Charlando con un paciente acerca de cuánto recordaba los malos momentos
en lugar de los buenos, llegó a la conclusión de que privilegiamos el dolor a
la alegría, la carencia a la fecundidad, la restricción a la libertad. ¿Nos damos cuenta de esto? Generalmente no. Pensamos: es lo que hay, así son las
cosas. Está claro que necesitamos un
nuevo paradigma…
Nos identificamos con las
limitaciones y la única forma que conocemos para desarrollarnos es la lucha y
el esfuerzo. Esto es así porque el
modelo que rige la sociedad es el del Ego, que está desconectado del Ser, de Todo
Lo Que Es. Estamos pagando duramente este modelo
perfeccionista, que trata al cuerpo como una máquina y a la mente como un
programa de computación.
Traemos un potencial
extraordinario que no nos enseñaron a liberar. Estamos conectados al Universo y
a la abundancia infinita, pero nos amaestraron para ser sirvientes baratos al
creer que hay que conquistarle al mundo lo que nos pertenece. Hemos dejado nuestro poder en manos de otros
por migajas.
Es tiempo de reclamarlo y crear. Para eso, tenemos que dejar de tenerle miedo
al éxito. La mayoría cree que la
razón por la que no intentamos movilizarnos o nos boicoteamos es porque le
tememos al fracaso. La realidad es que
ya hemos fracasado muchas veces, así que una más no nos matará. También, se piensa que es por miedo a lo
desconocido, pero eso es un anclaje en el pasado, en lo que ya nos ha pasado y
nos amedrenta que vuelva a suceder. El
verdadero temor está en otro lado: ¿en
qué deberemos convertirnos para vivir como lo soñamos?
“Locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes” dijo
Einstein. Todos somos locos
entonces. Deseamos ser lo que anhelamos
pero recelamos de hacer los cambios que lo posibilitarán. “¿Podré ser así?, ¿seré capaz de todo eso?, ¿no será mucho?”. “¿Y si pierdo esto?, ¿y si se va aquel?, ¿y
si me va peor que ahora?, ¿y si, y si…?”.
Estos supuestos nos impiden
distinguir que la verdadera transformación no está digitada por los temores
limitantes del Ego sino por el plan maestro del alma, que busca la expansión
inherente a la Creación.
Por lo tanto, el miedo debe ser
reemplazado por la confianza en que nuestro Ser nos conducirá a lo mejor para
nosotros, que liberará el potencial de una vida plena de sentido, porque estará
uncida a la Luz. La “oscuridad” que podríamos
hallar es simplemente una oportunidad para más luz y expansión, cuando nos
adentramos en ella y encontramos los tesoros que oculta.
El nuevo paradigma nos invita a hacerlo de la dualidad a la unidad, del hacer al ser,
del control a la confianza, de la lucha a la atracción, del poder al amor. La conciencia es la herramienta básica (y
está anclada a la integración cuerpomente). A medida que nos vamos sintiendo más seguros
en atraer vibracionalmente lo que nos hace sentir completos y creativos, más
expansión experimentaremos y así infinitamente.
Es un juego maravilloso, muy distinto del que propone el Ego con su
estresante limitación.
¿Qué otros recursos podemos
utilizar, además de la conciencia? La alegría, el entusiasmo, la gratitud, la ternura,
la creatividad, la interacción responsable con los demás, aceptarse, amarse. Todos
traemos una luz que intenta iluminar con su brillo particular. ¿Lo permitirás? Te ayudo a lograrlo.
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