A todos nos gustaría levantarnos
un día y que, mágicamente, todo cambie, especialmente nosotros y nuestras
peleas constantes con el Ego y el mundo. Pero… sería magia, un truco que
todavía no está disponible…
Entonces, ¿qué hay al
alcance? El viejo y efectivo “paso a paso”. Esto involucra
la fuerza de voluntad diaria de seguir adelante hasta alcanzar la meta.
¿Y si no la tenemos (como muchos)? Nos queda la perseverancia.
Ella es distinta a la constancia, que implica hacer siempre lo mismo;
perseverar es tener un objetivo y, cuando sea necesario, cambiar de estrategias
pero persistir hasta lograrlo. ¿Quieres bajar de peso? Combina
distintas formas de alimentación y ejercicios cuando alguno ya no te motive más
pero continúa.
Otra forma de verlo es la
analogía de navegar un barco: si no tenemos un puerto al cual ir, las mareas
nos sacarán del rumbo continuamente y nos perderemos; con un propósito
definido, retomaremos el timón para encauzarnos y llegaremos. Las
intenciones más poderosas son las internas; ellas alimentan y motivan las
externas, que pueden ser simples excusas para movilizar los recursos interiores
que poseemos como potencial y que a veces desperdiciamos por no ponerlos en
acción. ¿Siempre te gustó el arte y no sabes si tienes creatividad?
Comienza un curso y averígualo.
Un recurso que no tenemos en
cuenta es la metamorfosis. Al igual que una oruga en su capullo,
no vemos la transformación hasta que surge “mágicamente” la mariposa.
Muchas veces, trabajamos paso a paso en un tema, parece que no sucede nada y,
de golpe, todo se da vuelta. Es necesario perseverar hasta que alcancemos
la cota de energía suficiente para lograrlo. Y no olvidemos que la noche
es siempre más oscura cuando está a punto de amanecer: muchas veces
abandonamos justo antes del momento cúlmine, hartos y cansados.
¿Y esos relatos de repentina
transformación? Para hacer un cambio radical se necesita una
formidable cantidad de energía, que pocas veces conseguimos. Si
necesitamos diez unidades de potencia para dar un paso, hacer un salto cuántico
de esa clase involucra un millón de unidades. Una situación de vida o
muerte es un factor que lo puede conseguir; por eso es más factible una
remisión de cáncer que curar una enfermedad común: hacemos lo que sea para
sobrevivir.
Algunas personas alcanzan una
iluminación instantánea producto de una fantástica motivación y/o de un deseo
ardiente tan fuerte que prefieren morir a vivir sin la conexión divina.
Son contados casos, por ello es que existen tantos métodos (en cualquier
ámbito) que ponen el énfasis en la actividad diaria repetitiva.
Puede resultar monótono pero es ciertamente efectivo. ¿El antídoto al aburrimiento?
Vivir en el aquí y ahora, con conciencia y disfrute de lo que sucede.
Cada persona tiene su
particular diseño y debe encontrar su propia forma de fluir hacia lo que nace
de su corazón. Algunos tienen una voluntad declarada; otros pueden
iniciar lo que desean sin necesitar a nadie; otros deben esperar y confiar en
que la Vida les traerá lo que es para ellos; algunos escuchan en su cuerpo las
respuestas; a otros les habla su intuición o su Ser; a algunos les gusta la
rutina y la previsibilidad; a otros les motiva el cambio y el misterio; algunos
tienen una enorme energía; otros no pueden ni consigo mismos pero tienen otras
facilidades.
Somos distintos y perfectos
en lo que somos. Pon conciencia en el camino. Cada paso es un
milagro. Ten confianza en que eres guiado y protegido. Suelta el
pasado y los condicionamientos. Sé tú mismo: ¡no hay mejor propósito!