Es interesante que el concepto de culpa es inexistente en
las culturas asiáticas. En el budismo,
por ejemplo, cuando se hace algo dañino para uno o los demás, se recurre al “arrepentimiento
inteligente”: se comprende la naturaleza del perjuicio y no se vuelve a
cometer. Se planta una nueva semilla de
karma, en cierto sentido…
Hace mucho, leí que la verdadera etimología de arrepentimiento
era “cambio de mente”: algo parecido a esta idea del budismo, en el sentido de
que, entendiendo lo nocivo de la emoción, pensamiento, palabra o acto, transformamos
nuestra mente al respecto y procedemos a hacer algo distinto.
La mayoría de las veces nos castigamos con penas tan duras, a
través de la culpa, que nos quedamos estancados en el mismo estado mental que
provocó el problema y seguimos en el círculo vicioso, sin darnos la oportunidad
de continuar adelante, con un nuevo estilo de vida. Si así lo hiciéramos, estaríamos honrando la
situación, al usarla para nuestra evolución y la de todos.
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