Estoy observando profundos cambios en estas semanas. Para quienes han despertado a una nueva
visión de la “realidad”, se aparecen ocasiones de concretar verdaderamente los
conceptos que han estado elaborando en estos años. Las ruedas se van moviendo despacio y es
necesario confirmar con el cuerpo lo que se sostuvo con la mente. Confiar cuando no se tienen claro el camino o
el resultado puede ser desafiante pero es el signo de los tiempos. Acallando el Ego, los susurros y señales del
Alma se pueden sentir y seguir.
Para quienes están dormidos o se niegan a despertar, los
acontecimientos se presentan complicados.
Enfermedades y caos laborales y emocionales están a la orden. Como siempre, no se trata de un castigo sino
de oportunidades para abrirse a vivir en
un nuevo paradigma. Aunque pueda parecer
que se está en el peor de los escenarios, es el indicado para comenzar. Aprender a confiar en que nuestra Energía ha
convocado estos acontecimientos para resolverlos y entrar a una existencia más
plena es, otra vez, la mejor disposición.
El mundo exterior se podrá presentar complejo y conflictivo,
pero lo estamos haciendo entre todos. No
es algo dado y definitivo. Como compartí
en el post “¿Tu energía alimenta la paz
o la guerra?”, la paz comienza en cada uno de nosotros, en la toma de
conciencia de nuestro poder como co-creador de esa realidad. Es hora de asumir nuestra responsabilidad y
construir un nuevo mundo. Y,
generalmente, no es un trabajo gigantesco y heroico, lleno de grandes
elecciones. Es una tarea diaria,
práctica, pequeña. En cada instante, la
vida nos da la posibilidad: en una conversación, en un acto, en un pensamiento,
en una emoción, podemos transformar años de desarmonías.
El cuerpo vuelve a mostrarlo en una metáfora: 100 kilos de
sobrepeso acumulados en 30 años no necesitan de 30 años para bajarlos. Día a día, paso a paso, se revierte en mucho
menos tiempo. Seamos el cambio que
estamos esperando.
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