En menos de una hora, pasamos de un día de verano, con sol y cálido, a uno de otoño, con lluvia y fresco, con una diferencia de 11 grados.
Así de rápidos son los tiempos ahora, así de flexibles nos exigen que seamos. Las transiciones se aceleran (cuando las hay). Ya no podemos quedarnos estáticos en lo viejo y conocido. Sólo fluyendo con el momento, encontramos el bienestar y las soluciones.
Cuanto más nos resistimos, peor la pasamos. Es necesario liberar las expectativas, las obstinaciones, las defensas, las renuencias, las pasividades.
La Tierra está transformándose, elevándose y nos insta a ayudarla centrándonos en la quietud del Espíritu, mientras en lo externo tratamos de lograr la armonía dinámica del proceso.
Me acordé de una canción de David Lebón, cuando estaba en Serú Girán:
El tiempo es veloz, tu vida esencial
tu cuerpo en mis brazos me ayuda a estar contigo.
Quizás nadie entienda
vos me tratas como si fuera algo mas que un ser.
Te acuerdas de ayer, era tan normal
la vida era vida y el amar no era paz.
Que extraño, ahora me siento diferente
pienso que todavía me quedan tantas cosas por dar.
No ves que todo va, todo creciendo hacia arriba
y el sol siempre saldrá mientras que a alguien
le queden ganas de amar.
Perdoname amor por tanto hablar
es que quiero ayudar al mundo a cambiar.
Qué loco si realmente se pudiera
y todo el mundo se pusiera alguna vez a realizar.
viernes, 21 de marzo de 2008
El tiempo es veloz
Publicado por Laura Foletto en 19:02
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