Octavio Paz escribió: “la historia podrá esclarecer el origen de muchos de nuestros fantasmas, pero no los disipará. Sólo nosotros podemos enfrentarnos a ellos. O dicho de otro modo: la historia nos ayuda a comprender ciertamente rasgos de nuestro carácter, a condición de que seamos capaces de aislarlos y denunciarlos previamente. Nosotros somos los únicos que podemos contestar las preguntas que nos hacen la realidad y nuestro propio ser”.
Un problema de las terapias es que, muchas veces, se centran en encontrar el origen de determinadas actitudes o traumas y no pasan de allí. Como el perro que se muerde su propia cola, no avanzan a ningún lado. Como además no hay una única causa para lo que nos sucede, se puede estar eternamente buscando las mil variantes, algo así como el detalle del detalle del detalle...
Esto se ve agravado por el hecho de que eso que tanto analizamos no es más que “la puesta en escena” de algo mucho más profundo que nuestra alma está tratando de experimentar y comprender. Tanto los personajes como los escenarios y el guión están ahí para mostrarnos algo, no para que nos distraigamos agregándoles sufrimientos extras e inconsciencias varias.
Al final, las respuestas que encontremos a las preguntas que nos hace la Vida serán lo único que nos llevaremos. Y están siempre en el aquí y ahora.
martes, 8 de enero de 2008
Fantasmas y respuestas
Publicado por Laura Foletto en 12:57
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