Llegamos a esta conclusión, riendo para no llorar, con una
paciente ayer. Cada vez que nos
proponemos algo que acrecienta nuestro bienestar y plenitud, se activan todas
las resistencias. El malestar que hemos
desarrollado hasta lo insano se niega a irse y, muchas veces, terminamos
abandonando la idea prontamente.
Lo peor que podemos hacer es luchar contra esas
resistencias. En el fondo, se trata de
un Niño Interior que aguanta una estrategia que, en su momento, pareció
exitosa. Ahora claramente ya no lo es,
pero no lo comprende. Así que mejor se
la explicamos breve y firmemente y comenzamos el cambio. Esto significa pescarnos en el momento en que
repetimos una determinada conducta y transmutarla ahí mismo, en el cuerpo, en
la mente y en la palabra… tantas veces hasta que se incorpore…
Se pudieron necesitar cincuenta años para mantener una
actitud, pero se puede convertir en poco tiempo. Primero, porque el Universo beneficia el
cambio y la expansión y, segundo, porque estamos en tiempos en que esto está
incrementado notablemente. Respaldar
algo dañino te lleva a la entropía y a la muerte. Sustentar la transformación y la luz te
expande amorosamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario