Como la base de mi enfoque terapéutico es espiritual (Integración Cuerpo-Mente-Espíritu), siempre surge la pregunta de porqué venimos con determinadas atributos o nos encontramos ante ciertas personas o situaciones.
No hay casualidades ni accidentes. Hemos elegido nuestros padres, el lugar y las condiciones del nacimiento porque ellos nos brindan el contexto necesario para activar nuestro plan de vida. El cuerpo que habitamos es funcional a él, ya que expresa lo que somos y vivimos. Nuestras luces y sombras son una síntesis de lo aprendido y la oportunidad de mayor crecimiento.
Traemos distintas posibilidades a cada encarnación, pero hay una que es el mayor reto y que no podemos eludir. Es la que nos hace tropezar con la misma piedra una y otra vez, no sólo en esta vida sino en anteriores. Es la tarea pendiente, la que repetimos sin solucionar.
Justamente, la repetición es su marca. ¿Por qué? Porque es la ocasión de sanar nuestras heridas y de restaurar nuestro cuerpo emocional, liberándonos definitivamente. Si le huimos, sólo ahondamos el sufrimiento. Al encararla, podemos comprender su significado, liberar el dolor y hallar las brillantes cualidades que esconde. Efectivamente, eso que evitamos es nuestra mayor fuente de poder y aprendizaje. La sombra que esquivamos es la bendición detrás de la maldición. Al atravesarla, encontramos la luz… y a nosotros mismos.
Atravesar es la clave. Tendemos a evitar o rechazar, luchar o huir de lo que nos duele o nos cuesta. Así, o nos volvemos débiles y temerosos o nos cansamos de tanto batallar para nada. De cualquier forma, nos hacemos adictos al sufrimiento y a la adrenalina emocional de tantas idas y vueltas inútiles.
Cuando nos plantamos y nos decidimos a ver los juegos que jugamos, el plan de vida que traemos, encontramos las claves para detener la repetición y elegir. De eso se trata. De atravesar sin engancharse las distintas capas de reiteraciones, comprender el aprendizaje y escoger nuevas actitudes.
Aquí se halla un punto crucial que muchas veces no entendemos. Nos castigamos por ciertas decisiones o circunstancias, sin darnos cuenta de que debíamos pasar por ellas para cerrar opciones o contratos anteriores. Ignorantes de ellos o del salto de conciencia necesario, continuamos atados repitiendo el patrón. Lo único que se precisa es claridad para resolverlo y la certeza de que tenemos libertad de elección para encontrar nuevos caminos.
Una vez que se comprende el tema, la pregunta que sigue es “¿cómo lo hago?”. En principio, dejando de repetir. Obvio, ¿no? Sin embargo, tenemos grandes dificultades en ver lo obvio. Seguimos haciendo lo mismo esperando resultados diferentes. A esto Einstein le llamaba locura. Sólo la conciencia y presencia continua nos puede sacar de los patrones habituales de pensamiento y comportamiento para instalarnos en otros más creativos.
Debemos fundar nuevos propósitos, sostener la vibración energética y permitir lo que pueda relacionarse a ella para concretarse. Para ello, necesitamos liberar la energía emocional del antiguo patrón y enfocarnos en la aparición de las nuevas manifestaciones, tanto en lo emocional como en lo mental y práctico.
Es muy probable que dudes de tus capacidades de hacer esto. ¿Quién te metió esto en la cabeza? Todos diría yo. ¿Lo hace cierto? No. Comienza a creer en las magníficas cualidades inherentes a tu Ser. No viniste aquí a sufrir ni a pagar “errores”. No hay un cielo en otro lado. Ni éste es el infierno. Tú viniste a traer el Cielo a la Tierra, a amarte incondicionalmente y, a través de esto, a elegir ser y crear. Lo que desees, como lo desees, haciendo tu camino particular. Entre todos, lo hacemos posible. Te acompaño
lunes, 20 de abril de 2009
¿Dejas de repetir y creas algo nuevo?
Publicado por Laura Foletto en 9:59
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