Nuestra
sociedad es el sueño dorado del Ego: sus inseguridades e insuficiencias están
compensadas con sustitutos como el consumismo y la diversión vacía. Cuando fallan la confianza y la conexión a
instancias mayores, ahí están la lucha y el esfuerzo para merecer la vida.
Cuando no se encuentran propósito ni realización interior, ahí están los logros
externos para sentirse reconocido y digno de amor. En un mundo desacralizado, el Ego se siente
Dios y reclama su pleitesía de estrés y ansiedad.
Sin
darnos cuenta, hemos internalizado que todo se consigue empujando, moviéndonos
continuamente en pos de algún objetivo, laboriosos hasta el cansancio agotador. Nuestras horas deben estar llenas de
actividades, mostrando cuan interesantes y completos somos: personas
satisfechas, cónyuges amantes, padres felices, trabajadores exitosos, amigos
fieles, consumidores prósperos… ¿falta algo?
Quizás, nos
faltamos nosotros. Quizás, estamos
encubriendo esa carencia detrás de tanta abundancia. ¿Es tan
difícil SER? Lo es para el Ego, que está
conectado al HACER. ¿Qué te sucede
cuando estás solo, inactivo, silencioso?
Esa es la medida de la aceptación
de ti mismo. Si no puedes soportarte,
si surgen emociones o pensamientos angustiantes o demandantes, si tienes que
realizar algo o buscar compañía, es
tiempo de cultivar tu interior.
Entonces,
tu Ego te dice que es necesario que hagas cosas para ello, que te exijas ser de
una determinada forma, que te pongas metas medibles y triunfantes, que luches
contra defectos evidentes y escondidos,
que te empujes hasta el máximo para ser lo mejor que los demás puedan reconocer
y amar… ¿volvimos a lo mismo? Es el círculo vicioso de tu mente.
No necesitas hacer
nada, sólo permitir ser quien eres.
¿Que no eres nada, que eres incompleto, inadecuado, insuficiente,
inútil, inseguro, in…? Sí, tu Ego lo
es. Él es un instrumento para tu
aprendizaje en esta dimensión, es un actor de muchísimos roles, es un calidoscopio
de múltiples colores sintonizado para tu visión particular, es una proyección
de tu Ser para su creatividad esencial.
Tú ya eres. Eres un Ser multidimensional, espiritual,
energético, luminoso e iluminante, jugando en esta maravillosa Tierra. ¿Y si
dejas el drama y asumes tu juego, con compromiso y alegría? ¿Y si consientes que lo que eres surja y
encuentre personas y situaciones acordes a su vibración y propósitos? Una de las diferencias fundamentales entre la
nueva y la vieja energía es la forma en que lo concretamos: empujamos o permitimos, proyectamos o
confiamos, luchamos o nos entregamos, tememos o amamos.
Ya
lo sabes: el exterior muestra el interior.
Encontrarás afuera lo que tienes adentro. El mundo es tu espejo. Obviamente, se trata de un proceso, no algo
que consigues de un día para el otro; se trata de integrar las polaridades, de
encontrar tu personal forma de fluir con el nuevo paradigma. Acepta
y ama tu encarnación y jugarás con tu Niño Interno en una Nueva Energía que te
sostiene y fluye contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario