La Vida tiene ritmo. Como las olas. Como el día y la noche. Como la respiración. Hemos perdido el contacto con ese ritmo. En sociedades industrializadas como la
nuestra, tenemos luz todo el tiempo y ya no dependemos del sol para nuestras
actividades. El cuerpo tiene ritmos
(circadianos) y tampoco los tenemos en cuenta.
Creemos que podemos pasar por encima de la Naturaleza… y así andamos…
En los comienzos de un nuevo año, pensaba en
cómo estos ritmos también suceden en nuestras vidas y en cuánto nos serviría
ser concientes de ellos. Estamos
acostumbrados a las líneas siempre ascendentes de los gráficos empresariales y
queremos lo mismo para nosotros, sin darnos cuenta de que la vida tiene olas
ascendentes y descendentes, sinuosas y enriquecedoras.
Transcurren en el día, en el mes, en el
año, siempre. Y no aludo a las montañas rusas emocionales,
a esas caídas y subidas dependientes de nuestros estados de ánimos cambiantes,
resultados de una falta de armonía interna. Me refiero a los períodos fecundos del
crecimiento: una semilla (que contiene el potencial de una vida preciosa), que
crece, florece, da frutos y muere.
Tenemos muchas etapas de esas en nuestra existencia.
Una forma de observar estas variaciones es lo
que se conoce como “los ciclos de nueve años”.
Me pareció interesante acercarte esta teoría, de mano de Louise Hay. Para ver el archivo, entra a este enlace (también puedes investigar sobre Años Personales en Internet). Haz una retrospectiva de cuándo comenzó tu
actual ciclo y fíjate qué correspondería en el 2014. Te podría ayudar grandemente fluir con el
ritmo.
Te agradezco estar ahí. Hemos atravesado (sincrónicamente muchas
veces) los portales de un tiempo lleno de desafíos y dichas y revelaciones. Estamos abriendo el camino a la Nueva
Energía, incorporándola en la vida cotidiana, integrando cuerpo, mente y
espíritu. Me siento bendecida de
acompañarnos en el camino. Te deseo que crees una vida en que tu
Esencia sea valorada y manifestada. Eres
único, original, magnífico. Una chispa
de Dios/Diosa. Eres guiado y protegido
amorosamente.
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