Para
quien se “informa” por distintos miedos, perdón, medios de comunicación, el
mundo parece estar más violento que nunca, mientras iría a la deriva en lo
económico. Esta aseveración se presenta
mechada con bonitas publicidades que nos venden productos que nos salvarían de
tal horror. Es irónico observar el vacío
generalizado, que procura ser llenado con cosas y actividades que lo
distraigan.
¿Hay que pelear contra eso, hay que rendirse y ser uno más, hay que
huir, hay que desentenderse, hay que aceptarlo, hay que contribuir a uno
distinto? ¿Está el mundo peor que nunca o se encamina a
algo mejor? ¿Cuál sería la posición de
quien dice ser espiritual? ¿Despertarse
a este tipo de preguntas lo hace más fácil o más difícil? ¿La ignorancia es bendición? ¿La información es poder?
Nos
hagamos estos cuestionamientos o no, la verdad es que estamos inmersos en los
hechos. ¿Se puede observarlos objetiva o
subjetivamente? Algunos dirán que no
existe la objetividad y tiendo a convenir, ya que no podemos evitar ver con
nuestros propios ojos, por más entrenados que estén. Finalmente,
creamos el mundo con nuestras ideas y emociones, con nuestra vibración y
elección.
La
mayoría piensa que no es así, que eso ahí afuera no tiene mucho que ver con
ellos, que son las víctimas de un sistema ya construido. En el fondo, todos pensamos
eso. Los que alegamos estar más despiertos
también, porque cada uno de nosotros tenemos puntos ciegos y caemos en la
ceguera común en algún momento.
Un comienzo sería preguntarnos si el mundo es
amable o peligroso. Lo que
elijamos marcará intensamente el tono de lo que encontremos, de lo que
atraigamos y de lo que construyamos colectivamente (Todos Somos Uno, así que
seremos responsables de las consecuencias).
Hace tiempo, conté cómo se presentó este dilema
para mí. Sigue siendo una propuesta,
porque cada día trae nuevos misterios y aprendizajes.
Una
interrogación más profunda nos revelaría que no existe tal mundo, que es una
ilusión colectiva. Aun así, mientras una
parte nuestra está existiendo en ella, ¿qué
elegimos ser, creer, crear? Me
parece que ésa sería una pregunta oportuna en estos tiempos…
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