El domingo, fui con una amiga al Museo/Colección Fortabat. Además de admirar los cuadros y objetos, me deleité con el hermoso edificio. Después, nos quedamos tomando un cafe (y comiendo cosas ricas) en el bar, afuera. Era unos de esos días preciosos de otoño que me fascinan: el cielo totalmente limpio, una brisa fresca, el sol a pleno. Charlamos de todo un poco, mientras disfrutábamos de la vista siempre renovada de Puerto Madero.
Cada día amo más Buenos Aires. Cuando recién vinimos a vivir a los suburbios (yo tenía 15... qué lejos!!), odiaba todo. Literalmente, era alérgica a la ciudad. Después, cuando empecé a pasar más tiempo en ella, pensé que, si tenía que vivir aquí, tenía que hacer algo para quererla. Y uno quiere lo que conoce. Así que tomé paseos guiados y la miré con otros ojos... y la comencé a amar. Luego, me mudé a ella y nos relacionamos desde las entrañas, con amor y odio entremezclados.
Hoy, la comprendo, la acepto, le perdono sus excesos, le evito sus malas ondas. La amo.
martes, 17 de marzo de 2009
¡Amo Buenos Aires!
Publicado por Laura Foletto en 13:27
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