Este fin de semana, la pasé con papá cuidándolo de su bronquitis. Fueron buenos momentos para observarme…
Papá tiene la costumbre de putear ante la más mínima contrariedad, especialmente si está de mal humor o enfermo, cosa que siempre me molestó mucho. Después de escucharlo unas cuantas veces, le dije que dejara de hacer escándalo por todo y que simplemente lo aceptara y lo llevara lo mejor posible.
Por supuesto, me di cuenta de que yo tenía (tengo, a veces) la misma costumbre. Esto no es una excusa ni una justificación. Ni una “causa” psicológica. Yo soy así también. Él sólo me lo activó.
Esto es algo fundamental en la vida (y ni qué decir en la terapia): pasarse la existencia entera culpando a los padres (o lo que sea) de lo que somos o nos sucede es, además de inútil e inoperante, falso. Hemos elegidoestos padres (nos hemos elegido, sería más apropiado) justamente porque iban a activar ciertos aspectos que elegimos trabajar en esta encarnación. La palabra clave es: elección.
No somos hojas en la tormenta. Hay una finalidad para cada persona o circunstancia en nuestra vida y es mejor comenzar a descubrir esas razones… en nosotros, no acusando a los demás.
Además de calmarme a mí misma en este espejo, el límite sirvió, ya que luego hizo un par de comentarios tipo “no es para tanto, no es para morirse”: los dos elaboramos la actitud, la faceta que nos enfrenta.
lunes, 14 de julio de 2008
Puteando... espejos
Publicado por Laura Foletto en 12:13
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2 comentarios:
Un amigo me recordó esto hace unos días:
De mis padres he aprendido lo que debo hacer y lo que no debo hacer. Por ambas cosas, les estoy profundamente agradecido.
Un abrazo, Laura.
¡Opino exactamente igual! Además, a mi padre lo estoy re-descubriendo en sus mejores facetas ahora que estamos solos. Así que estoy muuuuuy agradecida.
Gracias por tus valiosos comentarios. Muchos besos.
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