Tanto en mi práctica en el Consultorio como por Internet, una de las resistencias más grandes que encuentro es la noción de sencillez y fluidez que caracteriza a la Nueva Energía y que me gusta sintetizar en la frase ABRAZAR LA VIDA (por eso llamé así al sitio).
Durante siglos, la Humanidad ha hecho un culto de la lucha, el esfuerzo y el sufrimiento. Siendo nociones bien masculinas, en este mundo patriarcal, se han erigido en lo deseable y recompensable: ningún triunfo vale la pena si uno no se esforzó hasta el límite (usando la exigencia, la competitividad, el sacrificio), ningún premio obtiene más respeto que aquel que se conquistó duramente, ninguna persona es más admirable que aquella que sufrió desdichas y desventuras y se sobrepuso con tesón y voluntad (por favor, relee nuevamente este párrafo porque te dará muchas pistas de cómo el lenguaje mismo está plagado de estas nociones y, por supuesto, colabora para que las repitamos incansablemente –incluye este agregado también-).
La Ley del Menor Esfuerzo (típica de la Naturaleza y el Cosmos) tiene muy mala prensa. Una persona que hace lo que le gusta, fuera de lo oficialmente reconocido, es medio anormal (como debió pensar hace mucho un ingeniero cuando me preguntó mi profesión y, al decírselo, me pregunto extrañado: “¿y se vive de eso”?). Alguien alegre que vive el presente y no se queja de todo es “tonto”. Un individuo con metas espirituales es “raro”.
Sacarse de encima los prejuicios que traemos y que nos inculca constantemente la sociedad implica una labor extra, pero nos da una enorme libertad. Sin darnos cuenta, vivimos luchando, criticándonos, defendiéndonos, presionándonos, recreando patrones infantiles de desvalorización, mediocridad y resignación, cayendo una y otra vez en el mismo tipo de actitudes, de relaciones, de trabajos, de problemas (aunque hicimos lo indecible para cambiarlos… o eso creíamos…). Después de todo, nuestros abuelos, nuestros padres y nuestros contemporáneos hacen lo mismo: ¿qué más hay?!!
Hay un Nuevo Mundo. El primero paso es conocerlo. El segundo es aceptarlo como posible para nosotros. Esto es arduo al comienzo. Aparecen las resistencias unas tras otras y tendemos a escucharlas y a dejar que nos lleven de las narices. Son notables en la Terapia o en cualquier ámbito de transformación: proyecciones, peleas, abandonos temporales o definitivos, desvalorizaciones, culpas, picoteos aquí y allá sin compromiso real, negaciones, falta de dinero (esta excusa es común a todas las resistencias), etc.
Reaccionamos sacando todas las sombras posibles. ¡Y está bien! Así podemos conocerlas, trabajarlas y liberarlas, reemplazándolas por nuevos conceptos. ¿Cuáles son ellos? Aquí va un resumen:
ANTIGUO PARADIGMA: Es mecanicista. Desintegra, divide, reduce, fracciona. Atiende la parte. Estudia objetos. Es rígido y estático. Niega toda contradicción. Acentúa el poder, el hacer. Es intelectual-racional, lógico
NUEVO PARADIGMA: Es naturalista. Integra, multiplica, suma, crea, unifica. Atienda el todo. Estudia relaciones. Es flexible y dinámico. Acepta la incertidumbre, el misterio. Acentúa el ser, el amar. Reconoce la inteligencia emocional y valora la intuición.
Entonces, si deseas hacértela fácil (te aclaro que, en el gran marco de la Vida, Dios no te va a dar una medalla extra por llevarla difícil: Él quiere tu felicidad y que uses tu creatividad para enaltecer este maravilloso mundo), ¿qué necesitas?
Entregarte, confiar, aceptarte y aceptar, calmarte, cuidarte, liberarte, agradecer, alegrarte. Como notarás, algunas de estas cualidades son femeninas. Tiene que ser así para equilibrar. Seas hombre o mujer, debes sacar tus aspectos femeninos y valorarlos. El mundo ahora no los reconoce ni los estima.
Si algo no funciona, ¿qué haces? Redoblas los esfuerzos y luchas porque crees que “más es mejor”. Muchas veces, no sólo no lo consigues, sino que terminas agotado, vacío, sin rumbo y desesperanzado. ¿Y si te aquietas, respiras, te entregas a lo que sucede, haces silencio, dejas venir las posibles enseñanzas, las aceptas, haces los cambios interiores que se necesitan, pruebas por otro lado, te abres a las sincronicidades, agradeces las bendiciones y lo que va surgiendo, te regocijas en tu poder y creatividad? Digo, para variar…
Por supuesto, esto requiere una profunda fe en ti y en la Vida, una renuncia a tus convencionalismos y una entrega al fluir natural del Ahora. ¿Suena incomprensible? Sólo para tu Ego. Tu Alma vibra de esa forma. Si necesitas ayuda para ponerlo en práctica, aquí estoy.