Ayer, en una meditación, apareció el motivo más poderoso de la sombra que sentí: el miedo al amor.
No me refiero solamente al tema relaciones (pareja, amigos, pacientes, lo que sea) sino al Amor como base de la Vida. Al amor a mí misma, a las personas, al trabajo, al planeta, a cada instante, a cada lugar, al amor como lo que me inspira, mueve, alegra, sorprende, me lleva a crear, a ser Una con Todos. El amor puede cambiar mi vida para siempre, barriendo desde la raíz los miedos, las dudas, las experiencias, los sistemas de creencias y dejándome vulnerable, abierta, presente.
Pero, ¿cómo sentirlo? Sé que está en mí; sé que es el adhesivo que aglutina mis aspectos, mis aprendizajes, mis dimensiones, mis propósitos, todo... lo sé... pero, no sé cómo conectarme para sentirlo en su maravillosa belleza y potencia… lloro desde el fondo de mí misma… y esas lágrimas me limpian y me permiten aceptarlo.
Sí, yo acepto al Amor en mi Vida. El amor me hace libre, poderosa, potente, sabia, abundante, próspera, compasiva, cariñosa, dulce, fuerte, constante, apasionada, trabajadora, aventurera, alegre, hermosa, sana, creativa, agradecida, divina.
Yo soy Amor. Yo soy Dios.
sábado, 23 de febrero de 2008
¡Salió el sol... y el amor!
Publicado por Laura Foletto en 15:04
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