Hace muchísimos años (es extraño, parecen cientos y a la vez ayer), hice un curso de control mental. Me sorprendió la facilidad que tenía para los ejercicios y pronto comencé a tener experiencias que me asustaron. No por ellas en sí, sino por lo que representaban: rareza, responsabilidad, singularidad, un camino distinto.
Yo ya había asumido mi peculiaridad, pero sentí que eso era demasiado, así que corté con lo que aparecía. Tarde años en volver a aceptar que sentía y pensaba diferente a la mayoría y que tenía conexiones con mi Ser Superior y Seres de Luz. Fueron años en los que se intensificó un anhelo profundo: la añoranza del Hogar.
Cuando no soportaba más, conocí “de casualidad” a alguien que me recordó que el Hogar estaba dentro de mí y, desde entonces, vivo en él. Sin embargo, continuó esa actitud de esconderme, de hacerme invisible para los otros.
Hoy, en que tanta Luz es necesaria, comprendo que debo cambiar. En principio, en mi interior, privilegiando esa Luz ante cualquier otra consideración. Y, luego, en el exterior, permitiendo que brille, sin taparla, esperando que sirva.
jueves, 17 de septiembre de 2009
Dejando brillar la Luz
Publicado por Laura Foletto en 14:47
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Tu luz me sirve...A veces mucho, otras me sirve más aun, de esa manera en la que no puedes ni quieres dejar que te siga iluminando tal vez, de manera aun más cercana...
Publicar un comentario