"La pregunta es, ¿por qué el pensamiento siempre evita aquello que produce miedo y se aferra al placer? Esa es la cuestión. ¿Por qué el pensamiento interfiere en la experiencia? Si experimento una puesta de sol, en ese momento no hay nada que pensar; sólo estoy observando la belleza de la luz. Seguidamente, viene el pensamiento y dice: “Quiero que eso se repita mañana”, es decir, el conocimiento como experiencia, lo cual es placer, uno quiere repetirlo. He sentido dolor, lo cual es un recuerdo de ese dolor, es conocimiento, y en base a ese conocimiento o dependiendo de ese conocimiento, el pensamiento dice: “No lo quiero”, ¿entiende? El pensamiento hace eso todo el tiempo, se mueve entre el placer y el dolor; el pensamiento es responsable de ambos".
Krishnamurti dijo esto. Es interesante observar el mecanismo del apego: si nos produce placer, queremos que continúe, que se repita, que sea igual siempre; si nos produce dolor, deseamos que termine, que jamás vuelva. Lo más interesante es que si cualquiera de estos estados se multiplican, nos terminamos acostumbrando a ellos, tanto a los momentos disfrutables como los sufrientes: entramos en una inercia en la que los vemos como "normales". Es normal estar bien, es normal estar mal.
¿Qué falta entonces? Conciencia, presencia. Con ellas, experimentamos el presente con desapego, siempre pleno, siempre ahora. Es una práctica...
¿Qué falta entonces? Conciencia, presencia. Con ellas, experimentamos el presente con desapego, siempre pleno, siempre ahora. Es una práctica...
No hay comentarios:
Publicar un comentario