Cuando dejamos de perder energía en refutarlas y la ponemos en aclararnos interiormente y trabajar por lo que queremos, las contradicciones externas ya no son necesarias. Entonces, operan como estímulos para continuar. El adentro construye el afuera. Siempre.
jueves, 26 de marzo de 2015
Resistencias y dudas
Una consultante me contaba, enojada, todas las resistencias
a su proyecto que encontraba entre sus conocidos. Otros dudaban tanto de
ella como de sus planes. Se pasaba mucho tiempo rebatiendo lo que le
decían, al punto de comenzar a agotarse.
Le dije que me resumiera los argumentos. Cuando
terminó, le pregunté: “¿Acaso no tienes tú misma esas renuencias e
incertidumbres?”. Tuvo que admitirlo. “Contratamos” a gente de
afuera para que sean las voces de nuestras propias obstrucciones y así nos
boicoteamos. Distintas facetas internas reaccionan al cambio, a lo nuevo,
a lo desconocido y las personas nos devuelven lo que pensamos.
Cuando dejamos de perder energía en refutarlas y la ponemos en aclararnos interiormente y trabajar por lo que queremos, las contradicciones externas ya no son necesarias. Entonces, operan como estímulos para continuar. El adentro construye el afuera. Siempre.
Publicado por Laura Foletto en 16:34 0 comentarios
lunes, 23 de marzo de 2015
¿Qué mundo le estamos dejando a los jóvenes (y a nosotros)?
Charlando con una ex paciente, me contó que había
pasado un rato con un nieto de ocho años.
Al final, él le había dicho: “¡Abuela, no hice nada en toda la
mañana!”. Ella le respondió que habían
jugado, conversado y almorzado. Pero él,
entre enojado y angustiado, le volvió a decir que “¡había perdido el tiempo!”.
Estamos
mal como sociedad si los niños tienen esta idea de la vida. El otro día, pasé por enfrente de un Jardín de
Infantes a la salida al mediodía. Se me
ocurrió que ahora, desde bebés, los levantan a la madrugada y les imponen
horarios para la escuela, los deportes, las actividades extras, los encuentros
con amigos, etc. Si luego siguen la
Universidad, han pasado 25 años repletos de agendas y obligaciones, que los
preparan para profundizarlo en el trabajo.
No me extraña que muchos chicos,
hartos y cansados, se arruinen en una adolescencia alargada. Cada vez más, escucho de nuevas “modas” entre
jóvenes que son muy auto-destructivas (además de devastadoras para otros). Incluyen drogas, alcohol, salidas nocturnas
hasta el día siguiente, sexo descuidado, deportes extremos, etc.
A propósito de una conversación, recordé mi propia adolescencia. Tenía entre 10 y 20 años cuando la generación
de los años 60 proclamó la revolución de paz y amor. Creíamos
que íbamos a cambiar el mundo. Yo
tenía un entusiasmo y una exaltación maravillosos por el futuro que estábamos
destinados a crear. En los 70, todo
terminó en violencia y revolución por las armas. Y sigue…
No tanto por las armas, sino por el consumo y un estilo de vida ligado a
la actividad incesante. “Plenitud”
significa ahora tener la vida ocupada constantemente. No nos podemos perder nada. Tenemos que hacer y tener todo. Le
tememos al vacío…
Es interesante que lo Femenino tenga relación
justamente con el Vacío (en lo físico, con el útero, y, en lo espiritual, con
el espacio potencial del que nace la Creación).
Estamos en una sociedad patriarcal que ha pervertido las cualidades
Masculinas, llevándolas a un extremo que agota y denigra la vida. No
podemos Hacer continuamente desde el Ego, sin detenernos a escuchar lo que
desea nuestro Ser y articular desde ese lugar.
Las mujeres somos las que más hemos sufrido este
“avance”. Ya no solo debemos ser esposas
y madres perfectas (una idealización social surgida en la modernidad) sino
también profesionales y mujeres exitosas, delgadas, inteligentes, cultas y
muchas pretensiones más. Los hombres han
visto ahondado su rol de proveedores (ahora para unas cuantas familias, con tantos
divorcios) e incrementado otros, como ser atléticos y apuestos por
ejemplo. La exigencia de lucir jóvenes
es para ambos.
No quiero sugerir que cualquier tiempo pasado fue
mejor. Ciertamente, pienso que no hay
mejor tiempo que el presente. Esta pequeña
reflexión intenta que nos tomemos este tiempo que decimos que no tenemos para
hacernos las grandes preguntas que quizás jamás nos planteamos: ¿quién soy?, ¿cómo quiero vivir?, ¿qué tiene
valor para mí?, ¿cómo comparto esto con los demás?
En los comienzos de la modernidad, se creía que la
humanidad tendría tiempo para el ocio, ya que las máquinas harían el
trabajo. Es desalmado observar cómo
estamos a merced de las máquinas y sin tiempo para nosotros y lo esencial. Es común decir que nada externo nos dará la
felicidad y que no nos llevaremos nada cuando nos vayamos. Es teoría.
En la práctica, hacemos lo
contrario. Igual que con Dios, del
que decimos que es Amor. En lo
cotidiano, convivimos con un Dios cruel y malévolo, ya que no confiamos en Él
porque creemos que somos entes abandonados a la lotería de una realidad
violenta y sin sentido. En la realidad, compartimos una existencia
desacralizada y materialista.
Está en nosotros (no en los gobiernos, la religión,
la sociedad ni los medios) el volver la mirada hacia adentro y descubrir la Luz que brilla siempre en
nuestros corazones. A partir de
Ella, podemos crear un mundo sagrado y amable e ir desactivando éste gobernado
por el Ego. Es mi compromiso. Te acompaño.
Publicado por Laura Foletto en 12:11 0 comentarios
miércoles, 18 de marzo de 2015
Síntomas de adaptación a la Nueva Energía
Cuando hay tormentas solares o alineaciones astrológicas/energéticas muy fuertes, tiendo a dormir muy mal. O demasiado. Y a necesitar comer determinadas cosas. O digerir mal. Me ha estado pasando en estos días, así que quiero compartir algunos comentarios al respecto, porque podría estar sucediéndote.
- Sueño: puedes despertarte entre las 2 y las 4 o muy seguido o en la madrugada y no volver a dormir. O dormir profundo y/o muchísimo (e igual sentirte cansado). O alternar estos dos comportamientos.
- Alimentación: puedes necesitar ingerir más comidas, sobre todo con azúcar (precisas más combustible) o aficionarte a una que no te gustaba o no tolerar alguna que antes te apetecía o sentir alergia o mala predisposición o digerir mal o hincharte como un globo o subir de peso y no poder bajarlo.
- Fatiga y/o dinamismo: puedes sentir un inexplicable cansancio (que no se soluciona con nada) y/o alternar con períodos de una enorme actividad y entusiasmo, que se van tan rápido como vinieron.
- Dolores y síntomas: puedes tener días en que te duele todo (o partes que van rotando) y luego desaparecen, al igual que síntomas o enfermedades que remiten solas.
- Pérdida de memoria de corto alcance, distracción, descuido: puedes sentirte desorientado, olvidadizo, fuera del mundo, etc.
- Abrumado, irritado, harto: puedes sentirte sobreestimulado y abrumado de cosas, situaciones o personas de baja vibración (noticias, programas, multitudes, comentarios chismosos o malintencionados, gente pesada o nociva, etc.).
- Pérdida de vínculos: puedes estar alejándote o dejando amigos, trabajos, hábitos, etc.
Estas actitudes (sobre todo las últimas) son parte de la transformación que estamos realizando desde la tercera dimensión, desde la Vieja Energía, desde el Ego hacia la quinta dimensión, la Nueva Energía, el Ser. Nos estamos desconectando de lo que conocemos y, como todavía no estamos firmemente anclados en lo nuevo, fluctuamos entre dos mundos. El cuerpo físico es uno de los que más cambios debe realizar y por eso debemos aceptarlo y darle lo que necesita: descanso, cuidado, respeto.
La Nueva Tierra es Presencia en el aquí y ahora, por lo que estamos soltando el pasado de muchas formas y necesitamos un enfoque continuo en la Conciencia del momento, para poder interpretar las señales que el Alma envía a través del cuerpo y de las situaciones cotidianas. De esta forma, no necesitaremos atravesar caóticas y movilizantes situaciones de sufrimiento al límite (típico de la Vieja Energía) para acceder a la conexión con el Ser y a nuestra Esencia luminosa.
Publicado por Laura Foletto en 14:48 0 comentarios
lunes, 16 de marzo de 2015
Tu forma de tomar la vida define lo que encuentres
En mi trabajo con
consultantes, observo cómo muchos de sus problemas tienen que ver con la
normalización de presunciones que son equivocadas y, peor, dañinas.
La mayoría de
ellas son producto del reinado del Ego en la sociedad. Abiertamente, el
Espíritu ya no dirige ni inspira ninguna vida ni emprendimiento. Todo lo que somos y hacemos está impulsado
por intereses materiales. La vida en sí es entonces un drama existencial
sin sustancia y/o una superficialidad consumista. Lo que nos sucede es
una serie de repeticiones incomprensibles y casuales, como si fuésemos hojas en
una tormenta impiadosa. Esta supremacía del Ego sobre el Espíritu, de lo
visible sobre lo invisible, de lo externo sobre lo interno, origina ciertos
supuestos que damos por verdaderos.
Veamos algunos:
·
La vida es acción: como el Ego es un
instrumento del Alma para llevar a cabo sus aprendizajes en este plano, toma
todo como una actividad a realizar, sin buscar la guía ni la motivación
interna. Así, sale a concretar objetivos que le dicta la sociedad; a
tratar de cambiar a los demás o al entorno para sentirse tranquilo y feliz; a
moverse sin sentido o frenéticamente para tapar la frustración y creerse que
así es alguien completo. Con esto, tapa o anula lo que lo hace realmente
único y veraz: su Ser esencial.
·
La vida es lucha: como el Ego está
desconectado de Todo Lo Que Es, percibe el mundo como un lugar peligroso y al
que hay que “sacarle” lo que desea. Los otros son sus enemigos, sus
competidores, tiene que contar con armas para defenderse, debe estar siempre
alerta y en control, exigirse y rendir para subir en el escalafón y que no lo
pasen por encima. Las metáforas son guerreras y conquistadoras.
·
La vida es azar: como el Ego es miope,
sólo ve lo que tiene cerca y no se le ocurre una mirada abarcadora que aprecie
la vida como un diseño sagrado en vista a constituirse en un creador
responsable; por lo tanto, las cosas le “caen”, se “dan”, tiene desgracias o
suerte, hay casualidades, pero nunca son originadas por el poder de libre
elección que cada uno posee.
·
La vida es dualidad: como el Ego se va de
un extremo al otro, no puede considerar las paradojas (cuanto más damos,
más tenemos; la rigidez y el autoritarismo son signos de debilidad; cuando te
entregas, obtienes lo que buscas) ni la trialidad (ni una punta ni la otra ni
el medio: una tercera posición por encima, que engloba todo en una síntesis
sagrada).
·
La vida es sufrimiento: como el Ego no
comprende que los sucesos están motivados por lecciones internas, se aferra al
dolor causado por su ignorancia y lo perpetúa incesantemente, en lugar de
evolucionar y liberar.
Esta forma de
aprendizaje, a través del sufrimiento, ha traído innumerables desgracias a la
Humanidad. Hemos llevado a un extremo insoportable esta modalidad,
esta exploración de la oscuridad de la dualidad, esta inmersión en un cuerpo
físico. Nuestro planeta, en esta dimensión, es una grandiosa
oportunidad para crear a través de un cuerpo, algo enormemente desafiante,
complicado, raro… y preciosamente complejo, placentero, variado, hermoso.
Si bien aprender
por la presión del sufrimiento es una forma rápida y eficiente de obtener
conocimiento por medio de la experiencia, la hemos tomado como la única y la
hemos exagerado demasiado. Basta mirar alrededor para constatar que la
mayoría está eligiendo (sin saberlo) llevarse al límite y sufrir callada o
ruidosamente sus aprendizajes. Estamos en otro tiempo, uno lleno de
nuevos recursos y sencillez. La Conciencia es una forma más
creativa, gozosa, plena, integrativa y luminosa de acceder a niveles cada vez
mayores de evolución.
Publicado por Laura Foletto en 14:13 0 comentarios
lunes, 9 de marzo de 2015
Siete pasos para liberar el pasado
Tenemos
la idea de que la vida es una sucesión de acontecimientos, algunos buenos,
otros malos, que se van sucediendo con poca intervención de nuestra
parte. Aún quienes creen en teoría que no es así, tienden en la práctica
a verse como damnificados de las circunstancias. Es difícil remontar la
forma en que hemos sido educados.
Cuando
comenzamos a experimentar que todo parte de nosotros, lo que más cuesta es
liberar el hecho que provocó el aprendizaje. Supongamos que tuvimos un
suceso muy traumático (un accidente, un aborto, una muerte, un abuso, etc.) o
una vida llena de dolor y carencias. En general, las dos maneras en que
lo manejamos son: víctimas, ya marcadas y dañadas para siempre, o víctimas,
que a fuerza de voluntad y valor, se rehacen.
Otra
forma es ver la vida como un aprendizaje. Esas situaciones fueron convocadas
por nosotros y sirven para enseñarnos determinadas actitudes o visiones o
apreciaciones. Así, pasamos de entidades pasivas a actores activos.
Somos los creadores y podemos elegir cómo deseamos continuar entre múltiples
opciones.
El
problema que subsiste es qué hacemos con lo que produjo ese cambio de
percepción. Comprendemos su significado, pero quedamos atrapados en
las emociones que suscitó el acontecimiento. Estos pasos son
necesarios:
- Relatar: si nunca se ha
hablado de la situación, es fundamental dirigirse a alguien comprensivo o a un
profesional para descargar los sentimientos y escucharse. Es muy
distinto pensar acerca de algo que expresarlo en voz alta y tener un interlocutor
que permita una elaboración.
-
No relatar: si se ha hablado demasiado, es hora de
callar. Por un tiempo, el contar funciona como un “desgaste” de la
circunstancia y permite que se la vaya interpretando y asimilando, hasta
internalizarla y considerarla un hecho significativo, pero sin carga emocional
negativa. Para muchos, esta fase es eterna y en realidad sirve para
volver a traer la situación y, sobre todo, las emociones asociadas. Es
como volver a vivirla inagotablemente. Una vez que hemos comprendido
para qué sucedió, ya es momento de dejar de pensar y de conversar de ello, de
dejarlo en el pasado y no hacerlo presente.
-
Perdonar y perdonarse: cuando entendemos que nos hemos
“contratado” para pasar por ciertas experiencias con otras personas, a fin de
aprender juntas, el perdón es lo que libera los karmas y otorga un nuevo
paso evolutivo. Aunque no lo parezca, es más complicado perdonarse, sobre
todo si se ha implicado a otras personas (hijos, por ejemplo). Debemos
saber que todos nos hemos elegido, no hay inocentes ni culpables.
-
Resignificar la vida: nos hemos contado una historia de
drama y victimización, que ahora podemos reconstruir más compasiva y
amorosamente. Al resolver profundamente para qué hemos venido y asumir
nuestro protagonismo, cambiamos el pasado al declarar una autobiografía
desde otro punto de vista, los que nos autoriza a empoderarnos y valorizarnos.
-
Apreciar el aquí y ahora: cuando vivimos
obsesivamente en el pasado, nos perdemos de los regalos del presente. Cada
día, trae una nueva oportunidad, y solo podemos darnos cuenta y
beneficiarnos de ella cuando soltamos el ayer y atraemos según el nuevo nivel
al que hemos accedido.
- Agradecer y
bendecir:
las quejas, los lamentos y los sufrimientos hacen caer en una espiral de más de
lo mismo, hasta que nos sentimos agotados y vacíos. Aunque cueste al
principio, apreciar cada cosa y cada momento nos expande y nos llena de luz
para iluminar más y más cada aspecto de nuestras vidas.
-
Vivir como Seres Espirituales: los pasos
anteriores son posibles si educamos a nuestro Ego y no lo dejamos
dirigirnos. Él es un instrumento y no lo que somos. Esa visión
pequeña, carente, limitada y victimizada del Ego debe ser reemplazada por una
mirada integrativa y espiritual. La conexión con nuestra Alma nos
llevará a encarnar nuestro potencial y a crear la vida que está disponible para
nosotros. La clave es liberar las experiencias y nutrir los
aprendizajes que nos trajeron, vibrando en el Amor que somos.
Publicado por Laura Foletto en 14:26 0 comentarios
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