Cuando era adolescente, no quería convertirme en
adulta. El modelo que me ofrecían
distaba mucho de lo que yo quería ser.
Estaba cargado de sacrificios, rigidez, opciones para siempre, seriedad,
exigencias. Fue un período infernal de
rebeldías, sufrimientos y contradicciones que creí superar “haciendo” el papel,
sin serlo. Por supuesto, implosionó,
tuve una enorme crisis y comencé terapia a los 23 años. A partir de allí, me cuestioné mi propio
modelo de madurez y lo sigo haciendo.
En los últimos tiempos, mis pacientes han traído el
tema nuevamente y se preguntan cómo madurar, ya que ahora los padres parecen
jóvenes que no han podido encontrar una evolución armónica. Buscando información entre mis escritos para
un nuevo curso que estoy redactando, encontré una canalización de Ronna Herman
que resume muchas de las preguntas que nos deberíamos hacer para conectarnos
con un modelo propio que nos guíe, sostenga y contenga. Lo edité y agregué algunos comentarios;
espero que te sirva:
* ¿Te responsabilizas de tus
acciones o te enojas, inventas excusas o niegas tus errores y artimañas?
* ¿Te esmeras en cumplir con tus obligaciones
de manera adecuada y puntual y con una actitud alegre?
* ¿Te pesan tus responsabilidades
y las consideras más como una carga que como una oportunidad de apoyar y servir
a los que te rodean? ¿Expresas tu agradecimiento a cambio a quienes te
sirven?
* ¿Todavía piensas que alguien
tiene que estar equivocado para que tú tengas razón? Este es un punto crucial: buscas tener la razón y el
control porque eso te da la ilusión de que tienes poder; al hacer esto, giras
en una espiral de inseguridad, desconfianza, debilidad y paranoia que te aleja
cada vez más de tu ser y de los demás.
Atraes relaciones patológicas intentando probar que el otro está
equivocado y malgastas energía en convencerlo y esperar aprobación, creyendo
que así te demuestras que eres alguien, que tus opiniones valen. En el fondo, solo le das alimento a un Ego desempoderado
en lugar de afirmarte en un trabajo interior conciente sobre lo que eres y
puedes.
* ¿Con cuánta frecuencia
representas un comportamiento “pueril e irresponsable”? Parece más fácil, cómodo
y divertido pero la verdad es que lo sufrimos.
Gestionar la vida de esa forma significa tomar decisiones infantiles
frente a problemas adultos y no funciona.
* ¿Sigues actuando o
interactuando bajo algún viejo condicionamiento “infantiloide”? Ejemplos: echar culpas sin admitir tu
participación; buscar constantemente la opinión, el apoyo o el reconocimiento
de otros para no decidir por ti mismo; ofenderte por cualquier cosa y
defenderte con argumentos egoístas; seguir la corriente y no tener metas
personales, para poder excusarte con que el mundo no te deja ser; no aceptar tu
edad y pretender vivir lo que no viviste; evitar hacer el duelo por lo que no
hiciste y lo que perdiste, etc.
* ¿Estás dispuesto a dejar que se
vayan las dolorosas experiencias del pasado, asumiendo la sabiduría y los
puntos fuertes que tus padres te han mostrado?
* ¿Estás dispuesto a permitir que
tus hijos sigan su propio camino, que sean diferentes, y que no sean lo que a
ti te gustaría? Cada alma es única y se le debe dar la oportunidad de que se
exprese a su propia y personal manera. Tu papel consiste en criarles, guiarles
y dirigirles, aconsejarles y protegerles, dejando que avancen cautelosamente
por cada nueva etapa de sus vidas. Mediante el buen ejemplo y la guía cariñosa,
ejerciendo un control cada vez menor, ayudarás a tus hijos a que desarrollen
todo su potencial y se conviertan en adultos conscientes y responsables. Tienes
que dejar que cometan sus propios errores y experimenten las consecuencias de sus acciones.
* Examina tus relaciones con los
demás: ¿están creciendo y evolucionando juntos o están estancados, atrapados
por la inercia de tocar las mismas “canciones” una y otra vez?
* ¿Te estás impidiendo “asumir tu
poder” porque no deseas generar incomodidad o tensión en tus relaciones? ¿Tienes miedo a
establecer límites y declarar tu intención, aunque sea distinta u opuesta de la
de los demás? ¿Te da miedo qué pensará la gente si empiezas a vivir y mostrar
tus nuevas creencias y el poder que has adquirido?
* ¿Hay en tu vida personas que te
desafían preguntándote: “¿Qué te pasa? Has cambiado, ¿por qué ya no eres como
solías?”
* ¿Sigues enganchado en
relaciones viejas porque te da miedo herir los sentimientos de la otra persona?
¿Te sientes “solo” aunque te rodee una multitud? ¿Te cuesta mantener una
“charla intrascendente?”
* ¿Eres lo suficientemente
valiente como para permitir que abandonen tu vida aquellos con los que ya no te
resulta beneficioso compartir nada? ¿Puedes amarlos y bendecirlos por lo especiales que son y
por la Chispa de lo Divino que contienen, además de comprender que el viaje juntos
ha llegado a su fin y es hora de que sigan su propio camino y de que les
permita a ellos que sigan el suyo?
Antes,
podía llevar muchas vidas cosechar las recompensas o interacciones kármicas
negativas de cualquier vida pasada, pero ya no es así. El proceso co-creador se
acelera en la misma medida que el proceso de transformación. Lo que se
proyecta, positivo o negativo, es devuelto cada vez más deprisa, por lo que
parece ser algo casi instantáneo. Si tú
has “vuelto al centro” y estás manteniendo un flujo energético positivo, habrás
empezado a comprobar en tu vida los resultados de ello gracias a los numerosos
milagros y acontecimientos positivos. Por el contrario, si estás proyectando
vibraciones negativas de odio, miedo, carencia y deseo de control, estarás
sintiendo los dolorosos resultados de tus acciones de múltiples maneras y en
plazos temporales muy cortos.
Acepta
esta verdad: no importan las limitaciones, condiciones o restricciones con las
que llegaste a tu vida presente, NUNCA FUERON PUESTAS AHÍ COMO CASTIGO. Siempre
se trató de tu elección voluntaria y de una oportunidad para que rectifiques o
abandones creencias distorsionadas y regreses al equilibrio y la armonía del
“camino medio”.
Pide
apoyo en tus emprendimientos, que fortalezcan tus resoluciones y que te den el
poder, la voluntad y la sabiduría que vas a necesitar para alcanzar tu
siguiente nivel de conciencia espiritual.
Tú estás en una fase crítica de tu proceso de desarrollo espiritual, por
lo que se te pide que liberes todo lo que esté impidiéndote conseguir la
“libertad espiritual” que buscas. Esto abarca creencias desfasadas, relaciones
disfuncionales o restrictivas, patrones de pensamiento y hábitos negativos o
adictivos, así como aquellas posesiones que te quiten demasiado tiempo,
esfuerzo o abundancia.
Cuando
seas capaz de ver todo lo que actualmente hay en tu vida como algo transitorio
a excepción del Amor/Luz y del Fuego Espiritual que reside en tu corazón/alma,
comprenderás profundamente el juego de la vida. Libérate del
miedo de tu pasado y de tu futuro, elimina los controles emocionales y mentales
que otros tengan sobre ti y conviértete en ese “Espíritu libre” que tienes que
ser. Siempre tendrás ayuda, inspiración
y amor disponibles.