Hoy, tomé un colectivo y venía lleno, había un solo asiento en sentido contrario a los demás. No me gusta sentarme ahí porque me mareo, pero no quería viajar parada (nunca lo hago, hace mucho que decreté viajar sentada y se cumple).
Me sorprendió que ese mínimo cambio afectase tanto el viaje. Todo se veía diferente. Es más, había lugares que no los reconocía inmediatamente. O me desorientaba adónde estábamos. Muy interesante. ¡Cuantas veces sólo un cambio de visión, el lugar adonde nos paramos para observar nuestra vida, es suficiente para reformularla y apreciarla con nuevos ojos!
martes, 29 de septiembre de 2009
Desde otro punto de vista
Publicado por Laura Foletto en 20:17
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2 comentarios:
Por mas que lo borres, es así.
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