En este fin de semana largo, había planeado irme a la casa de mi prima en Chascomús. Hacía tiempo que no la veía y la extrañaba. Además, cada tanto, necesito irme de Buenos Aires. Como buena entrerriana, necesito el VERDE!, el AGUA!, el SILENCIO!... no, mejor el sssshhhileeeencioooo…
Para hacerla corta, ella tenía problemas y no se pudo. Luego, llamé a una amiga de La Plata, pero ella quería venir aquí, así que… me quedé en la gran metrópoli. Toda la movida me malhumoró y pasé el viernes “con trompa”, no hice “pataletas” como cuando era chica, pero sí “pucheros”… ¿me faltó algún argentinismo… antiguo para colmo?!
La cosa es que, hoy, me levanto y veo a través del ventanal un día impresionante, precioso, de esos que arrancan una sonrisa. Y me di cuenta de que había perdido un día de alegría. Me dejo llevar por el enojo, la frustración, el “aplastamiento” (otro!), la inercia y, en lugar de poner alegría, de apelar a mi Fuente Interna de Sonrisas Maravillosas me quedo “tirada” (y van…). Esto es también un argentinismo. Somos dados a la nostalgia, como el tango. Me hace falta la alegría brasileña.
Así que… a levantar las comisuras, a dejar que las burbujitas suban desde la panza, a iluminar los ojos y… a REIR!!!!!!
sábado, 26 de mayo de 2007
¿Y la alegría, donde´tá?
Publicado por Laura Foletto en 11:11
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