sábado, 4 de abril de 2009

Mmmmm...

Para mí cumple, fui a un restaurante francés por Palermo Soho. Me encanta comer… así de simple. De todo. Desde chica, mi padre decía aquello de “mejor vestirla que darle de comer”. Almorzaba con mi madre y mi hermano al mediodía y, cuando papá llegaba, me paraba al lado para ver si me daba algo o iba al vecino que también trabajaba en el Ferrocarril y le hacía lo mismo. Como eran austriacos, me volvía loca con sus strudels de manzana o esas tortas de chocolate exquisitas. Me dejaba comer las sobras de las cacerolas… ¡qué bueno!... me sigue gustando hacerlo.

Mamá cocinaba riquísimo toda clase de comidas, tanto argentinas como italianas (eran famosos sus fideos y ravioles). Además, era de inventar con lo que había, cosa que yo tomé de ella. A veces, nos acordamos con papá de las cosas que hacía y nos relamemos, sobre todo a la hora de tomar mate a la tarde.

Cuando comencé a trabajar, empezó mi recorrida por los restaurantes, saboreando distintas cocinas (sobre todo étnicas) y buenos vinos. Es una de las cosas que más me gusta hacer. Me fascina no sólo comer y beber, sino la atmósfera que se produce en un buen lugar con las personas. No tiene que ser un sitio lujoso; disfruto tanto el mejor de los restaurantes como comer choripán en la costanera. Lo que me interesa es que haya buena comida y buena compañía. También, me gusta ir a desayunar o merendar sola en un lindo café con diarios disponibles. Bah! Me encanta comer… ¿ya lo dije?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sos hermosa.