viernes, 30 de enero de 2009

Simplicidad

Esta semana, mi padre ha estado especialmente miedoso con respecto al futuro. Siempre lo ha sido, siempre ha estado “planificando” desastres que nunca ocurrieron y sorprendiéndose por los que jamás pensó: las muertes de mi madre y mi hermano.

Mientras lo calmaba, advertía que me reflejaba un particular momento mío en el que, después de gratificantes avances, me volvía a enredar en dudas y temores, posiblemente debido a desafíos grandes que atravesar próximamente.

Tomé nota de esto, respiré, le agradecí el espejo y volví a confiar en mi camino. Uno de esos desafíos se está solucionando fácilmente. Cada vez, me doy más cuenta de que la vida es simple y grandiosa, que deseo una existencia sencilla, creativa, próspera, amorosa, pacífica. La hago con mis elecciones diarias, en cada momento en que la vida me propone algo y yo la abrazo desde la confianza y la simplicidad. Esta palabra le vino a una paciente (ahogada en problemas económicos y familiares) después de conectarse con su alma. Nosotros lo hacemos difícil y complicado, resistiéndonos al fluyente impulso de la creatividad de Dios en nosotros.

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