Continuando
con la idea del último Boletín, hay un error básico en el estar pendiente del
“qué dirán”: no hay nadie perfecto. TODOS somos un sistema que incluye las
distintas gradaciones de la DUALIDAD, desde lo más oscuro a lo más luminoso. La religión y la cultura han presionado para
que seamos (o mostremos) sólo lo “bueno” y luchemos (u ocultemos) lo
“malo”.
Esta
pretensión es no sólo inútil sino también productora de enorme
sufrimiento. Es como si, aduciendo que
los excrementos son feos y olorosos, nos extirpáramos los intestinos, olvidando
que ese proceso es indispensable para nuestra existencia. La
oscuridad tiene una finalidad: encontrar la luz al atravesarla. La soberbia nos enseña humildad; la envidia
nos enseña nuestro propio valor; la debilidad nos enseña fortaleza.
Una
realidad tan obvia como que no hay nadie enteramente bueno o malo o que todos
tenemos cualidades (que nos cuesta registrar) y “defectos” (que somos rápidos
en reconocer) es, sin embargo, muy olvidada.
Nos sentimos como demonios irredentos y nos queremos portar como ángeles
impolutos. ¡Qué tontería! Somos
humanos: el Combo Básico contiene luz y oscuridad.
Por otro
lado, cuando pensamos o hacemos algo que
contradice a los demás, es improductivo esperar que nos aprueben. Gastamos la energía disponible para el cambio
peleándonos o demandando reconocimiento.
Cuando vamos por algo que contrasta con lo establecido o que es distinto
a lo que éramos, no vamos a cosechar aplausos y elogios y es imprescindible
aceptarlo. Tendremos ciertas oposiciones
y críticas y lo sabio es concentrarnos en nuestro interior y hacer la labor
diaria de liberar lo que ya no nos sirve, mientras lo vamos reemplazando por lo
que deseamos. La paradoja es que, cuando hayamos encarnado la transformación,
entonces los demás nos aceptarán. La
paciencia, la constancia, el compromiso y el entusiasmo son fundamentales.
Cuando
niños, buscamos reconocimiento, aceptación y cariño de nuestros padres. Cuando adultos, los buscamos de todos. Esto es
una necesidad infantil. En nuestra
mente, sabemos que no podemos gustarle a cualquiera (a nosotros no nos gusta
cualquiera), pero el Niño Interior quiere lo que no tuvo. Debemos
darle nosotros lo que él anhela.
No hay nada malo ni
equivocado en ti: eres
exactamente lo que te propusiste antes de entrar en esta encarnación. Tienes las cualidades que te asistirán a
lograr lo que viniste a ser y los desafíos que te ayudarán a aprender lo que
necesitas. Tu Ser, íntegro y conectado a la Totalidad, te guía y te protege. Acéptate y disfruta ser tú, sin importar lo
que opinen los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario