Frecuentemente, le grafico a mis consultantes que
somos como los dibujitos de historieta: tenemos un cuerpo pero vivimos en el
globo de los pensamientos. No nos habitamos, estamos en la mente, que
existe en la línea del tiempo: pasado, presente (poco) y futuro. El único que está constantemente en el
presente es el cuerpo.
Al creer que la mente es lo fundamental, nos
perdemos los mensajes de otros centros que están tomando información del aquí y
ahora, de lo que efectivamente está sucediendo, no de lo que nos gustaría que
fuese ni de lo que filtramos con nuestras resistencias y programas
pre-adquiridos de la mente. Muchas de
nuestras contracturas y sintomatologías, de nuestra falta de paz y confianza,
son productos de la falta de conciencia corporal, ya que estamos incómodos o
molestos y no lo percibimos o lo dejamos pasar, como si no fueran
importantes.
La salud,
las emociones, el instinto, la intuición, la inspiración se rigen por
parámetros absolutamente vivenciales y del momento. Al no escuchar sus señales y advertencias,
abrimos la puerta a enfermedades, prejuicios y problemas que podríamos haber
evitado si nuestra conciencia estuviera atenta a los estímulos que recibimos en
cada instante. ¿Lo pruebas ahora mismo?
¿Ves el mundo como algo objetivo, en el que no tienes injerencia? ¿Consideras tu vida el resultado de tu infancia, la culpa de tus padres y la sociedad, una condena, una experiencia azarosa, en la que tu participación es mínima? ¿Observas los cambios como peligros a tu status quo, a lo que tanto te costó lograr, pero no puedes frenarlos (y quizás no quieras)? ¿Has leído que el mundo es tu espejo, el escenario externo de tu escenario interno? ¿Lo puedes considerar ya, en algún aspecto de tu vida? Cierra los ojos y date cuenta. ¿Qué dice de ti? Si no te gusta lo que ves, ¿qué cambios necesitarías hacer para permitir emerger el potencial de resolución y sanación?
¿Has comenzado a tomar conciencia de sensaciones raras, de intuiciones repentinas, de sincronías imposibles, de deseos de “algo más” que no sabes muy bien de qué se tratan, de información o personas con conocimientos nuevos? ¿Qué significan para ti? ¿Te dan miedo, dudas, frustración? ¿Te atraen, te vivifican? ¿Con qué te conectan? Siéntelo. ¿Necesitas ayuda para aplicarlos? ¿La buscas?
Mientras hacías esto, ¿perdiste la percepción de tu cuerpo otra vez o te ayudaste de él para ir más profundamente? Vuelve a él. ¿Cómo estás ahora? ¿Tomas nota de tu entorno, de los estímulos externos? ¿Sonidos, olores, temperaturas, texturas? ¿Es más amigable? ¿Puedes contactarte con él, desde un sentido de unidad? Respira y siente el aire como el portador de la Energía Universal que te conecta con Todo Lo Que Es. Entra a tu cuerpo, lo expande, lo conecta, lo ilumina. Sale y te relajas, te integras, iluminas. Eres un Cuerpo de Conciencia: cuerpo, mente, alma, espíritu, todo.
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