Últimamente,
he dicho y me han dicho: “ya eres, ya lo
lograste; sólo disfrútalo”. Suena
maravilloso… pero es difícil de aceptar…
¿Por qué? Porque el Ego siempre
nos está espoleando para que seamos más, hagamos más, tengamos más. Jamás será suficiente, así que, sin importar
cuánto hayamos conseguido, estaremos insatisfechos.
Charlando
con una paciente, me contaba que, después de 30 años de ser una profesional
capacitada y de informarse mucho más de lo que es normal en su trabajo, seguía
sintiendo que tenía que “rendir cuentas”, dar explicaciones, cumplir con la
mirada del otro, exigirse, y que esto la tenía totalmente agotada y quemada.
Cuando le
dije: “tienes que relajarte y confiar en
lo que eres y sabes”, suspiró y comentó que estaba comenzando a darse
cuenta de ello y que, las ráfagas en las que lo podía hacer, eran
maravillosas. “Que no sean ráfagas,
hazlas un brisa constante y fresca”, le contesté.
Toda la
vida, hemos corrido detrás de una
idealización de nosotros mismos que construimos para obtener aceptación,
reconocimiento y cariño y no nos hemos detenido a pensar en cuan inútil e
inhumano es esto. Miramos sólo los
errores y fracasos y nos castigamos cruelmente, sin considerar que ellos son
parte del “combo”. Estamos experimentando y las equivocaciones son naturales al proceso. Nos indican por dónde no ir y nos clarifican la vía que es para
nosotros. Si pudiéramos verlo de esta
forma y aprender de ellos, todo sería mucho más simple y poderoso: “ok, no es
así; averigüemos de qué otra manera puede ser”.
Mantener una actitud de constante exploración y trasformación es lo que
nos hace sentir plenos y vivos.
En el
escabroso camino de perseguir el ideal, igualmente
hemos aprendido muchas cosas (generalmente, a través del sufrimiento y la
limitación): nos hemos ido conociendo y aceptando mejor, hemos dejado de lado
situaciones o personas que no acompañaban nuestro despertar, estamos más
concientes de la vida, hemos crecido.
Poco o mucho, más o menos bien, no importa: aquí estamos.
Si eres
adulto, llevas las cargas sobre la espalda.
Si eres joven, no sabes. Así te
tipifica la sociedad. ¿Te puedo dar otra
definición? Tú eres suficiente tal cual eres y estás
preparado para lo que deseas ahora. ¿Lo
acepta tu Ego? Lo más probable es que
no, que se queje de que te falta mucho y de que eso es conformarte.
¿Lo
profundizamos? No puedes ser otra cosa que lo que eres. Tu Esencia perfuma tu vida y te lleva siempre
hacia tu mejor aprendizaje y desarrollo.
Estás en el lugar que más propicia tu evolución y, cuando lo aceptes y
honres, te encaminarás hacia otro más completo y precioso. En este aquí y ahora (lo único que es real),
tú ya eres y tienes lo necesario para este punto de tu vida. Y si algo es preciso que aprendas, así lo
harás. Moviéndote fluidamente de
experiencia en experiencia, abrazando la vida con todo lo que tiene para
darte. ¿Lo pones en práctica? Te garantizo resultados asombrosos. Tengo
a tu Alma como aval.
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