Son las 6.40 de la tarde y estamos todavía en sobremesa, bajo dos tupidos paraísos que nos ofrecen su sombra, mientras una suave brisa despeja el calor.
Mucha comida, mucha bebida, mucha charla, muchas risas. Los chicos han corrido y jugado y ahora están descansando. Los grandes cuentan anécdotas divertidas. Los platos se acumulan en la pileta. Los pájaros trinan la música de fondo.
El verano se desliza lentamente, mientras nosotros fluimos arrullados por el amor y la alegría.
sábado, 3 de enero de 2009
Calor... humano
Publicado por Laura Foletto en 18:41
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