viernes, 30 de noviembre de 2007

Rotulado... marcado...

Muchas situaciones son definitorias en nuestra personalidad; cuanto más angustiantes, más cruciales. Tengo y he tenido pacientes abusados sexualmente, emocionalmente, físicamente por muchos años en sus infancias. Otros han sido alcohólicos o drogadictos u obesos o anoréxicos o borders. Todos han llegado con ese rótulo en su frente.

Así, marcados para siempre, han sobrevivido pero generalmente no han vivido. Arrastran sus vivencias, cargándolas como si ellas fueran su identidad. Se han mostrado al mundo a través de esas etiquetas y el mundo los ha tratado como tales. Ciertas experiencias los han definido y se han quedado en ellas, sin poder apreciar que son muchísimo más: un mundo en sí mismos. Traen el pasado continuamente al presente, un presente en que ya no sucede eso, pero sí los reflejos de eso porque no lo han liberado.

Aceptar no es conformarse, ni resignarse ni someterse. Es una activa compresión de lo que sucede y sus dinámicas a fin de poder tener la libertad de elegir qué hacer. Así, se puede crear algo nuevo a partir de lo aprendido, así se puede encontrar el regalo detrás del drama.

Jamás algo es mayor o más fuerte que nosotros. Todo es a nuestra medida. Y nunca es un castigo ni una culpa: es una oportunidad para ser más comprensivos, amorosos, poderosos, valientes y, de esa forma, iluminar a otros en circunstancias parecidas.

La Vida es sabia y una amante incondicional. ¿Cuánto te amás? ¿Te podés decir: “yo tengo derecho a ser feliz sin importar lo que pasé, porque AHORA yo soy completo, íntegro, resplandeciente”? ¿Te mirás al espejo y te atrevés a aceptarte y amarte así como sos? ¿Abrazás a tu Niño Interno y le brindás tu apoyo? ¿Quién sos? Sin rótulos, sin marcas…

martes, 27 de noviembre de 2007

Un día precioso

Hoy: estuve en la plaza haciendo gimnasia, tomé café con el grupo, fui a la médica (todo bien), trabajé en Internet, despedí a una amiga que se va a Bélgica, me conecté con objetivos y formas para mi trabajo que me surgieron desde el alma (¡gracias!!) , arreglé pasar fin de año con mis parientes de Entre Ríos (¡lo convencí a papá!), se solucionaron ciertos trámites muy bien, tengo nuevos libros para leer y mucho para escribir, tuve una larguísima sesión con una paciente, voy a cenar frugal y rico y a ver una película que me prestaron, el sol ha estado cálido con una brisa fresca y la noche está muy agradable: un día precioso... preciado... apreciado...

La vida es así cuando fluyo con su abundancia, cuando así lo creo y lo creo (de creer y de crear: qué perfecto que se conjuguen casi iguales), cuando así me creo y me creo. Gratitud.

¿Estás atascado en las emociones?

Hoy, una paciente que viene hace poco hizo un descubrimiento fundamental: siempre accionó de acuerdo a las reacciones emocionales de los demás (sobre todo las de enojo) y se sintió ahogada por las propias, que le impedían hacerse valer.

Ciertamente, es una actitud común… y desafortunada. Creemos que somos lo que pensamos, pero más bien somos lo que sentimos. Nos identificamos con nuestras emociones y le damos el poder de gobernar nuestras vidas. Tenemos mucho cuidado de seguir pautas como las de “El Secreto” o algún libro de pensamientos positivos y creemos que con eso cambiaremos todo. No nos damos cuenta de que no se trata de recubrir una vida de reacciones aprendidas con una pátina brillante de nuevas ideas. ¿Y las emociones?

Ellas te gobiernan. Te decís: “soy feliz, todo está bien en mi mundo” y, enseguida, tu esposo/a o un amigo te hace un comentario crítico e inmediatamente sentís que no valés nada y que no podrás salir adelante. ¡Adiós, buen pensamiento! Tenés que recordar que sos adicto a ciertos estados emocionales, que necesitás ciertos neuropéptidos para funcionar.

Como te he comentado anteriormente, nuestro cuerpo físico tiene una correlación con nuestras emociones y pensamientos. Es como el hardware al software de las computadoras. Procesa y expresa todo (por eso es tan rápido y simple hacer una terapia que involucre lo corporal además de las otras instancias). Entonces, a cada emoción y pensamiento les corresponden ciertos neuropéptidos. Desde el comienzo de nuestra vida, hemos llevado a cabo una determinada “preferencia” por algunos, debido a las condiciones imperantes durante nuestro nacimiento y posterior desarrollo. Padres poco contenedores o entornos traumáticos han disparado ciertas conductas reforzadas por la constante liberación de ciertos neutrotransmisores asociados al miedo, la inseguridad, el dolor, la ansiedad, el desaliento, etc.

En el caso de esta paciente, su madre la manejaba con el famoso “no hagas tal cosa porque tu padre se enoja”. Luego, se casó con un hombre que se pone violento “por culpa” de lo que ella hace. Es más, ella provoca inconcientemente las furias de los demás para seguir manteniendo lo que conoce. Está de más decir que ella no se enoja jamás y que no puede poner en palabras lo que le pasa frente a ellos. Aprendió a que su mundo gire en torno a las reacciones de los otros, olvidándose de sí misma.

Este es un error normal y fatal: “Vos me provocás, por eso yo… me enojo o me pongo triste o me alegro o lo que sea”. ¡No es así! Es exactamente al revés. El otro hace algo y YO reacciono enojándome o entristeciéndome o alegrándome, de acuerdo a pautas aprendidas en mi niñez. Soy una colección de discos rayados: en donde ponen la púa… toco siempre la misma canción.

La espontaneidad es algo raro en nuestras vidas. Muy pocas veces vivimos en el aquí y ahora. Existimos en el pasado, repitiéndolo sin cesar en lo nuevo, como comento en “Placer negativo”. Nos identificamos con nuestras emociones más básicas. Decimos: “yo soy triste”, “yo soy colérico”. El idioma castellano es maravilloso y tiene la diferencia entre ser y estar. Ser es algo inherente y persistente, mientras que estar es momentáneo y pasajero. Entonces, yo puedo estar triste (por una determinada circunstancia) pero no puedo ser triste toda mi vida. Las emociones son transitorias y fugaces por definición. Somos nosotros los que las mantenemos en el tiempo y nos reconocemos con ellas.

Entonces, ¿qué hacer? Dejá de creer que sos tus emociones. Ellas son indicadores, mensajeras de algo, nada más. Tomalas como una información y dejalas ir. Eligí los sentimientos, que son perdurables: el amor, la felicidad. Comenzá a encontrar esa sensación interna de amor por vos mismo, viajá a tu corazón y hallá la felicidad que reside en tu interior, la plenitud de ser, la seguridad de que ya sos suficiente como sos, la confianza de ser cuidado y guiado desde tu alma, el esplendor de saberte parte del Creador. Dejá de perderte en lo banal y transitorio: reconocete eterno.

jueves, 22 de noviembre de 2007

La falta de eco

Una paciente confrontada con una decisión muy dura me decía que una de las opciones le parecía particularmente penosa porque no encontraría el mismo apoyo en su medio que con la otra. Como éste es uno de sus temas más importantes, le dije que esa no era una forma de decidir porque, sea cual sea la determinación que tome, siempre tendrá que aprender a sostenerse a sí misma, a apoyarse en ella porque la que tendrá que vivir con las consecuencias será ella y en su interior no hay nadie más que ella.

Me discutía que no era así y le hice notar: “ahora, tenés todos los apoyos que necesitás para tomar una de las variantes, pero no los sentís porque no crées en vos misma, porque no te sentís capaz para afrontarla. Entonces, eso te muestra que no importa el afuera en el fondo”.

Yo llamo a esta sensación la falta de eco. Para que se produzca el eco, debe haber algo contra lo cual rebote la voz o el sonido. En un desierto, no sucede. Así, sólo podemos apreciar el apoyo de los otros si nos apoyamos a nosotros mismos, podemos sentir el amor y el reconocimiento de los demás si nos amamos y reconocemos. De lo contrario, pasan de largo porque no encuentran más que ausencia.

Nos convertimos en barriles sin fondo que consumimos todo de los demás sin llenarnos jamás: siempre demandantes, siempre vacíos.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Placer negativo

Hoy, una paciente con una infancia muy difícil me decía que extrañaba a sus padres y que no sabía exactamente porqué, ya que no tenía cosas positivas para hacerlo. Le dije que eso era como sentir nostalgia de un martillazo en la cabeza. Se me quedó mirando, extrañada.

Sí, es raro, pero así funcionamos. Cualquier niño está sediento de caricias y cariño. Si no los recibe, buscará alguna forma de obtenerlos… cualquier forma… golpes, cachetazos, castigos, lo que sea… porque “lo que sea” es mejor que la indiferencia… por lo menos, es un toque físico, es un interés, es lograr la atención de los padres. Estar enfermo es otra manera. Ser brillante en la escuela, el que ayuda en todo, ser perfecto es otra.

Y así andamos por la vida… repitiendo lo que hicimos con nuestros progenitores, sin darnos cuenta de que nos estamos arruinando la existencia. Es imposible abolir el placer, así que nos hacemos adictos al “placer negativo”: al sufrimiento, a la carencia, a la frustración, a no recibir, a las humillaciones. Atraemos las personas y creamos las situaciones que nos den ese “sustento”, un alimento pobre y maldito pero un alimento al fin.

Darnos cuenta de esto es crucial para la transformación. Y la única persona que puede cambiar esa nutrición es uno mismo. Nadie de afuera podrá. Por duro y difícil que resulte esta verdad, es así. Sólo cuando uno mismo se acepta, se sana y se ama puede recibir de los demás. De lo contrario, serán relaciones también pobres y de necesidad, no de igualdad y amor recíprocos.

martes, 20 de noviembre de 2007

La trampa de la perfección

¿La búsqueda de perfección es más intensa que antes?
No. Es un mecanismo de defensa contra la angustia. Sin embargo, la única perfección que existe es la imperfección. Es el hecho de no ser perfecto lo que permite la evolución, es decir, la adaptación a ambientes sociales, familiares, ecológicos que cambian todo el tiempo.

¿Entonces la perfección no nos hace felices?
¡No, al contrario! Si, por desgracia, lográramos ser perfectos, con bastante rapidez dejaríamos de estar adaptados a nuestro medio, que cambia constantemente y moriríamos. Esto mismo pasa en la vida cotidiana: este deseo de perfección tienen un precio psicológico y afectivo exorbitante. Es una forma de rigidez mental que nos vuelve difíciles de tratar. ¡Esta búsqueda no sólo es vana, sino que además hace infelices a los que nos rodean!

Pero las ganas de hacer las cosas bien, de hacerlas mejor, es un motor maravilloso, ¿no es así?
Sí, salvo que hacer las cosas bien no es hacerlas perfectas. Es hacerlas lo mejor que se pueda, sabiendo que serán imperfectas.

En el campo del amor, ¿qué significa querer “bien” a alguien?
Aceptar ser imperfecto y que el otro siga amándonos a pesar de eso.

¿Y que pasa con el deseo de ser un padre perfecto?
¡No es para nada perfecto ser un padre perfecto! Además, en altas dosis, eso da como resultado paroicos u obsesivos que, queriendo ser perfectos, destruyen por completo a sus hijos. En lugar de tener un padre o una madre que hacen el regalo de reconocer: “anoche estuve injusto, en el futuro me voy a esforzar para reaccionar mejor”, se ven frente a padres rígidos, mortificados por sus errores y que a veces incluso los hacen cargar con el peso de esos errores. No obstante, a un chico le da mucha seguridad tener un padre que se esfuerza por hacer las cosas bien y que reconoce su imperfección. Porque, de todos modos, el hijo crecerá siguiendo un tutor de desarrollo afectuoso, cariñoso e… ¡imperfecto! Además, esto le permite decirse: “yo también puedo permitirme no ser perfecto, siempre que reconozca antes mis padres que voy a tratar de actuar mejor”.

¿Por qué escribió que los niños perfectos deberían preocuparnos más que los otros?
No porque un chico sea bueno se va a desarrollar mejor. Estos chicos, en general, son muy tranquilizadores, quizás demasiado. Nos dejan en paz, llegan a hora, no transgreden jamás, no se copian en el colegio… Uno no los ayuda porque no plantean ningún problema, pero a veces son mucho más infelices que los chicos turbulentos. Después de la adolescencia, descubrimos con asombro su malestar. Esto pasa sobre todo con las chicas que transgreden menos y están bien adaptadas a la escuela. No sé porqué pero hay una angustia femenina específica. Antes de la pubertad, estas chicas tan angustiadas se dan seguridad a sí mismas siendo muy correctas, buenas alumnas. Esta buena conducta es el beneficio secundario de una angustia.

¿Los varones realmente se angustian menos?
Son más ansiosos de lo que se cree, pero lo expresan de otra manera, con peleas, con la droga, con noches de borrachera, con actos de delincuencia. Esto les permite adaptarse más a la edad adulta: adquieren una confianza en sí mismos que quizás los hace inadaptados para la esuela o las reglas de la sociedad, pero les permite afrontar la vida. ¡Un comportamiento “imperfecto” a veces permite desarrollarse mejor!

La imperfección termina siendo una suerte increíble.
Sí, porque permite una apertura. Esta propiedad se encuentra incluso en la lengua: las traducciones son siempre imperfectas porque nunca hay dos palabras perfectamente equivalentes entre dos idiomas. Es esta imperfección la que permite la evolución de la lengua. Y la que da lugar a la poesía y la creatividad. ¡Incluso en este campo, lo mejor es ser imperfecto!


Leí este reportaje al psiquiatra Boris Cyrulink (autor de “De cuerpo y alma”, “La maravilla del dolor”, “El amor que nos cura”) en la revista Elle (mientras esperaba a que me cortasen el pelo) y me pareció muy interesante. Recordé que, en los grupos de estudio o de terapia en los que estuve, era muy común (sobre todo en las mujeres) esta conducta de perfección, exigencia, “buena chica” que habían adoptado de niñas y que daba como resultado un enorme dolor e ira por no haber sido ser aceptadas como eran. Yo, al contrario, era del tipo rebelde y tumultuoso pero también tenía este deseo inconciente: “si soy perfecta, me aceptarán y me querrán”.

Es necesario darse cuenta de este error e iniciar la valiosa labor de aceptarse y amarse. Somos perfectos como Espíritus encarnados, pero nuestra alma está en constante evolución y aprendizaje. Tomar la vida como un juego de experiencias enriquecedoras es una mejor estrategia que matarse por una perfección inexistente. En todo caso, como decía Richard Moss, “Ya soy perfecto tal cual soy”.

viernes, 16 de noviembre de 2007

¿Por qué estás aquí?

¿Qué fue lo primero que te surgió? A ver… tomate unos segundos… cerrá los ojos… respirá… conectate… ¿qué emergió?

Una respuesta que me hizo reflexionar en una canalización fue… porque elegí estar aquí. ¿Qué tal?! No es algo que se nos ocurra frecuentemente. El medio en el que nos desarrollamos dice que vinimos porque nuestros padres quisieron, que nosotros no lo pedimos y que, por lo tanto, somos inocentes (cuando no víctimas) de esa decisión o “descuido”. Nada más falso. Estamos aquí porque nosotros lo decidimos. ¿Honramos esa elección?

Sea cual sea el/los propósito/s de ese acuerdo, podemos tomar cada día la resolución de ir creando el camino, paso a paso. Ser/estar aquí es un privilegio inconmensurable. Sobre todo en estos tiempos. Nada ni nadie debería opacar eso. Entonces, ¿no es una excelente pregunta para hacerte al abrir los ojos a la mañana? Desde tu esencia.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Enraizarte en la Vida

La sensación de contacto entre los pies y el suelo es conocida en Bioenergética como toma de tierra o enraizamiento. Sería lo que comúnmente se conoce como “tener los pies sobre la tierra”, “tomar una posición”, “plantarse y saber adónde se va”, “ser alguien”. Representa el contacto de un individuo con las realidades básicas de su vida: enraizado en la tierra, identificado con su cuerpo, conciente de su sexualidad, orientado hacia el placer. Estas cualidades faltan en una persona que vive “en el aire” o “en su cabeza”.

El enraizamiento supone que descienda, que baje su centro de gravedad, que se sienta más cerca de la tierra. Esto resulta en un inmediato sentido de seguridad: siente el suelo bajo sí y puede descansar sobre él.

Cuando alguien se carga o se excita mucho, tiende a ir hacia arriba, a volar, o a huir. En esta posición (sea positiva o negativa), hay siempre un elemento de ansiedad o de peligro, a saber, el peligro de caer, de fallar, de abandonarse y entregarse a los sentimientos.

La toma de tierra pretende ayudar a una persona a volverse más identificada con la parte inferior de su cuerpo, con su parte instintiva y “animal” (locomoción, eliminación, sexualidad) en lugar de solamente con la parte superior (pensamiento, habla, manipulación del entorno). La parte baja está conectada a las cualidades de ritmo y gracia naturales.

A diferencia de las culturas orientales, Occidente está centrado en la parte superior, sobre todo en la cabeza, reconocida como el foco del ego, el centro de la conciencia y del comportamiento deliberado. Cuando comprendemos que sólo el 10% de nuestros movimientos son dirigidos concientemente y que el restante 90% es inconciente, se hace evidente que la pérdida de contacto con este centro vital desequilibra a una persona y la conduce a la ansiedad y la inseguridad. Es como destruir las raíces que mantienen la vitalidad.

Con una base firme en tierra, poseemos el coraje de mantenernos o movernos por ella libremente. A medida que nuestros pies se afianzan en la Tierra, nuestros brazos se extienden hacia el Cielo, nuestros ojos se abren a la gloria del Universo, nuestro espíritu se remonta exultante hacia el milagro de nuestra vida, de nuestra conciencia, de nuestro Ser como parte del Todo. Es el milagro de la vida moviéndose contra la gravedad, sintiendo surgir su propia fuerza.
(Conceptos de Bioenergética de Alexander Lowen)

martes, 13 de noviembre de 2007

El poder de la música

El viernes, fui a escuchar al hijo de un amigo que cantaba “Tosca” en un pequeño teatro, junto a dos cantantes líricos más. No soy entusiasta de la ópera, pero me llevaba la excelente interpretación y la pianista que se lucía. Al estar tan cerca de los cantantes, en ciertos momentos, me recorrían escalofríos por la espalda, me sacudían la fuerza y expresión de las voces, se me saltaban las lágrimas espontáneamente. Dejándome llevar, mi cuerpo se estremecía y vibraba con todo. ¡Es tan potente la voz humana!

El domingo, fui a ver al hijo de otra amiga que está en un grupo de música africana. Eran ocho mujeres y cuatro hombres conducidos por su maestro senegalés. Tocaron tambores y danzaron maravillosamente. Esos sonidos primitivos, golpeando en el pecho y en la sangre, son una fiesta. Al final, nos sacaron a bailar y, por supuesto, me prendí con ganas. Lo disfruté muchísimo.

Fueron dos experiencias totalmente diferentes con el mismo resultado: alegría, sensibilidad, potencia, emoción, éxtasis. Terminaron igual también: yendo a comer y charlando entusiastamente del arte y la vida. ¡Gracias!

sábado, 10 de noviembre de 2007

¡Feliz cumpleaños, mamá!

¿Estás soplando las velitas con Danilo y tu familia y tus amigas? ¿Estás contenta con los regalos que estás recibiendo? ¿Estás asombrada de que sean tantos (como los que te regalé cuando cumpliste 80) y tan merecidos? ¿Estás aprendiendo un montón?

Aquí, papá te extraña mucho, pero sigue adelante muy bien. Cocina como vos/como yo, hace las compras y los trámites, se hace cargo de su salud, arregla la casa (nunca tan obsesivo como vos pero bastante bien), nos hablamos todos los días. Está extrañado (y feliz, aunque no lo dice, pero se le ve en los ojos) de la buena onda que recibe de la gente. Vos sabés que siempre le costaron las relaciones. Me cuenta todo el tiempo lo querida que eras, cómo se te recuerda con cariño.

A medida que pasan los meses, encuentro más cosas para agradecerte y valorarte. Yo también sigo adelante. Quizás, me entiendas ahora, en donde estás, este “raye” de vivir el aquí y el ahora, sin cargas ni pasado. Todo está en mí, todo es yo.

Te sigo queriendo y teniendo en mi corazón y allí es siempre presente, allí sólo hay gratitud, comprensión y amor para vos.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Femenino Masculino

Navegá la ola

Acostumbramos ir a la deriva de nuestras emociones, en una montaña rusa de subidas y bajadas que nos llenan de adrenalina… y de cansancio y estrés. No hacemos adictos a determinadas emociones y necesitamos de personas y situaciones que nos la proporcionen.

Lo mismo sucede con nuestros pensamientos: necios discos rayados en los cuales nos enganchamos una y otra vez. Hay tanta poca originalidad en nuestra mente inferior que caemos en la mediocridad.

La clave es centrarnos, es encontrar ese lugar de armonía que está en el interior de cada uno. Como un tornado que es calma en su núcleo, mientras en lo externo ruge la furia. Como surfear una ola, equilibrado y relajado, sin dejarse caer al fondo.

Esto implica también ese costado femenino que es espera y confianza. Mientras el lado masculino tiende a buscar un objetivo y salir a conseguirlo cueste lo que cueste, desde lo femenino podríamos tratar de encontrar lo que genuinamente deseamos ser y hacer, trabajar interiormente para serlo y abrirnos a que eso llegue a nosotros. Esto conlleva una gran confianza en nosotros mismos, una enorme fortaleza armoniosa para dejar que las circunstancias trabajen para nosotros y lleguen cuando es el momento adecuado, recordando que “los tiempos de Dios no son nuestros tiempos”.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Conservando todo al darlo todo

Esta canalización de Gaia a través de Pepper Lewis fue enviada en el TIP del lunes, pero creo que muchos no la recibieron y, como me parece maravillosa, la repito aquí.

Los más sabios entre ustedes y aquellos que les ayudan desde más allá de los confines de la tercera dimensión les dirán que uno de los secretos de la vida es dejar atrás más de lo que toman y de estar dispuestos a entregar casi todo, incluso el conocimiento, cuando se abra la próxima puerta. ¿Cuándo se abrirá la próxima puerta? Ni bien ustedes entreguen casi todo. Sí, ¡es una paradoja maestra!

La intención de la vida, de toda vida, es la de vivirla. Es el único punto que no vale nada. Ustedes son completos e íntegros debido a que Todo Lo Que Es es completo e íntegro. Como ustedes ya son perfectos e íntegros, no puede haber nada que no sean y no puede haber nada que les esté faltando. ¿Cómo entonces, llegaron a creer que tienen que aprender a fin de crecer y luchar atravesando las cuestiones a fin de ganar lo que esperan mantener?

Sus cuestiones son su resistencia a ejecutar el trabajo del alma. En su mayor parte, ellos son sus proyectos incompletos de su vida pasada y ahora surgen delante suyo para que no los vuelvan a arrastrar nuevamente. Cuanto más tiempo los hayan llevado, tanto más densos y más impenetrables parecen ser. Curiosamente, en algún punto cuando no los pueden tolerar más, deciden que no son los suyos después de todo, y seguramente le deben pertenecer a alguien más y no a ustedes. Los Seres Humanos son deliciosamente fascinantes si son algo después de todo! Debido a que también están llenos de recursos, encontrarán una forma de resolver sus cuestiones, sea o no sea que crean que son suyos. Una de las formas en las que hacen esto es al crear sociedades y amistades, que inspiran, cautivan, halagan, o los fuerzan a enfrentarse a cosas a las que de otra forma evitarían. ¿Su pareja los desestabiliza y los incomoda con cuestiones, hábitos y dramas imposibles? Es mejor que se miren en el espejo y que terminen con ello de una vez por todas.

Sus lecciones de vida no son más que experiencias destinadas. Estas son experiencias que su alma insertó dentro de su realidad común. En algunos casos son sensibles a la edad o al tiempo, pero en su mayor parte se preveía que ustedes iban a tropezar con ellos en el momento más inoportuno, asegurando con ello una reacción y una subsiguiente resolución, en lugar de una respuesta planeada. Sus lecciones de vida son las perlas que acumulan a lo largo del camino y desde la perspectiva de su alma no podría haber nada mejor! Está destinado que las lecciones de la vida se repitan más que una vez en la vida, algunas veces, de hecho, incluso varias veces. Cuando se escuchan a sí mismos decir, 'oh no, no nuevamente' supongan que este es el caso. Presten atención y hagan caso a la sabiduría ofrecida por el momento. No piensen en lo que les ha acaecido o si se lo merecen o no. Observen, integren, respondan y aprendan.

La libertad no llega escapando, sino en inmersión. Una vez que descubran la paz, lleven algo de ella con ustedes durante cada día, suficiente como para tener algo extra para compartirlo.

Sin liberar la cautela al viento, vivan con su corazón sin proteger y sin obstruir. Ustedes descubrirán que el amor no es ciego, ni sordo, ni mudo. El amor es aquello en lo que desearían haber pensado esta mañana cuando se despertaron.

No se halaguen a sí mismos o a otros con demasiada información o conocimiento. Si desean imitar a un maestro, elijan la Naturaleza.

Si hace falta, hagan los planes para mañana y la semana que viene. Para el año que viene ustedes serán personas diferentes. Dejen que esa persona planifique su propio día y semana.

No juzguen su experiencia o la de otros. Ustedes no están calificados para juzgar. Dios tampoco está calificado para juzgar, es por ello que Él no lo hace. Hablen gentilmente cuando emplean palabras y susurren en sus pensamientos. El Espíritu no grita.

Si no pueden confiar en alguien entonces confíen en algo. Confíen en el proceso. Confíen en la confianza. Pronuncien la verdad cuando la conocen y están seguros, entonces otros se beneficiarán con su relato de ella. Solamente la verdad Universal es multi-lateral y objetiva, la verdad terrestre es bi-lateral y subjetiva, en el mejor de los casos.

Renueven y restauren. Es lo que hace la Naturaleza. No vayan en contra de la Naturaleza, ella lo sabe mejor. La Sabiduría es, la Sabiduría no hace. La Sabiduría… es.

Elijan ahora. Elijan esto. Elíjanse a ustedes. Elijan la vida.

martes, 6 de noviembre de 2007

Simplemente

En estos tiempos, se nos presentan grandes dilemas y muchas veces es necesario tomar decisiones que son fundantes. Tenemos miedos, nos atan los mandatos, dudamos de nuestra capacidad, creemos que nuestros sueños no son realizables, estamos confusos.

Nos cuesta escuchar nuestra voz interior. Y, si la escuchamos, se nos hace difícil sostenerla entre los gritos del ego y de los demás. Todo es tan sutil, tan simple, tan delicado, tan fluyente, tan variable que parece que no resistirá. Justamente, esa es su fuerza. Sin estructuras duras, sin pesos excesivos, sin tensión, sin certezas. La armonía de los opuestos.

Ser. Sencillamente. No hay teorías complicadas ni recursos complejos ni rituales enigmáticos. La vida en vivo y en directo, siendo. A partir de ello, haciendo y teniendo. Todo es perfecto para vos, aquí y ahora.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Jardín japonés

Ayer, fui al Jardín Japonés con unas amigas. Había una exposición de distintas técnicas artísticas, hechas con tinta, acuarela, papel, telas, flores disecadas y también ikebana y bonsái: absolutamente hermosas y, como dijo una de mis compañeras, que te deleitan el espíritu.

Anduvimos dando vueltas, admirando unas flores y plantas bellísimas en el vivero y visitando todo el parque, sacándonos fotos “artísticas” (espero que salga bien en alguna y la subo al blog). El cielo estaba azul intenso, la temperatura exacta, la compañía agradable, había poca gente, una tarde excepcional. Tenemos todo para relajarnos y disfrutar: ¿lo apreciamos?

Este instante...

Como bien se comenta en la entrada anterior, las mujeres en el hogar tienen una "actividad" intensa que parece interminable, poco valorada e improductiva, ya que debe ser renovada continuamente, sin aparentes resultados duraderos. Al escribir esto, se me ocurre que es impermanente, o sea, momentánea y pasajera, fugaz… como la vida misma. Parece ser una metáfora de la existencia, que se renueva instante a instante, lo cual nos llena de ansiedad y miedo, ya que deseamos lo invariable, perdurable e inamovible para sentirnos seguros y satisfechos.

¿Y si hacemos un cambio de actitud que nos lleve a valorar cada momento? ¿A disfrutar lo que estamos haciendo, siendo alegres y espontáneos? ¿Por qué pensamos que, porque lo hacemos continuamente, es igual siempre? ¿Somos idénticos hoy a ayer, esta tarde a esta mañana, esta respiración a la anterior? La verdad que no, pero no nos damos cuenta porque vivimos casi dormidos, sin conciencia. Entonces, ¿por qué no vivir momento a momento y gozar y bendecir todo? Creo que esta es una gran contribución de lo femenino al mundo, ¿no te parece?

viernes, 2 de noviembre de 2007

Ser femenino, hacer masculino

Uniendo las últimas entradas, ser/estar tienen que ver con lo femenino, mientras que hacer con lo masculino.

En una forma práctica, esto significa conectarnos desde la paz, la creatividad, el respeto por la vida, la visión holística, la intuición de lo femenino para saber qué deseamos desde lo profundo del corazón. Una vez que lo conocemos, el masculino lo pone en práctica, lo concreta en el mundo a través de su accionar fuerte y seguro.

El femenino es pasivo, energía hacia el adentro y el masculino es activo, energía hacia el afuera. Seguramente, con las múltiples distorsiones que encontramos en el mundo, inconcientemente relacionamos lo masculino con lo "bueno, lo deseable, lo que debe ser" y lo femenino con lo "malo, lo reprimible para triunfar, lo subvalorado". Si embargo, sólo cuando estamos balanceados podemos lograr lo que deseamos sin luchar.

La espera y la paciencia de lo femenino, esa capacidad de estar en confianza, quietud y alegría es imprescindible en los tiempos que vivimos. De lo contrario, es una actividad continua que desgasta y aliena, corriendo detrás de objetivos que no satisfacen ni llenan.

Como siempre, el cuerpo es la gran vidriera. ¿Cómo sentís un lado y el otro? ¿En cuál se localizan los síntomas y los dolores? Si querés trabajarlos, ya sabés que aquí estoy para ayudarte.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Ser y Hacer

Últimamente, estoy tomando mucha conciencia del “ser” y el “hacer”. Estamos bombardeados por constantes apelaciones a la actividad. Parece que estar corriendo el día entero (y, porqué no, también la noche), con la agenda cargada, lleno de tareas, con el celular llamando continuamente, fuera sinónimo de éxito, de ser alguien, de plenitud.

Creo que esta es la conclusión (sumamente agotadora) de la idea de que vinimos aquí a hacer. Occidente (probablemente, sobre todo a través de la ética puritana norteamericana de que se llega al Cielo a través de las obras) ha estirado hasta el límite la noción de desarrollo y progreso por medio de la acción.

¿Está de más recordar que el Ego se maneja a través del hacer? ¿Que no entiende de otra cosa que no sea la actividad mental? ¿Que nos empuja incesantemente a lograr cosas para hacernos creer que así seremos alguien? ¿Que jamás es suficiente, que nunca estará conforme con nada porque… justamente no es su función dirigirnos la vida?

Nuestra alma no nos trajo aquí para luchar y conseguir el empleo más rentable, la pareja más linda y exitosa, la casa más cara del barrio, el auto último modelo, la universidad más prestigiosa para los hijos, la mejor parcela del cementerio…

Nos trajo para ser uno con nuestro propio Ser, uno con los demás seres y uno con el Uno. SER es el aspecto más enaltecido que podemos anidar. Hacer es el resultado natural de Ser. Al final, lo que ya es también ya tiene, ¿no es así?

En el momento en que acepto TODO lo que soy y lo amo y lo agradezco y soy feliz con ello, abro las puertas a la creación y a la concreción simple de lo que mi Alma desea realizar, ayudada por mi Ego. Es un delicado balance entre mi espíritu y mi cuerpo, entre lo eterno y lo efímero.

Es muy común pensar que, si no ponemos voluntad y denodados esfuerzos para llevar algo adelante, no lograremos nada. Es como que, sin tensión o empuje, todo quedará detenido. Estamos tan acostumbrados a planear, proyectar hasta el último posible problema con su correspondiente solución, buscar afanosamente los medios, trabajar hasta el agotamiento, adivinar y evitar los inconvenientes, seguir elaborando estrategias para desarrollarnos y demás cosas (que ya me cansaron sólo de escribirlas) que no creemos que puede haber otra forma de hacerlo. Sinceramente, pensamos que, al final de este laborioso camino, seremos felices… ¿lo somos?

La premisa detrás de todo esto es “si hago tal cosa, seré tal otra”. Primero, hacemos y después somos. Es exactamente al revés. Primero somos y luego hacemos. ¿Cómo es? Es ponernos en concordancia con lo que deseamos. Es un continuo y maravilloso trabajo con nosotros mismos para alinearnos con la energía de lo que pretendemos. Es apelar a la alegría, el entusiasmo, las ganas de crear algo y verlo crecer y evolucionar, de sacar potenciales y desarrollarlos, de movilizar por el sencillo y poderoso deseo de Ser, de ser amor, alegría, creatividad, unidad.

¿Sabés que no te llevarás ninguna de las cosas que compraste? ¿Sabés que al Universo le interesan tres cominos tus esfuerzos, tus logros, tu adaptabilidad al sistema? ¿Sabés que ni siquiera importa si sos “bueno” o “malo”?

¿Cuánto aprendiste? ¿Abriste tu corazón? ¿Integraste todas tus facetas? ¿Disfrutaste el Ser Uno con el Uno? Más bien esas son las preguntas a hacerte.