¿Cómo estás leyendo
este artículo? ¿Es confortable tu postura, te molesta o te duele
algo? ¿O estás tan absorto navegando en Internet que no te das cuenta de
tu cuerpo? Si atraje tu atención, no cambies nada por ahora. Solo
observa tu respiración, tu actitud, tus manifestaciones físicas. ¿Cómo te
sientes emocionalmente? ¿Está tu mente tranquila o ansiosa o
embarullada? ¿Te sientes bien?
Si respondiste que
no, ¿sabes qué hacer para cambiarlo? Esta pregunta tan simple
puede resultar lo menos obvio que te imaginas. Damos por descontado que
así somos, que así son las cosas, que así es la vida, por lo que rara vez nos
planteamos que el cambio es posible y menos cómo se hace.
Tomar esa
posibilidad implica que atravesaremos por distintas instancias, algunas
difíciles, otras asombrosas, otras espléndidas. ¿Cómo atravesar
las complicadas? Buscando comodidad en la incomodidad.
Siempre tendremos situaciones que nos desagradan o nos perturban. La
actitud con que las tomemos es crucial. Ya lo sabes: no importa lo que
sucede sino qué haces con ello…
Tienes tres
posibilidades: te resistes, lo neutralizas o le buscas algo bueno.
Analicemos cada una. Si te resistes, cargas la actividad con enojos y
victimizaciones, lo cual la hace más pesada y difícil. Si la neutralizas,
la aceptas y te dedicas a realizarla sin más, con la mente en blanco. Si
le buscas el beneficio, te será más rápido y fácil y te energizará en cuanto
comiences. Recuerda que estamos en una dualidad, por lo que todo tiene
tanto su parte buena como mala.
Vamos a un ejemplo
simple: suponte que tienes que ordenar tu ropa. En el primer caso, te
llenas de excusas, te cansas de solo pensarlo, te irritas y lo más probable es
que lo dejes para otro día. En el segundo, te pones a hacerlo y buscas
cómo implementarlo haciéndolo cómodo dentro de tus posibilidades. En el
tercero, piensas en lo ventajoso: lo afortunado que eres de tener tanta ropa,
lo hermoso que quedará el armario, las personas que se beneficiarán de lo que
regales o el dinero que te quedará si lo vendes, el orden que eso representa
como un reflejo en tu vida, etc. Es tu decisión.
Una aclaración: ¿lo
estás pensando para quedarte en una situación incómoda para siempre? No
funciona. La vida es evolución. Cuando te está mostrando que
es tiempo de crecer hacia un nuevo nivel, nada lo impedirá. Quedarte o
resistirte solo agravará las consecuencias. Muévete y hazlo lo más simple
y agradable que puedas.
Volvamos a tu
situación. ¿Cómo estás respirando? Hazlo inflando tu panza (no tu
pecho), en una sucesión lenta de inspiraciones y espiraciones, sintiéndote
conectado a la Vida. ¿Estás contracturado? Pon tus pies sobre el
piso, apoya tus isquiones (los dos huesos en la base de la pelvis, no el
coxis), recuesta la espalda completa sobre el respaldo, imagina tu columna como
una flecha hacia el cielo, con la cabeza flotando suave. Siente tus
huesos sosteniéndote y deja que los músculos se relajen lo suficiente.
Toma conciencia de que la silla y el piso te soportan y suéltate. La
Tierra te sostiene y te nutre. Respira tranquilo, libera el ceño y la
mandíbula. Aquí estas y este Ser precioso eres tú. Estás en el
aquí y ahora, conciente y pleno. ¡Bienvenido a tu mundo!
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