lunes, 5 de agosto de 2013

Cómo conectarte con tu cuerpo

Aspectos prácticos:
Alimentación lo más natural posible: la mayoría de las comidas industrializadas están llenas de químicos o productos dañinos.  En la medida de tus posibilidades, trata de que ellos sean la menor cantidad y retorna a los cereales, verduras y frutas.  Toma al menos un litro de agua por día. 
Actividad física: si deseas caminar, hacer yoga, taichí, danza, lo que prefieras, hazlo con conciencia; no estés pensando en otra cosa o exigiéndote o haciéndolo porque “debes”; percibe tu cuerpo, disfrútalo, escúchalo, aventúrate a ir más allá de las limitaciones, con delicadeza y cariño.
Peso adecuado: por supuesto, no tienes que ser un modelo, pero estar por debajo o por encima del peso conveniente a tu altura y edad sólo te traerá problemas.
Salud: este cuerpo estará contigo por el resto de tu vida… ¿es obvio, sí?  Sin embargo, hoy lo tratas como si no te fuera a pasar las consecuencias de tus desatinos el día de mañana.  Llegarán y no serán buenas.  Cuídalo, hazte exámenes, busca medicaciones y técnicas alternativas, que lo respeten y no sean invasivas, agradécele cada día que esté sano, fuerte y sensible.
Aspecto agradable: te sientes como te ves, esto es una realidad.  Si te ocultas debajo de ropas enormes o feas, si no prestas atención a tu aspecto físico en general, estás mostrándote (y mostrándole a los demás) lo poco que sientes que vales.  Quizás, no te des cuenta de que ropa interior y medias desgastadas o rotas manifiestan  tu estado interior.  Que una vestimenta ridícula o estropeada o antiestética proclama más de ti que cualquier otra cosa.  No son banalidades: tú eres tú en cada cosa que haces.  Mira programas del tipo “No te lo pongas!” y aprende a vestirte según tu cuerpo y edad.  Visita tiendas de distintos estilos y juega, prueba diferentes aspectos de ti y diviértete.  No tienes que ser monotemático, puedes tener ropa de acuerdo a tus múltiples roles y estados de ánimo.  Además, ten un corte y color de cabello adecuados a tu rostro, uñas arregladas, mantente limpio y saludable.  Haz un cambio exterior para que surja tu brillante interior.


Relación CuerpoMente:
Vive en el cuerpo: pareciera una tontería esta afirmación pero tú vives en tu mente.  Realizas todo automáticamente, mientras piensas en lo que hiciste o vas a hacer o te criticas o te atemorizas.  Mientras tanto, te pierdes del presente, que es lo único real que tienes.  Así que… respira, siente tu cuerpo: si está cómodo, si necesita un descanso, si no le gusta una situación o un ambiente, si reclama tu atención a algún tema con un síntoma o una enfermedad, si precisa contacto con la Naturaleza, con un mimo, con una persona.  Tócalo, acarícialo, halágalo mientras te bañas, gózalo.
Presencia total: ¿has percibido cuán molesto es cuando alguien parece que está ahí pero en realidad está en otro lado?  Tú lo haces continuamente.  Los que más lo descubren son los niños, por eso demandan presencia, muchas veces con un mal comportamiento.  Deja de volar inútilmente y baja a tu cuerpo, vive en el aquí y ahora, aprecia las posibilidades que hay en este momento.  Si crees que el mañana te traerá lo que necesitas, toma nota de que hoy era el mañana de ayer.

Conexión con tu Alma:
Es un templo: obnubilados por siglos de oscurantismo acerca de que el cuerpo es sucio, perecedero y maligno, no distinguimos que lo degradamos o lo demonizamos inconcientemente.  Por el contrario, es energía densificada, acoplada a los cuerpos sutiles.  Entonces, hónralo y encuentra tu divinidad en él.
Relación cotidiana: tu Alma intenta comunicarse contigo todo el tiempo, a través de lo que vives en lo habitual.  Pregúntate: “¿por qué/para qué sucedió esto?, ¿qué puedo transformar?, ¿cómo responder más sabia, serena, amorosamente?, ¿qué aporta mi conducta a Todo Lo Que Es?”  Cada momento de tu vida es una constante oportunidad de aprendizaje y co-creación.
Silencio: la estresante y febril actividad de nuestra sociedad es, en el fondo, un escape superficial del Ego a los reclamos de la Esencia.  Procura hacer silencio y escucharla, porque en la calma está la conexión.  Si necesitas meditar o rezar o caminar o mirar el fuego, hazlo.  En algún momento, este enlace debería ser cotidiano, natural y simple, tan parte de ti como comer.  De hecho, es tu verdadera nutrición.  Sencillamente, tu cuerpo está en íntima conexión con tu Alma, en Luz y Amor.  No lo hagas difícil: cree que así es y así será.


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