Charlando con una paciente acerca de su personalidad dependiente, me decía que no comprendía cómo su madre (también dependiente: generalmente es una cadena) se había enamorado de su padre si era exactamente lo contrario de lo que ella buscaba (de hecho, la abandonó prontamente).
Es notable cómo el alma busca la resolución del conflicto. Presenta a quien PARECE ser la solución a los problemas, o sea, alguien "confiable" de quien depender, con la fuerza para sostener, con todo para dar. Se lo idealiza, se le proyecta las necesidades... para encontrar que no hay nadie ahí. Está en nosotros la solución. O sea, el príncipe azul se convirtió en el sapo que era (muchas veces otro dependiente que también idealizó). No hay salidas afuera.
viernes, 27 de noviembre de 2009
De cómo el príncipe azul se convirtió en sapo
Publicado por Laura Foletto en 20:20
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2 comentarios:
Sin embargo hay que vivirlo para abrirse a otra amplitud de consciencia.
De lo contrario, vivirás y morirás en el anhelo.
Érase una vez que yo tuve un príncipe azul auténtico, con una "sapidez" muy sabia... :)
Justamente, la experiencia (lo único que vale como bien dices en el post anterior) se presenta para hacer posible el anhelo no del ego sino del alma: en este caso, aprender que puede sola, dejar de necesitar.
La amplitud de conciencia es siempre la oportunidad y el regalo que obtenemos cuando atravesamos el aprendizaje.
Besos.
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