Estaba mirando un documental sobre la segunda
guerra mundial y observaba, sorprendida, la magnitud de recursos involucrados,
entre ellos lo que significaba alimentar, vestir, armar y movilizar millones de
soldados a distintos países. Recordé un planteo de Richard Moss: “¿Es la
guerra realmente un mal totalmente atávico, destructivo, negativo y
malvado? Mi respuesta es no. La guerra ha sido siempre destructiva, pero,
dado el nivel de realización del cual la humanidad ha sido auténticamente
capaz, la guerra puede muy bien ser considerada nuestra más vieja
religión. A través de nuestra historia,
ninguna otra institución, ningún otro proceso social o religioso ha congregado
los niveles de vitalidad para tan grandes números como los que ha generado la
guerra. Paradójicamente, representa la
civilización humana simultáneamente en su nadir y su cenit.
¿Está la humanidad ahora lista para moverse
más allá de la guerra? ¿Tenemos ahora
una nueva religión que tiene una mayor capacidad para unificar la humanidad y
elevarnos a un potencial energético más alto que la guerra? La
respuesta, yo creo, reside en si podemos generar tan gran energía
transformativa cuando abrazamos la vida como la que engendramos cuando la
conquistamos.
Para crecer más allá de la guerra,
necesitamos tomar lo mejor de ella (la disciplina, el compromiso desinteresado,
la profunda cooperación y camaradería, las metas claras) y aun mantener el
sentido de maravilla, misterio y desconocimiento que una y otra vez alinea la
conciencia con algo más allá de lo que podemos concebir.
La salud y belleza del movimiento más allá de
la guerra es que coloca a cada participante serio en profundo proceso de
indagar dentro de su propia naturaleza. Este propio aspecto de ser entrampado
en la participación de una causa noble (la parte de la conciencia que es
motivada por la contienda más que por el amor) lleva inevitablemente a un
encuentro con uno mismo. Este encuentro
es una herida; oremos porque sea una herida profunda, un profundo sentimiento
interno que no podemos ignorar fácilmente.
Oremos que sea una herida de comprensión que nos desnude hasta las más
profundas raíces de la conciencia, de la cual reconozcamos nuestra consagración
a la vida. Que este preñada de conflicto
y diferencia de opinión que nos lleven a la humildad, no a la arrogante rectitud. Oremos para que más y más de nosotros seamos
llevados a la más profunda Noche Oscura dentro de nosotros mismos, donde
moriríamos antes que negar que la paz de Dios llega cuando somos hechos
totalmente cero y no porque hemos realizado un buen trabajo por una causa
noble.
Para moverse más allá de la guerra, cada
persona debe tener, no sólo la atractiva visión de la paz, sino también la
herida de la guerra simultáneamente dentro de sí misma. Es como salir y entrar al mismo tiempo, como
caminar hacia la paz y la aflicción al mismo tiempo. La libre indagación transformacional descansa
sobre la comprensión radical de la Completitud, no sobre ideales que son en sí
mismos la contraparte de lo que se siente equivocado, indeseable o
malsano. De esta forma, estamos libres
para abrazar todo de nosotros mismos, cada momento de nuestra experiencia y
permitir que sea un trampolín hacia nuestras profundidades.
Es el ver Lo Que Es completamente lo que entrega la comprensión nueva e
integrativa. Por lo tanto, no debemos juzgarnos a nosotros mismos ni juzgar nuestra
experiencia. Debemos asumir que nuestra
experiencia es la propia verdad de nosotros mismos y nuestro despertar comienza
con esta presunción. Estos es lo que
significa estar ya completo. Si
verdaderamente esperamos espiritualizar nuestros cuerpos o nuestras relaciones,
no lo lograremos pidiéndonos ser de una cierta forma ideal, sino invitando a
Dios en cada momento y de esa forma dejando ir la presunción restrictiva dentro
de la celebración de una nueva posibilidad.”
Esta concepción de Richard Moss fue uno de
los motivos por el que nombré a mi sitio ABRAZAR LA VIDA. Esta semana, lo renovaré con un diseño más
moderno, novedosos Cursos por Internet y más servicios. Juntos, podemos usar la enorme energía que
surge de aceptar e integrar todo lo que somos para un Nuevo Mundo. ¡Te espero!
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