Cuando recién comencé a conocerme, sentía mucho miedo de mi oscuridad, de los “esqueletos en el ropero”, de sufrir nuevamente por lo que ya había sufrido, de las carencias, etc. Al tiempo, me di cuenta de que todo eso era superable y no tenía la importancia que yo (el Ego) le daba. Entonces, comprendí que mi mayor miedo era a la Luz, al potencial que traía, a no ser suficiente para ello, a lo que podía crear.
Esto nos sucede a todos. Sólo que la mayoría no pasa del miedo inicial a enfrentarse consigo mismos y siguen con las fantasías de lo que encontrarían. Sin embargo, esto es un desperdicio increíble. Nadie lo dijo mejor que Nelson Mandela:
El hecho de que juegues a ser insignificante no le sirve de nada al mundo.
No hay nada de iluminado en encogerse para que la gente a tu alrededor no se sienta insegura. Se supone que todos tenemos que brillar, tal como lo hacen los niños. Hemos nacido para manifestar la gloria del Dios que tenemos dentro. Y no, esto no está sólo en algunos de nosotros: está en todos.
Y así cuando dejamos a nuestra luz brillar, inconscientemente estamos dando permiso a otros para hacer lo mismo. Y así cuando nos liberamos de nuestro miedo, nuestra presencia automáticamente libera a otros”.
2 comentarios:
"Cuando recién comencé a conocerme, sentía mucho miedo de mi oscuridad, de los “esqueletos en el ropero”, de sufrir nuevamente por lo que ya había sufrido, de las carencias, etc. "
Puede que eso sea lo que me está frenando ultimamente.
Un beso y gracias por estas palabras.
El Ego se moviliza inmediatamente a través del miedo para mantener el control y no perder su mundo conocido. Recuerda que no eres el Ego y abre el camino a tu alma.
Besos.
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