En 1983,
comencé una depresión de la que me costó unos años salir. Al atardecer, escuchaba y cantaba (bah,
desentonaba) ciertos álbumes de música.
Infaltable: “Mercedes Sosa en Argentina”. Después de volver de su exilio, en el 82, llenó
13 funciones, de las que se grabó ese disco.
La Negra fue mi compañía de cada día, en ese comienzo no sólo de una
depresión sino también de una nueva libertad, en democracia y, lo supe después,
de una vida conciente. Hoy, por una
asociación de pensamientos, lo recordé y lo busqué en Spotify. Escuchando “Gracias a la Vida”, se me cayeron
las lágrimas. Bendigo y agradezco ese
momento porque me hizo la que soy hoy.
miércoles, 23 de octubre de 2013
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