miércoles, 2 de mayo de 2007

¿Qué estoy creando?

Una paciente, quejándose de actitudes de su pareja, se preguntaba si no cedía terreno al trabajar internamente con lo que le sucedía a ella mientras él no lo hacía y seguía creyendo que todo estaba bien. Le hice la siguiente propuesta: “imaginá que sos la creadora de tu mundo, que sos el dios de tu universo; ¿para qué creaste un marido así?, ¿para qué necesitás alguien con esas actitudes?”. ¡Ups!

Lo admitamos o no, sea cierto o no, esta pregunta abre una serie de consideraciones personales que no estábamos atendiendo por centrarnos en el otro, por poner las culpas en el otro.

Cuando siento emociones nocivas, lo primero que debo cuestionarme es qué me pasa a mí, a qué se debe que haya puesto eso en otra persona. El fin principal es el de soltar ese condicionamiento. Por eso, es importante dejar de criticarme o ponerme mal si observo un creciente rizo de emociones dañinas, ya que eso es la señal de una liberación profunda que es necesario afrontar.

Tendemos a pensar que las interacciones con los demás son casuales. Son oportunidades. La mayoría de las veces son respuestas a pedidos que, incluso, hemos olvidado. Es muy importante estar atentos y receptivos a cada pequeño encuentro o conversación porque puede traer el germen del cambio.

Hoy, fui a la verdulería y el dueño, que es muy parlanchín, se interesó por mi profesión. Cuando le dije que era terapeuta, me bromeó con la cantidad de plata que estaría ganando. Me sonreí y me preguntó si hacía publicidad. Al contarle que no, me dijo: “tiene que hacerlo, porque tal vez hay diez pacientes alrededor que no se enteraron que usted es terapeuta”.

Me recordó que tenía pensado realizarlo, pero que lo había dejado a un lado. Fue la contestación a una pregunta. ¡Gracias!

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