miércoles, 30 de diciembre de 2015
Libérate de los condicionamientos funcionales: ¡sé tú!
Hace años, ella
vive en un departamento con alquiler mínimo y en un lugar que ama; dice que
quiere estar en pareja pero tiene sus dudas (sus padres han tenido una relación
malísima siempre). Conoce a alguien de una ciudad cercana, se ponen de
novios, él insiste con ir a vivir juntos. Ella pone sus barreras pero
termina cediendo. Cuando falta poco, descubre que él la ha engañado un
par de veces con alguien y rompe la relación. La infidelidad ha sido
funcional a sus temores.
El término
“funcional” tiene relación con lo que sirve a determinado propósito. En términos psicológicos, algunas
situaciones o personas lo son con respecto a los conflictos, miedos y
resistencias que albergamos, generalmente de manera inconciente. Nos
valemos de ellas para no hacer frente a lo que nos cuesta y las usamos de
excusas.
A veces, actitudes
internas también lo son. Una paciente se queja de que no asciende en su
trabajo y le echa la culpa a que “hay algo malo en ella”, a que no es
suficiente o que le falta algo (que supuestamente los demás sí tienen).
Lo repite frecuentemente, como una condena que arrastra sin solución.
Explorando, resulta que el problema reside en que es tan exigente consigo misma
que cree que tiene que saber todo o hacer todo a la perfección casi por ósmosis,
sin pasar por el aprendizaje o sin equivocarse si lo hace, lo cual la paraliza
y estanca. Es una idea que ha tomado de niña, relacionada con la
ilusión de que si es perfecta los demás no la rechazarán, la reconocerán y
amarán sin condiciones. Obviamente, eso no resiste un análisis adulto
pero es un concepto tan enquistado inconcientemente que no se revela hasta que
surge en terapia. Su concepción de insuficiencia ha sido funcional a
su miedo a conocerse y crecer. Ahora, puede trabajar en su confianza
interior, en reconocer la necesidad del proceso de aprendizaje (y de los
errores que seguramente cometerá), en la aceptación de los aspectos oscuros que
tiene y en que no existe la perfección sino una imperfecta aproximación a la
plenitud y la maravilla de Ser.
Todos lidiamos
con lo que nos es funcional a nuestras resistencias a evolucionar. Puede ser una pareja que nos limita;
un jefe que nos rebaja; un status social que nos disminuye; unos padres que nos
maltrataron; una equivocación que nos degrada; un país que no da posibilidades;
una enfermedad que nos restringe. Cualquier cosa es funcional para
echarle la culpa y quedarnos en una situación que nos resulta cómoda y
conocida.
En el otro
extremo, algunos no pueden parar de hacer y cambiar. La sociedad premia a quienes están
constantemente en movimiento y transformación. También sufren de
sobreexigencia y falta de autoestima pero no se nota porque siempre están
logrando metas y persiguiendo otras. Parece ser que nadie está feliz
con ser quien es ni con lo que hace y tiene. Es necesario más.
Los imperativos sociales son funcionales a la insatisfacción interior.
¿Cuál es el
punto intermedio entre vacua conformidad e inútil aceleración? Una centración personal que acepta
las cualidades y aprende de los desafíos, reinterpretando el pasado, disfrutando
el presente y confiando en el futuro. Con una espiritualidad arraigada en
la vida cotidiana, sabiendo leer los signos del tiempo que vivimos.
Reconociendo las trampas de lo funcional y trabajando en lo que es propio,
auténtico, original. No podemos ser otra cosa que lo que somos y ello
es precioso, íntegro y esencial. En este año que finaliza, liberemos
lo que nos impide reconocernos como seres humanos divinos. ¡Lo merecemos!
Publicado por Laura Foletto en 11:31 0 comentarios
jueves, 24 de diciembre de 2015
miércoles, 16 de diciembre de 2015
Cómo expresarnos para no repetir el pasado
Desde hace bastante, tengo un inconveniente con
unas filtraciones en mi departamento. A
raíz de renovaciones que hice, mis amigos comenzaron a preguntarme por ellas y
a darme consejos o a enojarse por el tiempo que se toman en repararlas. Invariablemente, les decía que no quería
hablar del tema y que charlemos de otras cosas más lindas. Uno de ellos, extrañado, me preguntó porqué
hacia eso. Le respondí que hablar sobre un asunto que me incomodaba no lo
arreglaba sino que me ponía peor. Yo
había hecho lo que debía y solo me restaba esperar que se solucionara. Indignarme, victimizarme, criticar, sentirme
mal no contribuía en nada a eso.
Aprendí esta conducta hace mucho, cuando comprendí que arruinaba mi presente trayendo
un pasado aciago. Hace poco, le
comenté brevemente a una reciente amiga sobre un problema que estaba
atravesando y ella me dijo que no se notaba, que yo siempre parecía estar
bien. Le contesté que yo estaba bien en
ese momento, estando con ella, disfrutando el hermoso paseo: ¿por qué iba a malograrlo?
Creemos
que hablando de algo lo solucionamos o lo “gastamos” hasta que no lo sentimos
más. Lo primero
no es cierto, a menos que lo hagamos desde
la conciencia y que, conversando con una persona neutra o abierta a
escuchar, encontremos una solución posible.
Lo segundo es real al comienzo, como una forma de aceptar y normalizar
algún suceso, pero no sirve a la larga.
Traer las emociones asociadas (miedo, enojo, tristeza, ansiedad, etc.) a
hechos del pasado o que todavía no se deciden abate las posibilidades del
presente y retrasan su resolución.
Hablar es
la segunda forma de creación (pensamiento/palabra/obra). Cuando hablamos mucho sobre algo,
eventualmente lo terminamos creando. Y
muchas veces, lo re-creamos: lo hacemos real de nuevo al contarlo. Por ello, es
bueno cuidar nuestra expresión. Esto
también implica cuidar con quiénes nos comunicamos. Hay personas que viven quejándose, buscando
una oreja en donde verter su mala onda, lo cual no es gratuito ya que en algún
momento nos afectará perjudicialmente. Y
nunca es más cierto que cuando estamos atravesando una mala situación:
juntarnos con personas negativas y lamentarnos de lo mal que está el mundo no colaborará a
salir de ella.
He pasado circunstancias muy duras en el pasado y
prefería reunirme con personas alegres, positivas, en circunstancias de placer,
porque ello me recargaba para continuar.
Es más, después de un breve “informe de situación”, le encontraba la
veta graciosa al tema hasta que terminaba riéndome de todo. Esto no
significaba negar o esconder las demás emociones. Era muy conciente del dolor, de la tristeza,
del temor, del estrés que sentía.
Simplemente, no dejaba que mi vida se redujera a ellos y buscaba
momentos en que los demás se hicieran presentes y me recordaran que eso también
pasaría, que encontraría una salida o simplemente que la vida es un coctel de
muchos ingredientes.
Aquí también se dirime el asunto de cómo contar las
cosas. Cuando estabilicé mi vida
emocional y encontré la paz de ser yo misma, me di cuenta de que describía esa
armonía desde el lugar de “¡cuánto me
costó!”. Eso implicaba, en el fondo,
que volvería a atraer situaciones de sufrimiento y esfuerzo para poder
superarlas y sentir que yo valía por eso o que ese era el precio de la
paz. Decidí dejar atrás todo ello y
evolucionar a través de la conciencia, apreciando cada momento. Hoy, podría decir que mi pasado es
inexistente, en el sentido de que no influye en mi presente. Todo se borró y no tengo más que
agradecimiento por cualquier cosa que hubiera sucedido.
“Hablar
es gratis” se dice. No lo es. Darle entidad a nuestros pensamientos y
emociones al expresarlas oralmente o por escrito tiene sus consecuencias. Elijamos cuál deseamos que sea nuestro paisaje
cotidiano. Pintar con colores oscuros o luminosos es nuestra decisión. Mostrarnos como seres en continua lucha,
enojados, frustrados, temerosos, volverá a nosotros como un bumerang y no nos
dejará ver que también somos seres valientes, hermosos, creativos, concientes,
alegres. Esto no significa aislarnos y
vivir en un mundo de fantasía. Significa
ver todo el panorama y elegir a qué y a quiénes daremos nuestra atención y
energía. Creemos un mundo amable para nosotros y los demás.
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miércoles, 18 de noviembre de 2015
La productividad nos impide nuestro derecho a Ser
En los años ´30, en Occidente, se originó un enorme cambio
económico, social y cultural. La producción se transformó en el
gran objetivo y la fisiología se desplazó de la comodidad al esfuerzo.
Había que “rendir”, en largas horas de encierro y monotonía, en condiciones
estresantes, corriendo contra el reloj. Ya no había lugar para el tiempo,
el placer y la creatividad de una labor artesanal; todo debía ser
rápido, uniforme y racional. El cuerpo pasó de una estética blanda y
sensible (recuerda las “gordas” de Rubens) hacia una de líneas delgadas y
estrechas, con fuertes contracciones en el abdomen y la pelvis. ¡Adiós,
sensualidad!, ¡hola, productividad!
Es paradójico que, cuando esta idea se instaló, se creyó que
la humanidad tendría mucho más tiempo para el ocio, ya que las máquinas harían
su labor. La realidad es que nos convertimos en otra máquina.
George Bataille, antropólogo francés, escribió que el hombre afirma su
condición de ser mediante el trabajo, pero que ese mismo trabajo también le niega
la satisfacción inmediata del deseo. Subordina el presente al futuro y
exorciza el miedo a la muerte. La
vida cotidiana se limita a reproducirse para perdurar. Bataille exhorta a
recobrar la animalidad negada (el cuerpo, diría yo) y la santidad del mal,
instancia que reivindica como otra dimensión de la experiencia humana (lee el
último Boletín). Él cree que el hombre se define como tal cuando niega
este orden de trabajo y ley: "Sólo cuando los humanos somos capaces de
afirmar y mostrar una in-humanidad valerosa y soberana que no teme a
la muerte y capaz de hacer del presente un fin, sólo entonces descubrimos parte
de nuestra verdadera humanidad y exploramos otra posible experiencia
vital. Es esta afirmación de soberanía del ser lo que hace posible fenómenos
heterogéneos y soberanos como el juego, la fiesta, el sacrificio, el
erotismo, el arte..., es decir, la manifestación de la inutilidad frente a
la utilidad, la noción de gasto, de derroche, de pérdida frente a la
ganancia."
Una paciente me contaba que había
pasado un día relajado, yendo a comer con unas amigas y luego ordenando
algunas cosas en su casa, mientras escuchaba música. Lo hacía con un tono
culposo, por lo que le pregunté cómo se sentía y me contestó que le parecía
raro, porque no había hecho nada muy “productivo”. Cada vez más, escucho
este tipo de aseveración: hemos perdido la noción de simplemente ser y estar;
no solo debemos hacer continuamente, sino que además tiene que estar vinculado
a la eficiencia y al tiempo, como una línea de producción.
Lo que no tiene relación con ello lo asimilamos a derroche, a una pérdida de
ganancia, como dice Bataille.
Justamente, el tiempo ha
pasado a ser el nuevo medidor de riqueza, no el dinero. Estamos condenados
a una actividad incesante y ya apenas si quedan algunos días al año (en las
vacaciones) para el ocio. Y, cuando suceden, nos angustiamos. No
sabemos estar en silencio, inactivos, vacíos, observadores, sintientes.
Quizás, esa es la razón de tanta productividad y consumismo: una huida de
ese Ser que no conocemos ni exploramos. Sin embargo, todo lo que vale
lo tiene como origen. Lo esencial, lo verdadero, lo placentero, lo real
está relacionado con lo que somos, no solamente con lo que hacemos.
Hacer lo que somos sería una síntesis ideal. Cuando nos concentramos en nosotros y en
nuestro deseo del corazón, nuestro proyecto es una extensión de nosotros
mismos, es nuestro SER EN
ACCIÓN. Desde aquí, partimos de los dones, de los recursos, del
potencial interior, lo que asegura que ya contamos con un material precioso:
nosotros mismos. Si nos comparamos con otros, si tomamos recetas
prestadas, si seguimos un modelo exterior, fallaremos porque no estamos siendo
fieles a nuestra esencia, la cual trae todo lo que necesitamos para este camino
en esta vida.
También, atrae
lo que precisa para desarrollar ese camino. Si confiamos en ella, encontrará las
personas, el dinero, las posibilidades para concretarse en tiempo y
forma. ¿Tendremos problemas? Tendremos desafíos cada tanto, que
son nuestros aprendizajes del alma. Los tomamos, los solucionamos y
continuamos.
A esto agreguémosle tiempos
inactivos solo para conectarnos con nosotros mismos, la Naturaleza, la Vida,
con Todo Lo Que Es. Respirar y percibir. Sentir el cuerpo y
abrirnos. Estar y expandirnos. Conectarnos y existir. Nada
más. ¿Cierras los ojos y lo intentas? ¿Ahora?
Publicado por Laura Foletto en 17:05 0 comentarios
miércoles, 11 de noviembre de 2015
¿Qué es ser espiritual? Un proceso abrumador...
¿Qué es ser espiritual? Lo relacionamos con religiones, meditaciones, ciertas prácticas, portarse de una determinada forma (comer, vestirse, hablar “típicamente”), vivir solo o en comunidades, etc. En lo más básico, con Dios. Entonces, si fuera así, todo es espiritual. Si todo fue creado por Dios y Él está en todo, no hay nada que no sea espiritual.
Esto rompe la idea comúnmente sostenida de que lo material (incluido el cuerpo) no lo es. Esta concepción descansa en la dualidad: lo material y lo espiritual se impugnan mutuamente. Así, lo positivo y lo negativo, el bien y el mal luchan dentro nuestro para alcanzar esa espiritualidad tan esquiva. Nos agotamos tratando de conquistar uno y de rechazar al otro… ¡inútil tarea!
Creo que la espiritualidad (sobre todo en estos momentos) está relacionada con la completitud, con la comprensión de que el supuesto mal es una instancia que complementa, fortalece y profundiza el bien. Las personas que son solo buenas, que no ven o rechazan lo negativo dentro de ellas tienden a atraer lo malo o a ser explotadas, a fin de que entiendan la dinámica y se enriquezcan. Necesitan aprender a poner límites, a pensar en sí mismas, a afirmarse, a interrelacionarse dentro de la igualdad.
Los estados mentales y las emociones caen dentro de esta situación: algunos son buenos y otros malos. Esto ocasiona un tremendo daño, ya que cada uno tiene un propósito superior y nos ayudan a gestionar nuestra psiquis. La tristeza nos permite hacer el duelo y recomponernos para comenzar otra vez. Si no la permitimos porque debemos estar bien y/o alegres, las consecuencias serán peores al tiempo. Amemos el enojo, el miedo, las contradicciones, démosle espacio dentro nuestro escuchando sus razones y podremos integrarlos desde su contrapartida. Si asumimos la ira, será posible protegernos, respetarnos y usar su fuerza serenamente hacia mejores rumbos.
Uno de los problemas comunes en esta época es el colapso de la ilusión de que ser espiritual o alcanzar la iluminación o entrar en la Nueva Energía o lo que sea es un proceso “mágico”, precedido de meditaciones, cantos y pensamientos positivos, en el que seremos calmados, compasivos, abundantes, mejores y felices. Nada de eso. Es una evolución agotadora y enormemente movilizante, en la que pasamos por toda clase de humores y cambios. Es la desarticulación de la dualidad, de lo que consideramos bueno y malo, mentira y verdad, común y extraordinario, material y espiritual, realidad e ilusión, individual y universal, luz y oscuridad. Y no solo como conceptos sino en lo concreto: en las relaciones, en el trabajo, en la vida interior y exterior.
No hay nada que no sea removido, expuesto, limpiado, a fin de ser disuelto y liberado. No podemos entrar en lo nuevo arrastrando lo viejo, ni haciendo desde los antiguos parámetros. Y es difícil porque, entre todos, estamos creando las bases para ello; no hay mucho cimentado todavía. Algunas sugerencias:
- trabaja en integrar la totalidad;
- acepta tus estados de ánimo y encuentra lo bueno en lo malo;
- no resistas y aprende a fluir;
- suelta el control y confía (requisito fundamental);
- deja ir lo que se debe ir, ya que no podrás retenerlo;
- vive en el presente, en el aquí y ahora;
- encuentra nuevas formas de ser y hacer, más simples, eficientes, conectadas y amorosas.
En la misma medida en que este proceso es abrumador también es satisfactorio, pleno y esencialmente tuyo, personal e intransferible. Eres espiritual, o sea humano divino. Reconoce tu origen y vívelo. Aquí estoy para transitarlo juntos.
Publicado por Laura Foletto en 11:43 0 comentarios
miércoles, 4 de noviembre de 2015
Alimentación y Nutrición no es lo mismo
Cuando tenía veintidós años, tuve un par de cólicos hepáticos, junto con muchos problemas digestivos. Un cirujano me quiso operar y un médico me dijo que tendría que tomar pastillas siempre. No hice ninguna de las dos cosas y me dediqué a investigar sobre nutrición. En estos casi cuarenta años, he conocido toda clase de modas y teorías, pero nunca el tema ha sido tan masivo como ahora.
Alimentos mágicos, alimentos demonizados, hipótesis conspirativas, creencias evolutivas contrapuestas, fanatismos varios, abundancia de información no siempre verdadera, son moneda corriente de este submundo que involucra una necesidad real (alimentarnos) con otras necesidades más difíciles de evaluar (emocionales, culturales, económicas, etc.).
Un aspecto que se ha incrementado es la suposición de que la comida arreglará… todo. Desde síntomas comunes a enfermedades mortales, desde el ánimo a la calidad de vida, para cualquier cosa hay un alimento o una teoría que repara la máquina y permite que siga funcionando sin inconvenientes. El problema es que el cuerpo no es una máquina, es una metáfora. Manifiesta lo que sucede en los niveles emocionales, mentales y kármicos. En su aspecto más físico, es cierto que funciona mejor con determinada nutrición pero eso no lo salva de la incidencia de lo que sentimos, pensamos o hacemos. Todos conocemos personas jóvenes que se han alimentado sano y hecho deportes y que han fallecido de ataques cardíacos o cáncer y personas que han comido de todo y han sido sedentarios que tienen noventa años y están bien. Los conflictos internos, el sentido de la vida, el destino, la muerte, muchas cosas no se solucionan con comida.
Creo que una de las razones por las que tanta gente se obsesiona con este tema es que brinda un falso sentido de control: “si controlo la comida, tengo el resto dominado”. Es algo inconciente, bien estudiado en la anorexia y la obesidad, pero que ahora se ha extendido al resto. Un mundo más veloz y convulsionado, el estrés, la incertidumbre, los modelos exigentes lo han incrementado notablemente. Los medios y las editoriales lo han advertido y bombardean constantemente con noticias no siempre veraces ni documentadas, sobre todo en Internet. Hay una constante que advertí hace mucho: dan una larguísima lista de síntomas (alguno tendremos) que supuestamente produce determinada sustancia o hábito (parásitos, azúcar, acidez, carnes, hidratos, etc.) y la mágica solución.
Obviamente, la industria ha desnaturalizado la nutrición pero tampoco podemos volver a las cavernas como si no hubiéramos evolucionado en tantos siglos. No somos animales, somos humanos. Humanos divinos. Una conciencia plena, una espiritualidad enraizada, una alegría de vivir, unos vínculos saludables, un amor por nosotros mismos y por los demás es parte del ADN que compartimos y la verdadera fuente de bienestar y salud. Simplificar nuestra herencia maravillosa y sus desafíos a una sola variable (sea cual sea) nos debilita y menoscaba. Al integrar cuerpo, mente y alma, estamos dando un paso adelante en la evolución.
El alimento no es solo la comida. Nos nutrimos de ideas, sentimientos, arte, naturaleza, relaciones, aprendizajes, experiencias, proyectos, obras, amor. Cuidar lo que introducimos a nuestra mente y a nuestros corazones es más importante que lo que introducimos a nuestra boca. Cuidarnos es amarnos. Amemos todo lo que somos y viviremos sanos el tiempo que tenemos asignado. Porque la muerte nos llegará a todos y aceptar este hecho también nos permitirá valorar la vida, sin miedos ni encubrimientos. Nutramos nuestra alma.
Publicado por Laura Foletto en 13:52 0 comentarios
miércoles, 28 de octubre de 2015
Casualidad o causalidad: lo que decidas te define
¿La vida es una casualidad? ¿No pediste nacer de estos padres, en este
país, en este ambiente? ¿Por culpa de
esas circunstancias externas, tú eres como eres? ¿Por un capricho del destino, has tenido
determinados accidentes, problemas y encuentros? ¿Lo que puedes optar es muy poco, porque casi
todo es un azar que te arrastra sin control?
¿La vida es una causalidad? ¿Decidiste tener estos padres en este entorno
porque te darán las oportunidades de desarrollar los aprendizajes y vivencias
que deseas atravesar en esta vida? ¿Has
determinado encontrarte con ciertas personas para la mejor evolución de
todos? ¿Lo que te sucede es consecuencia
de tus elecciones y, por lo tanto, puedes cambiarlo?
¿Qué crees? Lo que decidas
definirá tu vida, no lo que es. Si llueve y te enojas o te alegras, seguirá
lloviendo pero tú te sentirás distinto.
De la misma forma, el “sistema” que rige la Vida continuará, pero la
forma en la que lo interpretes delimitará la forma en la que lo
experimentas. Como en el viejo cuento
del hombre que va a ver a un abogado por una demanda: al preguntarle si tiene
oportunidades de éxito, el profesional le señala una pared llena de textos y le
dice: “todos estos libros se lo aseguran”.
Al perder el juicio, el cliente furioso le increpa al abogado y este le
muestra otra pared y le responde: “no le dije que todos estos otros libros se
lo niegan”. Cada teoría tiene sus defensores y detractores. Puedes discutir eternamente acerca de la
casualidad o la causalidad pero lo que no puedes es ser indiferente.
En este
mundo veloz, pocas personas se toman el tiempo de reflexionar acerca de estas
cuestiones. El problema es que ellas
influyen muchísimo en quien eres y cómo vives.
La sociedad occidental y cristiana no cree en la causalidad, por
ejemplo. Esto afecta tu visión del mundo
directamente porque das por supuesto ciertas cosas que pueden ser de otra
manera. Si hubieras nacido en la India,
tendrías otras convicciones. La clave es desapegarte de tu contexto y
pensar por ti mismo. ¡Qué trabajo!
Acostumbramos tragar cualquier cosa previamente masticada por otros sin
chistar porque es más fácil, pero puede ser muy indigesto ya que eso no
contempla tu propio cuerpo y sus necesidades.
Una
excusa común es que, como no sabemos, es mejor no pensar. ¿Conoces cómo funciona la electricidad? La mayoría no lo sabe, lo cual no le impide
usarla de mil formas distintas. Supongamos
que es una cuestión de dogma: creer en ella o no, ¿cambiaría su
existencia? Si pones un dedo en un
enchufe, te electrocutarías igual. Todo sigue siendo lo que es, pero tu
definición hace que uses ese conocimiento para tu mayor bien.
Lo mismo
sucede con otros temas ríspidos como la reencarnación, la ilusión de lo
material o Dios. Sin entrar a discutir
su existencia o no, lo que concluyas acerca de ello modificará tu vida
sustancialmente. Hay una enorme
diferencia entre pensarte como una hoja en la tormenta, manejada por invisibles
vientos más allá de tu control, o como un ser multidimensional, con un propósito
divino, guiado y protegido. Hay un gran
contraste entre concebir que tienes una sola vida o muchas oportunidades de
aprendizaje y evolución. Y otro mayor
entre entender que continúas luego de la muerte o que todo se acabó ahí.
Ninguno
es bueno o malo. Incluso cierto o
falso. ¿Quién eres tú para determinarlo?
Justamente, tú eres el que vive esta existencia, el que llora y ríe, el
que sueña y se desilusiona, el que se alegra y se enoja, el que busca abrirse a
su esencia y vivir de acuerdo a ella, sin mandatos ni condicionamientos
externos. Comprendí eso hace muchísimos
años, cuando me di cuenta de que era un “bicho raro” y que las consecuencias de
mis decisiones las iba a vivir yo y no quienes me criticaban. Así, resolví
continuar pensando por mí misma y ser fiel a lo que creía. Esa crucial solución clausuró la oposición en
mi interior y en el exterior: finalmente, lo de afuera es un espejo de lo de
adentro (otro paradigma discutido). ¿Qué decides tú?
Publicado por Laura Foletto en 12:33 0 comentarios
martes, 20 de octubre de 2015
Eres importante: ¡cuídate!
Si sé que determinada comida me cae mal, ¿por qué
la como? Si conoces los peligros del
cigarrillo, ¿por qué fumas? Si sabemos
que las emociones desbordadas nos perjudican, ¿por qué nos dejamos llevar sin
intervenir? ¿El sufrimiento es más
interesante que el placer? ¿Tánatos es
más fuerte que Eros? ¿El mal supera al
bien?
Debe haber muchas explicaciones pero el último tema
es particularmente desafiante. Aunque
pregonamos (con las religiones asegurándolo) que Dios es Amor y triunfa ante
todo, en la realidad creemos que la maldad tiene mucha más fuerza que la
bondad. Tememos a las expresiones de
crueldad. Los mansos son buenudos y
terminan siendo usados. Escondemos,
negamos o enmascaramos las facetas negativas pero las sacamos a relucir cuando
las necesitamos. Vivimos en la
hipocresía y la pagamos con culpas, castigos y enfermedades.
Confundimos
firmeza con autoritarismo y aceptación con cobardía, serenidad con vacío y
alegría con diversión. La adrenalina del peligro y el estrés, de la
emocionalidad y la volubilidad nos hace pensar que estamos “vivos” y que somos
libres y decididos, cuando en verdad somos prisioneros de mandatos,
publicidades e inseguridades. Al no
aceptar el combo completo, terminamos siendo menos de lo que somos y entonces
la brújula que determina qué es beneficioso y qué es dañino se acaba
estropeando.
Si no, ¿cómo es posible que aguantemos años en
trabajo y/o parejas que nos menoscaban y angustian? Nos conformamos con lo que nos “tocó”, en una
resignación que nos disminuye. La falta
de autoestima y propósito parece ser una situación inefable de nuestra
condición humana. En una sociedad
consumista, somos lo que compramos y el estado interior es una quimera que no
interesa. Sin embargo… aquí estamos…
anhelando la plenitud, la completitud, la integración…
¿Cómo comenzar?
Para poder amarnos, debemos
cuidarnos. Hemos sistematizado el
maltrato, el sacrificio, la ofensa, la humillación hacia nosotros mismos y
hacia otros y de otros hacia nosotros.
Está tan arraigado que nos cuesta darnos cuenta de que muchas conductas
cotidianas socavan nuestro amor propio y nuestras posibilidades de felicidad y
creatividad. Voy a listar algunas:
-
Comer de más o de menos o
lo que nos hace mal; dormir poco o mucho o mal; no tomar descansos; trabajar
sin organización ni cuidado.
-
Creer que la alegría y la
plenitud pasan por la diversión desenfrenada, las compras, el alcohol o las
drogas.
-
Exigirnos, disminuirnos,
ser perfeccionistas, denigrarnos.
-
Tener pensamientos
negativos constantemente; desbordarnos sin aprender a manejar las emociones;
estar descentrados, corriendo de una idea a otra o de una persona a otra.
-
Victimizarnos,
sacrificarnos, opacarnos para que otros brillen.
-
Normalizar la violencia, la
agresión, el insulto, la falta de respeto.
-
No tener objetivos, sueños,
propósitos; no desplegar el potencial que traemos; creernos menos que los demás
o sin sentido.
-
Culpar a los padres, al
origen social, a las desgracias pasadas, al carácter, a los demás, a lo que
sea, por lo que nos sucede, sin tomar responsabilidad.
-
Querer cambiar a otros;
hacerlos sentir culpables o malos; generar discordia, chismes.
-
Evolucionar a través del
sufrimiento y la lucha; no usar la conciencia y la guía del Ser.
¿Y qué
puedes hacer?
-
Cuida tu cuerpo. Libéralo de las cargas psicológicas que se
transforman en síntomas y enfermedades, habla con él, confía en que puede
autorregularse y sanarse. Mímalo,
consiéntelo, respira, busca lo que le hace bien, dale descanso y placer (estará
-
contigo hasta tu último suspiro, es el traje
biokármico que te conecta con tu Ser interior y con Todo Lo Que Es).
-
Acéptate, descúbrete,
ámate, cree en ti, suelta tu potencial.
-
Elige claramente cómo
quieres vivir y trabaja en ello, confiando en que lo lograrás.
-
Comparte, colabora,
participa, acompaña, ama, sin perderte y sin invadir.
-
Siéntete una chispa de Luz,
con un propósito divino, guiado y protegido siempre.
Publicado por Laura Foletto en 12:39 0 comentarios
martes, 13 de octubre de 2015
Meditación para enraizar y expandir la Energía
Con el propósito de brindar recursos para alinearnos con estos nuevos
tiempos, he editado tres ejercicios de Jennifer Hoffman (canalizadora del
Arcángel Miguel) en uno solo. Los he hecho y se los he dirigido a mis
consultantes durante años, porque son básicos y sumamente beneficiosos, pero
aquí están claramente expresados así que aprovecharé su explicación.
Sería útil que los grabes y los escuches, hasta que te sea tan fácil que los
realices en un momento, cuando los necesites o los desees.
Explicación de los tres ejercicios:
Ejercicio 1: Ejercicio de enraizamiento para volver a tu centro.
Con él, podrás traer la energía de la Tierra y de la matriz cristalina a
tu cuerpo y, con la combinación de ambas, podrás crear un escudo protector de
energía de luz equilibrada y arraigada. Puedes realizar esta meditación siempre
que te encuentres estresado, ansioso, preocupado, enfadado, o si sientes que
has perdido el equilibrio.
Ejercicio 2: Ejercicio de expansión del campo de energía
Con este ejercicio, aprenderás como expandir tu campo de energía, porque con un campo expandido de energía podrás recibir más energía de frecuencias más elevadas. Cuanto más grande puedas hacer tu contenedor energético, al aprender cómo expandir tu campo de energía, más fácil te será recibir energía y manifestar aspectos mayores de tu potencial, porque podrás acceder a nuevas frecuencias energéticas y vibraciones que harán posibles nuevas oportunidades.
Con este ejercicio, aprenderás como expandir tu campo de energía, porque con un campo expandido de energía podrás recibir más energía de frecuencias más elevadas. Cuanto más grande puedas hacer tu contenedor energético, al aprender cómo expandir tu campo de energía, más fácil te será recibir energía y manifestar aspectos mayores de tu potencial, porque podrás acceder a nuevas frecuencias energéticas y vibraciones que harán posibles nuevas oportunidades.
Únicamente podemos trabajar con la energía que se corresponde en
frecuencia y vibración con nuestra propia energía, y siempre al mismo nivel que
nuestro propio potencial. Por lo tanto, en ningún caso vas a trabajar con
energías con las que no estés familiarizado o con las que pudieras sentirte
incómodo.
Ejercicio 3: Afirmación para la activación del Poder Divino
“Yo soy divinamente guiado. Yo estoy conectado, estoy seguro y protegido
en todos los sentidos, en todas las cosas.” Analicémosla ahora con detenimiento:
-
“Yo
soy”. No se trata simplemente del comienzo de una frase. Cada vez que decimos
“Yo soy”, se inicia un movimiento de energía. Por lo tanto, sea lo que sea que
digamos a continuación de “Yo soy”, estaremos iniciando un movimiento en esa
área; es importante que utilicemos esas palabras con atención.
-
“Divinamente
guiado”. Aquí, el término “divinidad” se refiere a la totalidad, más que a la
sacralidad o a lo sagrado. No se trata de tener que ser especiales, de tener
que estar absolutamente conectados con la Fuente o entregados a lo sagrado.
“Divino”, en realidad, quiere decir que el centro espiritual se ha activado, de
manera que podamos incluir nuestra divinidad en nuestro yo humano. Así, dejamos
de vernos únicamente como un ser humano que hace, para conectar también con la
parte de nosotros que es espiritual. Nuestra guía divina no nos dice lo
que debemos hacer; siempre actúa dentro del marco de nuestro libre albedrío.
Por consiguiente, al decir “divinamente guiado”, afirmamos que, al avanzar
hacia adelante, las intuiciones y mensajes que nos llegarán serán la combinación
de nuestro libre albedrío humano junto con el aspecto divino que todos llevamos
dentro.
-
“Yo
estoy conectado”. Significa que siempre existe una conexión entre tú y Dios, la
Fuente, o como quieras llamar al Creador del Universo. Y esa conexión no puede
romperse, aunque la ignoremos o no le prestemos atención alguna; siempre
recurriremos a ella en los momentos de necesidad, cuando queramos pedir
ayuda. Sin embargo, es mejor que mantengamos esa conexión de manera
fluida y continua, para que siempre podamos recordar que nuestra guía interna
se encuentra a nuestra disposición, que es parte de nosotros y que se activa
gracias a esa conexión.
-
“Seguro
y protegido”. Cuando nos mantenemos conectados y recordamos nuestra guía
divina, nos sentiremos seguros, a salvo, y sabremos que alguien cuida de
nosotros. De nuevo, nuestra guía divina siempre respetará nuestra libertad de
elección y no actuará sin nuestro consentimiento: su único propósito es el de
ayudarnos durante nuestro viaje. También tendremos protección espiritual si la
pedimos y decidimos usarla. Quizá su finalidad no consista exclusivamente en
ocuparse de que jamás nada nos haga daño, aunque sí puede impedir que nos
perjudiquemos a nosotros mismos. Esto no significa que podamos utilizarla como
excusa para hacer cualquier cosa. Más bien se encargará de que, ante cualquier
situación, y ocurra lo que ocurra, dispongamos de las herramientas y los
recursos necesarios que nos ayudarán a encontrar el camino para salir adelante
de la mejor manera posible.
-
“En
todos los sentidos”. El Universo nunca juzga; no le importa si necesitas un
vaso de agua porque tienes sed o si necesitas una nueva casa porque necesitas
un lugar donde vivir. Olvidamos que, en un Universo que no juzga, todas las
cosas tienen la misma relevancia y son igualmente importantes. Por tanto,
recuerda que estás a salvo y estás protegido, que eres guiado y ayudado de
todas las maneras posibles. Eso significa que, cuando te permitas hacer
milagros, todo será posible para tí y que todos los caminos te ayudarán a hacer
realidad tus intenciones y ponerlas a tu alcance.
-
“En
todas las cosas”. En todas las cuestiones y aspectos de nuestra existencia.
Nada es demasiado mundano o demasiado importante; la energía que vamos a
activar dirigirá toda nuestra vida, y estaremos seguros de que nuestra
intención más elevada siempre se cumplirá. En todas las cosas quiere decir en
absolutamente todo. No olvides pedir guía y dirección, de utilizar todos
tus recursos espirituales en cualquier área de tu cotidianeidad en que te
sientas incómodo, tengas dudas o temores. La energía y las leyes
universales lo abarcan todo; nada es demasiado insignificante y no hay nada que
no pueda resolverse desde el plano espiritual.
Digo esta afirmación todos los días, cien veces al día. La canto como
una canción, me la repito mi misma para recordarme que soy divinamente guiada,
que estoy segura y protegida en todos los sentidos, en todas las cosas.
EJERCICIO DE ENRAIZAMIENTO, EXPANSIÓN DE ENERGÍA Y
AFIRMACIÓN
-
Siéntate
con la espalda recta, con los pies bien asentados en el suelo y las manos
suavemente apoyadas en el regazo.
-
Toma
una inhalación profunda y comienza a relajarte, con la intención de enraizar,
centrar y equilibrar tu energía.
-
En la
siguiente inhalación, vas a sentir la Tierra bajo tus pies. Imagina que
unas raíces salen de la planta de los pies para adentrarse en el interior de la
Tierra. A través de esas raíces, vas a traer la energía de la Tierra hasta los
pies, las piernas, hasta las caderas, el vientre, hasta llegar a tu centro del
corazón.
-
Haz una
pausa y, al exhalar, imagina un rayo de luz de la longitud de tus brazos que
comienza a rodearte, por delante y por detrás. Puedes hacer el rayo tan
grande o tan pequeño como desees; puede ser como una línea delgada que creas a
tu alrededor o como una inmensa esfera que te cubre completamente.
-
En la
siguiente inhalación, lleva la atención a la coronilla y puedes imaginar que se
abre tanto como desees. Visualiza entonces la matriz cristalina, esa red
energía que se encuentra por encima de tu cabeza, imaginando que vierte su
energía hasta tu coronilla, y que va descendiendo por tu cabeza, tu cara,
cuello, hasta llegar al centro corazón, en el centro del pecho.
-
Haz una
pausa durante unos momentos, y con una larga exhalación, imagina que sale de tu
corazón un rayo de luz de la longitud de tus brazos y que te envuelve
completamente en un círculo que, de nuevo, puede ser tan pequeño o tan grande
como quieras imaginar.
-
En la
siguiente inhalación, imagina que entra por tus pies la energía de la
Tierra, al mismo tiempo que la energía de la matriz cristalina entra
por la coronilla, y visualiza como ambas se reúnen en tu corazón. Al exhalar,
visualiza de nuevo el rayo de luz de la longitud de tus brazos que te envuelve
completamente en una esfera, tan grande o tan pequeña como desees. Puede ser
diminuta, como un pequeño donut, o como un inmenso capullo de protección que te
rodea.
-
Siéntete
como el punto de encuentro entre la matriz cristalina por encima de tu cabeza y
la Tierra bajo tus pies. Realiza cualquier ajuste que consideres necesario para
que tu energía esté perfectamente equilibrada y centrada, y para que tu parte
humana y tu parte divina estén en armonía, lo material y lo espiritual, la
tierra y el cielo.
-
Vuelve
tu atención a la coronilla y permite que siga fluyendo energía hacia tu
corazón, hasta que lo sientas muy brillante y completamente expandido. Inhala y
exhala, y al inhalar, sigue permitiendo que llegue más y más energía hasta el
corazón. Continúa llenándolo, hasta que tengas la sensación de que ya no
podrías añadir ni un milímetro más de luz.
-
Una vez
que tu corazón esté repleto de luz, al exhalar, vas a expandir esa energía por
todo tu cuerpo. Siente cómo llega hasta tu cabeza, tus oídos; cómo baja por tu
cuello, por tus brazos, y sigue descendiendo por tu pecho, tus caderas,
rodillas, hasta llegar a los pies. Recuerda inhalar y exhalar profundamente todo
el tiempo.
-
Cuando
tengas la sensación de que todo tu campo está repleto de luz y brillante, vas a
proyectar parte de esa energía hacia el exterior con la siguiente exhalación.
Al principio, puedes hacerlo despacio, como explorando el terreno,
expandiéndola tan sólo aproximadamente a un metro de distancia de tu cuerpo.
-
Imagina
que la energía va tomando la forma de una inmensa burbuja de luz que te rodea
por delante, por detrás, por arriba, por debajo y también a los lados, siempre
a la distancia aproximada de un metro.
-
De
nuevo, toma aire, y al exhalar, vas a expandir la energía un poco más allá, de
manera que abarque también la habitación donde te encuentras en este momento.
Continúa empujando la energía hacia afuera, hasta que llene completamente toda
la habitación. Si tenemos la sensación de que necesitas más energía,
simplemente, abre más el Chakra de la corona y permítete recibir más energía de
la matriz cristalina.
-
Toda la
habitación se está llenando de luz porque tu campo de energía está expandido y
llega a alcanzar poco a poco el mismo tamaño que la habitación.
-
A
través de la respiración, aprovecha la exhalación para continuar enviando
energía a tu campo y expandirlo más aún, hasta que llegue adquirir el
tamaño de la casa o edificio donde te encuentras.
-
Al
inhalar, continúa atrayendo energía hacia ti desde la matriz cristalina para
que, en la próxima exhalación, tu campo llegue a adquirir el tamaño de todo tu
vecindario.
-
Inhala
de nuevo para tomar aún más energía de la matriz cristalina, y lograr así
expandir tu campo hasta que cubra completamente toda tu ciudad.
-
Vuelve
inhalar para recoger más energía aún de la matriz cristalina, y expande tu
campo en esta ocasión hasta que abarque todo tu país o tu continente.
-
Inhala
una vez más para absorber energía de la matriz cristalina desde la coronilla, y
expande ahora tu campo hasta que englobe a toda la Tierra y tú puedas
visualizarte siendo tan grande como ella, en mitad del universo, observando al
resto de los planetas y las estrellas.
-
Nos
queda todavía un paso más. Esta vez, toma una inhalación aún más profunda, con
el fin de absorber toda la energía que puedas de la matriz cristalina, y vas a
visualizarte expandiéndote hasta llegar a ser tan grande como el Universo, tan
inmenso como quieras imaginarlo.
-
Quiero
que experimentes qué se siente cuando tu energía es tan grande, que sensaciones
te trae esta experiencia. Si no has conseguido expandirla hasta alcanzar el
tamaño del Universo, no importa. Toma conciencia únicamente de hasta dónde has
llegado, en qué punto te has detenido.
-
Una vez
que este proceso se ha completado, vas a comenzar a encoger y a comprimir toda
esa energía, valiéndote de la imagen de una bolsa que se va desinflando y
se va quedando sin aire. Toda esa energía expansiva va a condensarse y a
comprimirse hasta que, al final, llegue a estar contenida en un campo muy
pequeño.
-
Ve
recogiendo esa energía, sintiendo cómo se encoge. Pasa primero desde las
proporciones inmensas del Universo a adquirir el tamaño de la Tierra. Después,
se reducirá al tamaño de tu continente, al tamaño de tu país, de tu ciudad, de
tu vecindario, de tu casa, tu habitación, hasta alcanzar el tamaño de un metro
alrededor de tu cuerpo. Y, a medida que traes toda esa energía de vuelta hacia
ti, vas a imaginar que se concentra en el espacio del corazón, en el centro de
tu pecho.
-
Permite
que tu campo vuelva adquirir un tamaño que te resulte cómodo y regresa poco a
poco a tu cuerpo y al punto de partida, cuando tu corazón estaba lleno de luz.
-
Ahora,
tu inmenso campo expandido de energía se encuentra comprimido, almacenado y
siempre a tu disposición en tu corazón, desde donde siempre podrás usarlo. En
lo sucesivo, tu corazón será tu centro de energía.
-
Parte
del proceso de Ascensión consiste en ir trasladando paulatinamente nuestro
centro de energía desde alguno de que los chakras inferiores (primero, segundo
o tercer chakra) hasta el espacio más elevado del corazón. Y, ahí es donde se
centra tu energía ahora.
-
Inhala
y exhala profundamente por última vez mientras, poco a poco, vas cerrando la
conexión del chakra corona.
-
Al
abrir los ojos e ir regresando a tu cuerpo, comprobarás que sientes tu
energía más ligera, más brillante y expandida. Y, ahora, toda la
expansión de tu campo energético se encuentra concentrada en tu corazón, donde
podrás hacer uso de ella en todo momento.
-
Di: “Yo
soy divinamente guiado. Yo estoy conectado, estoy seguro y protegido en todos
los sentidos, en todas las cosas.”
Jennifer Hoffman
Publicado por Laura Foletto en 17:54 0 comentarios
miércoles, 7 de octubre de 2015
Las cualidades femeninas o cómo sanarnos
Es sabido que vivimos en sociedades
patriarcales. A pesar del enorme avance
de la mujer en distintos ámbitos, los valores que se continúan premiando son
masculinos: la razón, la lógica, lo general y grande, la competencia, la rapidez,
el hacer, la impaciencia, la objetividad, el juicio, la tenacidad, la lucha, la
voluntad, el conocimiento de Dios, etc.
Estamos regidos por estas virtudes cada vez más y minimizamos lo que lo
femenino puede aportar. Es más, las
mismas mujeres nos dejamos llevar por ellas y privamos al mundo de lo que
podría no solo equilibrarlo sino sanarlo.
¿Cuáles
son las virtudes femeninas? La afectividad, la belleza, lo pequeño y
particular, lo receptivo, la entrega, la paciencia, la perseverancia, la subjetividad,
el estar, la espera, la suavidad, la intuición, la compasión, la colaboración,
el sentimiento de Dios, etc. Una forma
simple de reconocer cada actitud es visualizar lo más básico: el espermatozoide
se lanza en una carrera, hacia una meta, compitiendo con los demás, mientras el
óvulo está quieto, en espera, eligiendo a quien deja entrar.
Otra manera sencilla de observarlo es que lo
femenino está en el cuerpo y lo masculino en la mente. Mientras los pensamientos corren, planean,
enjuician, el cuerpo está presente, sintiendo, en el detalle. Nos dejamos llevar por la mente y pretendemos
que el cuerpo la siga, forzándolo más allá de sus límites, anestesiándolo para
que no moleste, enfermándolo porque no lo escuchamos.
¿Qué nos
puede aportar lo femenino? Muchas de las cosas por las que tanto nos
preocupamos y que tanto perseguimos, disminuirían su importancia si nos
detuviéramos a sentir si son tan
valiosas como para perder relaciones o momentos de placer y serenidad. La
mente quiere todo ya, se deja conducir por la manipulación y el poder. Bajar esos deseos inmediatos a tierra lleva
tiempo y constancia. El cuerpo y la
materia los precisan para hacerlos realidad. Muchos de esos deseos sucumben
ante ellos porque son superficiales e inducidos por la necesidad de
reconocimiento y seguridad. Solo lo que es verdadero y esencial puede
sobrevivir a la prueba del tiempo. Debemos reconocer la fuerza de la espera y
de la paciencia.
El problema es que las cualidades femeninas están
relacionadas con la pasividad (en el peor sentido). Si se privilegia la acción y la rapidez, se
concluye que lo que no se mueve velozmente es malo. Cuando
se espera, no se está detenido ni estancado.
Se está aguardando el final de la gestación de algo, como una mujer embarazada. Para ello, se necesita estar presente,
atento, paciente. La pasividad, en
este sentido, es una actividad dirigida hacia una misma, hacia la interioridad,
de un carácter vital: es receptividad.
La figura preeminente de la sociedad es el guerrero,
en sus múltiples formas. La lucha contra
algo es considerada valiosa, la competitividad es premiada, la mente astuta es
envidiada. Lo contrario es débil,
apocado, lento, indefenso, complaciente… femenino. La mujer actual tiende a incorporar lo masculino
para sentirse poderosa y luchar en el mundo y con eso pierde su fuerza
esencial. ¿Cuánto más podría lograr si aplicara su natural tendencia a colaborar,
a integrar, a mediar, a suavizar, a seguir la intuición?
¿Necesita el mundo más enfrentamiento y razón? ¿Qué tiene de malo sentarte, escuchar,
contener y acariciar? ¿Rezar,
meditar? ¿Cuidar/te y proteger/te? ¿Respirar, mirar, gustar, sentir? ¿Aceptar/te, entregar/te, fluir? ¿Buscar lo mejor para todos, admitiendo las
diferencias? ¿Actuar con el corazón, con compasión? ¿Te hace más débil o inútil? Lo
femenino tiene un potencial de sanación inconmensurable. La Tierra y la humanidad lo necesitan.
Publicado por Laura Foletto en 13:08 0 comentarios
jueves, 1 de octubre de 2015
Revocación de votos y Declaración de Luz
Probablemente,
has sabido del eclipse de Luna en Aries y de la importancia que se le
atribuye, junto a otros factores astrológicos. Para resumirlo:
-
Trae a la superficie asuntos del inconciente, para identificarlos y
resolverlos.
-
Reclama liberar las creencias limitantes del pasado, de modo
definitivo y concreto, dejando ir lo que ya no nos es útil ni nutritivo. Lo que soltemos ahora puede ser para siempre.
-
Al ser en Aries, tiene relación con los inicios (por lo que nos da un
fuerte impulso para comenzar aquello que anhelamos) y con el liderazgo, la
potencia y la acción.
-
Al estar el Sol en Libra (Aries y Libra son complementarios, el Yo y
el Otro), se nos pide la reconciliación de los opuestos, la emergencia de la
Pareja Interna, el equilibrio entre el dar y el recibir.
Es un tiempo importante. Te sugiero que busques información al
respecto y que la pongas en práctica.
Por mi parte, me pareció oportuno brindarte un Decreto muy poderoso para
ayudarte a transitar este proceso. En
otras encarnaciones, hemos hecho determinados votos o acuerdos, que siguen
influyendo en esta vida. Es fundamental
que los liberemos y que nos alineemos con nuestra Alma en nuevas resoluciones,
acordes con la Energía disponible ahora.
Por ello, esta Revocación de Votos está acompañada de una Declaración de
Luz.
Puedes crear un ambiente adecuado para realizarlo
(flores, velas, incienso, piedras, lo que necesites), no porque sea
imprescindible sino porque te sirve a ti.
Corta y pega en otro documento, añadiendo tu nombre y editándolo como
quieras; eres libre de agregar o sacar lo que coincida con tu sentir. Si no crees en la reencarnación, igual te
puede servir para limpiar patrones dañinos y abrirte a tu Ser.
Sería bueno que lo hagas durante 21 días y que
estés atento a los sueños y sincronicidades que pueden aparecer, así como
también a los pensamientos o actos que sostienes y que se contradicen con lo
que expresas en el Decreto, como “yo no tengo suerte en el amor”, “siempre
tengo problemas con el dinero”, “nunca voy a lograr nada importante”, etc. La mera enunciación de estos votos no los
hará realidad si no te comprometes a hacer cambios verdaderos en tu forma de
pensar, sentir y actuar. Es hora de
dejar una forma infantil de vivir y madurar hacia la plena responsabilidad y
creatividad que es nuestro potencial como seres humanos divinos. Espero que esta sugerencia active los
recursos internos que tienes disponible y los alinees hacia tu mayor bien y el
de otros.
Invoco
a mi Presencia Yo Soy y pido la asistencia de Ángeles, Arcángeles, Maestros y
Guías de Luz para realizar esta tarea.
Invoco la energía de Dios Padre/Madre Todo lo que Es y el Cristo en mí.
Invoco la conexión con todos mis yo multidimensionales.
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Invoco la energía de Dios Padre/Madre Todo lo que Es y el Cristo en mí.
Invoco la conexión con todos mis yo multidimensionales.
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REVOCACIÓN / RENUNCIA
Yo, conocido ahora en tercera dimensión como: ................. (nombre completo) doy por terminado todo contrato, asociación, acuerdo y/o voto de pobreza, castidad, obediencia, carencia, esclavitud física, psíquica, mental o espiritual, restricción material, enfermedad, soledad, limitación y aislamiento o que impliquen algún sufrimiento para mí o mis yo multidimensionales - conscientes o inconscientes para mí ahora - que haya hecho y estén vigentes en cualquier dimensión, plano, tiempo y realidad, con cualquier propósito y realizado por cualquier medio - físico o extrafísico - y cancelo toda situación que signifique una retribución o compensación por estos contratos, asociaciones, acuerdos y/o votos a cualquier ser, persona o entidad - individual o colectivo - con quien los haya realizado.
Yo, conocido ahora en tercera dimensión como: ................. (nombre completo) doy por terminado todo contrato, asociación, acuerdo y/o voto de pobreza, castidad, obediencia, carencia, esclavitud física, psíquica, mental o espiritual, restricción material, enfermedad, soledad, limitación y aislamiento o que impliquen algún sufrimiento para mí o mis yo multidimensionales - conscientes o inconscientes para mí ahora - que haya hecho y estén vigentes en cualquier dimensión, plano, tiempo y realidad, con cualquier propósito y realizado por cualquier medio - físico o extrafísico - y cancelo toda situación que signifique una retribución o compensación por estos contratos, asociaciones, acuerdos y/o votos a cualquier ser, persona o entidad - individual o colectivo - con quien los haya realizado.
Que
la energía involucrada en estos
contratos, asociaciones, acuerdos y/o votos sea disuelta, elevada y transmutada
en luz y devuelta al depósito universal de energía para su transformación y que
yo y todas las personas, seres o entidades - individuales o colectivos -
involucrados conmigo y todos mis yoes multidimensionales- seamos liberados de
todos los vínculos que nos unen. Que
toda mi energía sea purificada y reintegrada a mí y a todos mis yoes
multidimensionales y sean restaurados todos los daños ocasionados en mí o en
otros, en armonía y perfección.
Pido
que esta revocación completa sea grabada en los Registros Akashicos y pongo al
Espíritu Santo como testigo.
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DECLARACIÓN DE LUZ
Yo, conocido ahora en tercera dimensión como: ................. (nombre completo) de aquí en más expreso mi intención y voluntad de realinearme con la Gracia Divina.
Yo, conocido ahora en tercera dimensión como: ................. (nombre completo) de aquí en más expreso mi intención y voluntad de realinearme con la Gracia Divina.
De
aquí en más, declaro la completa recuperación de mis libertades y poderes
alineados con mi Yo Superior y la restauración de mi campo de energía original,
infundido con la energía dorada del Cristo, para mí y todos mis yoes multidimensionales, en
cualquier dimensión, plano, tiempo o realidad en la que nos encontremos.
De
aquí en más, queda abierto al Universo el flujo para el suministro abundante de
amor, alegría, salud, provisión material y relaciones personales adecuadas para
mí y para todos mis yoes
multidimensionales, para el aprendizaje, la elevación espiritual y contribución
al Universo.
De
aquí en más, llega solo aquello que esté alineado con el más alto bienestar y
evolución para mí y para todos mis yoes multidimensionales, y lo hará de forma
continua, evidente e inmediata, en armonía y perfección.
continua, evidente e inmediata, en armonía y perfección.
Yo
ahora autorizo al Cristo y a mi Yo Superior para que hagan los cambios
necesarios para esta realización, para que mis interacciones y las de todos mis
yoes multidimensionales estén alineadas con estos patrones.
Que
esto sea escrito en el Libro de la Vida y que el Espíritu Santo lo atestigüe.
Que así sea hecho.
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Yo Soy................. (nombre completo)
Doy gracias a mi Presencia Yo Soy, Ángeles, Arcángeles, Maestros y Guías de luz por su asistencia.
Doy gracias a Dios Padre/Madre Todo lo que Es y al Cristo en mí.
Me doy gracias a mí mismo y a todos mis yoes multidimensionales.
Publicado por Laura Foletto en 15:59 0 comentarios
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