Acabo de llegar de un increíble viaje… de tres horas.
Comenzó en un desayuno de trabajo de la Cámara de Comercio Electrónico. Participé de un interesante intercambio de experiencias y opiniones y, como se hacía en el Palacio Paz (una de esas magníficas construcciones de las grandes familias de la oligarquía argentina), me fui a recorrerlo. El nivel de exquisitez y virtuosismo de esos tiempos es francamente sobrecogedor. Desemboqué en una cúpula de vitrales que me sacó el aliento.
Ya que estaba, me fui a pasear por las últimas cuadras de Florida. Me deleité en galerías de arte y antigüedades, en librerías, en tiendas de refinadas ropas y cosas de cuero, en joyerías y bijou originales, en artesanías regionales, mientras escuchaba distintos idiomas.
Caminé lentamente, disfrutando del sol tibio en una mañana fría y clara, admirando el diseño de Plaza San Martín y sus nobles árboles, hasta llegar a Retiro. En el tren, me entretuve mirando un plasma que publicitaba servicios y el verdísimo bosque de Palermo. Enfrente, dos jóvenes charlaban entusiastamente sobre sus estudios y sus aficiones (música él, danza ella).
¡Qué maravilla el ingenio humano! ¡Qué diversidad, qué riqueza! Recordé algo que leí en un libro que hojeé: “Saber y no hacer es no saber”. ¡Concretemos nuestros sueños! No sólo nos llenaremos el corazón sino que el de otros.
martes, 8 de mayo de 2007
¿Viajas?
Publicado por Laura Foletto en 12:19
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