Todo lo que he soñado en mi vida se está concretando, adentro y afuera. Siendo una índigo pionera, nunca estuve en sintonía con mucho de lo que la sociedad ofrecía como “modelo”. Poco a poco, comencé a forjar mi propio paradigma y a vivir de acuerdo a él. Siempre a contramano, hoy puedo sentir que se están abriendo caminos nuevos y que muchos están caminando por ellos o deseando hacerlo. Los encuentro como compañeros de ruta o como pacientes.
Vivo en el aquí y ahora, así que raramente recuerdo el pasado (el que se está convirtiendo en una especie de película que se está borrando de mi memoria), pero hoy, en este hermoso día, las emociones, pensamientos y vivencias del ayer se me aparecen para que pueda apreciar la enorme transformación que he hecho.
En el fondo, sólo ha sido una “limpieza” de lo que ya no sirve para los nuevos tiempos y una concreción de lo que he venido a realizar, pero me maravilla la constancia en mis sueños. La constancia no es una de mis cualidades más desarrolladas, pero, cuando creo verdaderamente en algo, sigo adelante sin importar nada. Los resultados están comenzando a verse y estoy feliz.
Todo ha valido. Cada dificultad, cada tropiezo, cada caída al fondo del pozo, todo… porque he sacado un valioso aprendizaje de ello. Y también cada momento de alegría, de cariño, de logro, de plenitud.
En este otoño que parece una primavera, siento los brotes comenzando a nacer en medio del caos, tanto en mi interior como en el exterior, y los riego con amor y entusiasmo.
viernes, 1 de mayo de 2009
Plena
Publicado por Laura Foletto en 11:22
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