Se están acercando grandes cambios. Seguramente, los estás sintiendo. En el clima, en lo económico, en la sociedad, en tu vida. De acuerdo a cómo estás decodificando los acontecimientos, los verás como aterradores o como necesarios para la concreción de una Nueva Energía, de un Nuevo Mundo.
Si estás conectado con el temor, la resistencia, la ansiedad, la exigencia, la carencia, la inseguridad, el perfeccionismo, el sufrimiento, lo que te venden los medios/miedos de (in)comunicación, lo debes estar pasando bastante mal. Y continuará poniéndose peor…
Esta transformación que está haciendo nuestro querido Planeta se irá intensificando. Tanta energía tendrá efectos explosivos en la Tierra misma y en la Humanidad. No te asustes, no estoy hablando del fin de los tiempos ni de nada apocalíptico. Al contrario, te estoy contando acerca de acontecimientos decisivos y -no lo niego- abrumadores que nos llevarán a nuestro verdadero potencial, a nuestra herencia divina.
Como cualquier transición, como cualquier parto, esto será (es) confuso y agotador. Las estructuras conocidas están cayendo. El liderazgo de gobiernos, instituciones, iglesias es irrelevante y corrupto y ya no es creído ni seguido. Y así debe ser: nosotros mismos seremos nuestros líderes. Tenemos que aprender a escucharnos.
En nuestras vidas, las estructuras viejas se están desmoronando. Lo que antes funcionaba ya no lo hace. Las cosas que nos daban seguridad no nos protegen ni nos calman. El cuerpo se resiente y grita a través de síntomas y enfermedades. Las personas a las que nos apegábamos o de las que dependíamos por incertidumbre, manutención, costumbre o falta de autoestima ya no nos satisfacen o desaparecen. Los empleos o trabajos son inciertos o desafiantes. Se instala el vacío.
¿Cuál es nuestra reacción frente a esto? Generalmente, resistimos. Nos armamos y luchamos sin cuartel… hasta el cansancio final. Otras veces, nos paralizamos. La suma de los miedos nos encierra en casa, con pánico y ansiedades extremas u hondas depresiones. Nuestra cabeza trabaja 24 horas y duele. El corazón se cierra y también duele o se anestesia.
Sin salidas, nos preguntamos: “¿y ahora qué?” Aunque es muy caótico y atemorizante, ese es un precioso momento: es el principio del cambio. Cuando ya nada de lo conocido funciona, comenzamos a cuestionarnos si no hay otras respuestas, otras soluciones, otros paradigmas, otras maneras. Y ahí suceden los milagros, las sincronicidades. Un libro, un Curso, un Terapeuta, una Web, un desconocido traen una brisa fresca y renovadora.
Luego de la nueva información, lo importante es movernos y abrir puertas. El Universo nos está pidiendo acción para ayudarnos a lograr lo que deseamos, para conectarnos con las personas y las situaciones. Quedarnos sentados quejándonos, enojándonos, haciendo planes, deprimiéndonos, diciendo afirmaciones o soñando no nos ayudará en lo más mínimo. Sólo lo empeorará. Cuando nos demos cuenta de que hemos estado en esto demasiado tiempo, busquemos movernos desde otra forma, desde otra Energía, desde otra visión.
¿Es fácil? No en principio, pero todo está activándose para hacerlo más rápido y sencillo. Tenemos que estar atentos al cuerpo, a las emociones, a la energía, a la intuición. Tenemos que estar abiertos a los pequeños detalles, a las señales.
Entonces, ¿qué hacemos frente a tantas presiones y acontecimientos agotadores? Aprender a estar calmados adentro nuestro. Lograr un equilibrio interno, el cual, por supuesto, es dinámico y flexible. Limpiar constantemente, liberando y perdonando. Conocernos profundamente, reclamando nuestro poder. Aceptarnos y amarnos, sabiéndonos Seres de Luz, con los pies firmemente enraizados en la Tierra y los sueños en las estrellas.
Aquí estoy para acompañarte y ayudarte a crear la vida que anhelás y merecés. Tu Punto de Poder es AHORA.
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miércoles, 5 de marzo de 2008
¿Estás agotado o estancado? ¡Son buenas noticias!
Publicado por Laura Foletto en 15:54
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