Como comenté en una entrada anterior, solemos vivir
en la mente, confiando que es la herramienta fundamental para nuestra
existencia. Diseñada para conceptualizar
la dualidad, está lejos de ayudarnos en las decisiones esenciales. Mientras, despreciamos y sobrecargamos al
cuerpo, usándolo como una mera máquina y así nos perdemos sus valiosos
mensajes.
Cuando no
estamos conscientes, el cuerpo es el depositario de nuestros conflictos y
carencias pero no lo consideramos así: se enferma por
cuestiones externas y tiene que rendir sin importar nada. Lo acallamos con pastillas y lo descuidamos
hasta que comienza a cobrarnos los excesos uno tras otro. Entonces, nos
damos cuenta de que es necesario reconocer que cuerpo y mente son uno, que
hay un vínculo entre lo que nos sucede y lo que manifestamos y “leemos” esa
relación para hacer los cambios necesarios a fin de sanarnos tanto psicológica
como físicamente.
Falta una tercera etapa: también estamos recibiendo oleadas de energías provenientes de una
transformación sin precedentes en la humanidad. Estamos mutando en todos los niveles hacia la
espiritualización de la materia, conteniendo cada vez más energía
consciente. Gran parte de lo que nos
pasa ahora tiene relación con transformaciones colectivas, con energías que
trabajan aspectos específicos o revisiones y limpiezas de las que no podemos
escapar.
Cada uno de nosotros “combina” las energías y los
procesos propios con lo que estamos tramitando como sociedad. Así, entre
todos vamos bajando y concretando un nuevo paradigma. Nadie está excluido y la responsabilidad es
proporcional al nivel de consciencia, no hay contribución menor.
Transitar tal magnitud de reformas es arduo, muchas
veces extenuante y difícil. No hay nada
que quede librado, la reestructuración es total y lo estamos haciendo en medio
de enormes cambios culturales en el mundo.
Uno retroalimenta al otro en tierra de nadie: lo viejo está cayendo y resistiendo pero lo nuevo todavía está
formándose.
Uno de
los aspectos más duros es la crisis de expectativas, propósitos y motivaciones: aquello
que estuvimos alimentando por décadas ya no parece satisfactorio; aquello que
deseamos tanto ya no tiene el atractivo necesario; aquello que creímos ser va
desapareciendo en la niebla del tiempo y no sabemos dónde estamos parados.
Según como lo tomemos, es un tiempo aterrador y
decadente o un tiempo desafiante y lleno de posibilidades. La mente trata de reconfigurarse mientras el
cuerpo recibe energías perturbadoras y buscamos rediseñarnos. ¿Cómo atravesarlo? Algunas sugerencias:
-
Escucha tu cuerpo: tu mente está acelerada
siguiendo al Ego y su exigencia de cumplir con las metas de los mandatos
familiares y sociales. Aprende a
relativizarla, a determinar nuevas actitudes que estén más en concordancia con
lo que va surgiendo en tu interior. El
cuerpo es un gran aliado porque está siempre en el presente, guiándote hacia
tus necesidades reales.
-
Sana tu Niño Interior: la mayoría de tus luchas
y privaciones están vinculados con tus primeros años. Esto no es culpa de tus padres ni de la
sociedad, es el esquema de tu encarnación: allí reside el aprendizaje y la
evolución. Deja de barrerlo bajo la
alfombra, tómalo y madura.
-
Vibra con los tiempos: estás dentro de una matriz
colectiva, tenlo en cuenta cuando sientes determinados síntomas, cuando te
impactan los acontecimientos sociales, cuando vas a crear un nuevo trabajo,
cuando reacciones, etc. Usa la astrología y las actualizaciones
energéticas, refina tu percepción, navega la ola. Hoy, publiqué "Los 51 síntomas del despertar espiritual" y mañana el Informe Astro-Energético de Julio en mi sitio.
-
Suelta y redefínete: aferrarte a lo que
debería ser, resistir, mirar para otro lado, embrutecerte trabajando o
recurriendo a sustancias (las que sean) solo dificulta todo y acarrea más
sufrimiento. Traza una línea y proponte
liberar el pasado y comenzar otra etapa, que probablemente signifique nuevos
propósitos, relaciones y/o lugares o reacomodamientos de los actuales. Busca ayuda si no puedes solo.
-
Acepta los cambios: ¿está llegando nueva
información o percepciones o necesidades?, ¿estás desconectando de personas que
pensabas que estarían para siempre o necesitando reestructurar esas
relaciones?, ¿estás conociendo personas diferentes?, ¿ya no resuenas con tu
entorno o con viejas actitudes?, ¿tu cuerpo te está pidiendo otra comida, otras
actividades, otro entorno, otro trato?, ¿necesitas silencio, conexión, expresar
tus emociones, respirar, meditar, una nueva actividad? Ábrete, acepta y hazte caso.
-
Sintoniza tu corazón: el propósito del cambio
es guiarnos a través del amor, la paz, la abundancia y la consciencia. Tómate momentos para preguntarte si lo que
eres y haces está alineado con tu corazón, con tu esencia, con lo mejor para ti
y los demás.
Obviamente, no es algo que consigas de hoy para
mañana: es la labor de muchas vidas.
Simplemente, comienza con lo que hay ahora y continúa paso a paso, con
compasión por ti mismo y por los demás.
No estás solo. Confía y la Energía te irá abriendo el
camino. Aquí estoy para acompañarte.
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