanos se descubrieron dos ecosistemas completos que no dependían de la luz solar ni del oxígeno, sino de sulfuro y de metano, en total oscuridad y en temperaturas extremas. Algo absolutamente impensado estaba sucediendo normalmente. Extrañas y hermosas criaturas vivían en ambientes considerados imposibles. Y, como señalaba el documental, solamente conocemos el 1% de la vida submarina: ¿qué más existe?
¿Te dice algo esto? Vivimos en la más rotunda limitación, en cajitas de dos por dos. A veces, me desalienta observar en el deplorable nivel en el que nos movemos, creyendo que es lo “normal”. Sí, en realidad lo es si lo entendemos como “que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano”. ¡Qué pobres normas!
Ahora que lo pienso, encorsetados por controles carentes y lamentables, sobrevivimos como esos gusanos de las profundidades en medio de la oscuridad y los vapores tóxicos sin conocer que hay un Sol, una Luz más allá de todo límite.
jueves, 31 de enero de 2008
Profunda Luz
Publicado por Laura Foletto en 20:53
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