Viendo uno de los documentales de “La vida secreta de los
edificios”, me sorprendió la sede de
Interpolis, una compañía de seguros de Holanda. Construida por el estudio del arquitecto Erik
Veldhoen, es un prodigio de creatividad y de habitabilidad armoniosa.
Lo más impactante es que los empleados no tienen sitios
fijos para trabajar: no existe el consabido escritorio, rodeados de otros
montones (como en muchos edificios supuestamente modernos) en los cuales el
estrés de compartir el hábitat con demasiados compañeros se hace cada vez más
alto. Aquí, cada uno va variando su
lugar de acuerdo a lo que tiene que hacer y puede elegir en donde les vaya bien
a cada uno.
La pregunta inevitable es: ¿qué pasa con el control? Veldhoen contestó que era un tema de Control
vs. Confianza. Si se confía en la
responsabilidad de los empleados para hacer su labor, no es necesario el
control: es una cuestión de delegar poder.
De hecho, la productividad del personal es altísima y, además, trabajan
a gusto. Ojalá sea el comienzo de un
nuevo paradigma…
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