En estos tiempos acelerados de
cambios, quizás sientas que estás al borde del abismo y que el miedo te
paraliza. Una primera opción es transformar tu forma de percibirlo: de un drama a una oportunidad.
En principio, te está indicando que llegaste al fin de algo. Eso ya es una
bendición, pues quiere decir que has recorrido todo ese camino y puedes liberar
lo que no te sirve ni te representa y reconocer las valiosas experiencias que
has tenido.
Ese es un paso que generalmente
dejas de lado, por lo que no consideras
los preciosos recursos con los que cuentas.
Cada vivencia que has atravesado ha poseído una finalidad y, al
incorporar su aprendizaje, te has empoderado y has evolucionado. Si no lo has hecho, siéntate a descubrir y a
escribir las enseñanzas que te pueden proporcionar. Luego, bendice y agradece la experiencia y
suéltala.
Otro error es no apreciar tus cualidades y fortalezas. ¿Acaso piensas que no las tienes? Observa mejor. Algunas son tan naturales para
ti que ni siquiera te das cuenta (aunque los demás te las admiran). Otras son producto de las adversidades transitadas. A otras las estás desarrollando, como la
paciencia, la constancia, el equilibrio.
Quizás, al finalizar un camino, no
sabes hacia dónde dirigirte y te sientes perdido. En la
superficie, tu Ego no puede verlo todavía, pero, en un nivel superior, tu Alma
está coordinando tus próximos pasos.
Necesitas silencio y confianza para dejarte llevar por sus señales y
sincronías. No se trata de que empujes
situaciones para forzar metas sino de que permitas que tu Alma trabaje contigo
en las creaciones que propone.
Tal vez, percibas que nuevas
oportunidades se están presentando y te atemorices ante lo desconocido. Crees que temes que algo malo suceda pero es
al revés: te da miedo ser feliz porque no
conoces cómo vivir de esa forma ni cómo comportarte ante la abundancia y el
amor presentes naturalmente en la Creación. De nuevo: tu Alma te está
redirigiendo hacia más plenas y venturosas opciones.
Estás ante la puerta de un nuevo
mundo. Tu cuerpo y tu mente lo sienten
intensamente. Eres el cambio que estabas esperando. Respira,
siente la Tierra bajo tus pies, ábrete a la Luz, permite que se despliegue el
camino y recórrelo con alegría, serenidad, sencillez y confianza.
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