El Doríforo, un canon de la belleza griega (y occidental), está en Buenos Aires. Mirando la foto, sobre todo la de espalda, se nota que el venerable señor está quebrando la cadera al caminar, algo que un hombre de hoy caracterizaría como de homosexual. ¡Qué interesante! :-)
Cuando trabajo con hombres el tema de su postura, lo que se traduce en su actitud ante la vida, siempre aparece la rigidez que tienen en la pelvis. Se mueven en bloque, sin poder diferenciarla e individualizarla. Padecen dolores en la zona y algunos hasta problemas realmente serios que los han llevado a operaciones.
No hay dudas de que, además de otros temas, el área tiene que ver con la sexualidad. Por más que se la den de machos superados, la rigidez indica una pobre sensibilidad y performance y un temor manifiesto. La flexibilidad corporal es un signo de apertura y fluidez. Para pensarlo... con el Doríforo de testigo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario