domingo, 31 de enero de 2010

Alimentos tóxicos

Natalia, en su comentario del post anterior, agrega una dimensión muy interesante: lo que captamos del ambiente sin procesar debidamente. Es cierto que nos encontramos de pronto tarareando canciones llenas de negativismo, victimizaciones, frustraciones varias, que contribuyen a hacernos sentir mal.

Hoy, más que nunca, es necesario tomar conciencia de lo que dejamos entrar, en todo sentido. Lo que comemos, lo que escuchamos, lo que vemos, a lo que adherimos, adonde vamos. En la inconciencia, múltiples estímulos se agregan a lo que ya portamos y terminamos cargando una mochila plagada de tóxicos.

En la elección está la libertad. Elijamos lo que nos sirve, lo que nos eleva, lo que moviliza el alma, no el Ego.

jueves, 28 de enero de 2010

Afirmaciones espontáneas

Cada tanto, me aparece alguna afirmación o un pedacito de una canción que son mensajes de mi inconciente (o de mi alma) que me dan una nueva visión o que me corroboran un proceso que estoy atravesando.

Una que recuerdo siempre y que significó un gran cambio fue “Todo es fácil”. Surgió en mi mente en un tiempo en que todo era complicado y yo estaba dificultándolo con mi actitud. Al principio, la rechacé, pero era tan insistente que terminé aceptándola… y las circunstancias le dieron la razón… :-)

Hace poco, emergió “Lo que pasó, pasó y se murió”. El comienzo es de Daddy Yankee (alguien a quien no sigo ni me gusta), pero no importa: la frase tiene que ver con limpiezas totales que estoy haciendo en distintos ámbitos. Es un recordatorio por si me olvido o si me trabo o resisto. ¿Te pasa algo similar? ¿Cuáles son las tuyas?

martes, 26 de enero de 2010

Más sobre la transformación

En la entrada anterior, Nahayeli y Sylvia hacen referencia a la espiral de evolución que todos atravesamos y Alberto a las dificultades que encontramos al hacerlo. Voy a tratar de hacer una pequeña reflexión al respecto.

Nosotros somos los pioneros de una Nueva Energía. Esto conlleva un nivel de inconveniente mayor, ya que estamos abriendo caminos no transitados anteriormente. Lo agravamos queriendo usar herramientas de la Vieja Energía. Una de ellas es el esfuerzo y el empecinamiento en lo que ya no sirve.

Estoy en este rumbo desde que nací, así que he rebotado (y sigo) contra incontables paredes. Con el tiempo, me di cuenta de que esos muros son los que ha erigido mi Ego en sus batallas contra el mundo. Y también he notado lo difícil que es dejar de jugar ese juego. Para los que somos almas viejas, con innumerables vida en esta magnífica Tierra, son cientos de años de jugarlo. Regresar (como bien dice Sylvia) y recordarlo es una labor diaria.

Estamos en años veloces. No hay tiempo, como antes, para procesar la transformación. Es rápida y bien concreta. Nos pone cara a cara con personas, situaciones y actitudes que debemos liberar ya. Muchos creen que lo harán sólo con meditaciones antiguas, toques de energía nuevas, controles mentales y fantasías varias. No es así.

Estamos ascendiendo con todo lo que somos. Esto incluye el cuerpo y las emociones. Limpiarlos implica también utilizar los recursos de nuestra personalidad, el “esto” que menciono en el post anterior. De lo contrario, seremos felices en el limbo de la imaginación y los grupos espirituales y pobres, frustrados e irascibles en la vida cotidiana.

Algo que comprendí es que no hay fórmulas ni métodos ni gurúes únicos e infalibles. Eso es viejo. Por supuesto, podemos utilizar algunas herramientas que faciliten el proceso, pero la verdad es interna y múltiple. Cada uno de nosotros tiene su propio sendero y es original, personal y exclusivo. Todos estamos haciendo camino al andar. Por eso, como Terapeuta, no tengo recetas sino que acompaño aportando lo que cada uno necesita.

Cada vuelta de espiral me enfrenta con alguna resistencia. Me enojo (es mi emoción de base, así como para otros puede ser la tristeza o la alegría superficial), me rebelo, me desilusiono y, finalmente, suelto todo y encuentro otro lugar desde adonde seguir.

Otra cosa que aprendí es a dejar de dramatizar. Eso es emocionalidad desbordada. Como latinos, somos genios en esto. Un extremo es esa tendencia a aferrarnos al sufrimiento y hacer de él una identidad. Hasta parece muy poética, pero es claramente una excusa y un retraso.

La Nueva Energía es simple y fluida. No hay esa pesadez estructural y ritualista de la vieja, llena de esfuerzos, luchas y voluntarismo inútil. Por eso mismo es que nos resulta tan difícil. Lo sencillo es complicado… Queremos ir a lo nuevo por la ruta de lo viejo. Lo que más me ha costado es entregarme y confiar. Y me sigue costando. Sin embargo, es lo único que se nos pide.

Hay mucho más, por supuesto, pero espero que esta pequeña reflexión sirva.

lunes, 25 de enero de 2010

¿Crees en tu poder de transformación?

En algún momento de la terapia, tarde o temprano, cada paciente dice las mismas palabras: “yo no puedo con “esto”. “Esto” es, precisamente, el corazón de su aprendizaje.

“Esto” puede ser enfrentar el terror y la ira que bloquean la creatividad; abandonar el papel de víctima y sostenerse sobre sus propios pies; liberarse de la humillación y relacionarse; rendirse y dejar el control; abrirse a los sentimientos, etc.

Muchos pueden pasar años dando vueltas, pelando capas exteriores de cebolla, sin llegar nunca al centro de su personalidad. Se pueden engañar creyendo que están en proceso, pero la realidad es que siguen recreando las mismas condiciones una y otra vez sin solucionar lo que ocasiona su sufrimiento y frustración.

Otros realmente realizan su bella tarea interna, encontrándose cada tanto con que vuelven al mismo punto: “¡otra vez esto!”. Se desaniman, pensando que ha sido inútil lo experimentado. No es así.

“Esto”, el más grande desafío de cada personalidad, es la oportunidad de movilizar los recursos, de sacar el potencial, de abrir el corazón, de ser sabios, de integrarnos al atraer todos nuestros aspectos, de continuar en una espiral de crecimiento infinita. Cuando llegamos a un punto en que parece que ya estábamos, lo que sucede es que hemos dado una vuelta de la espiral y ahora tenemos que dejar ese nivel para elevarnos al próximo. “Esto” es siempre el lugar desde donde lo hacemos en cada encarnación.

Si creemos que no podremos con ese desafío es porque, entre otras cosas, nos han inculcado que la forma de evolucionar es a través del sufrimiento y la lucha. Como cargamos tanto dolor a lo largo de los años, no queremos más. Nos acobardamos, nos defendemos, nos desilusionamos, nos anestesiamos, nos deprimimos, nos cerramos. Muertos en vida, siguiendo falsos objetivos, funcionando a través de la voluntad y no del placer, resignados a la mediocridad.

Ese sufrimiento acumulado es el resultado de un tema crucial que no pudo ser percibido y/o sanado. Vemos el amontonamiento y pensamos que no podremos con él. No nos damos cuenta de que lo que lo soluciona es tratar la base, lo que produjo la acumulación. O creemos que no contamos con los medios para hacerlo o que venimos “fallados” o que así es la vida.

Parece un panorama desalentador y absurdo, el legado de un Dios perverso. En este ámbito de la espiritualidad, muchos hablan enfáticamente de un Dios bondadoso, pero viven su existencia en el mundo de un Dios siniestro.

¿No es así acaso? Si piensas que no puedes contigo mismo, ¿no estás suponiendo entonces que no eres parte de la Gracia de Dios? ¿No significa eso que piensas que fuiste arrojado aquí, sin misericordia, lleno de problemas que no puedes resolver? ¿No es eso la obra de un Dios perverso?

Estás aquí porque lo elegiste. Forma parte de la maravillosa aventura que elegiste recorrer en la Creación de Dios. ¿Y es acaso Dios algo fuera de ti? No. Eres Dios y eres la ilusión de estar separado de Él. Tú has creado esto para ti. Nadie te ha hecho daño ni tú has dañado a nadie. Sólo tú te estás infringiendo daño al no reconocer que has creado un conflicto de separación para conocerte y recrearte.

Entonces, vuelve a mirar dentro de ti. “Esto”, tu mayor miedo, tu gran desafío, ha sido diseñado por ti para continuar llenándote de luz, de amor, de poder, de armonía. Cuando te resistes, haces de la oscuridad de la ignorancia tu inútil castigo.

Ábrete a lo que eres. Confía en tu inmensa capacidad. La energía del conflicto está buscando resolución. Rápida, concreta e integralmente. Desde la esencia hacia la esencia. Con todos los que están alrededor. Y en el más lejano confín. Porque Todos somos Uno.

Así, tú eres continuamente guiado, protegido, sostenido, amado. Si crees que no lo estás es porque el velo de la Matrix te impide verlo y sentirlo. Entrégate y confía en que, al fin, tus ojos encontrarán la Luz y tu corazón el Hogar.

miércoles, 20 de enero de 2010

Caricias para el alma

Ayer, bajando de un tren, en medio de una multitud, vislumbré los piecitos de un bebé, con sus diminutas medias de colores, estirándose y jugando inocente. Me arrasó una ternura en el pecho…

El domingo, lo miraba a mi padre (de 88 años), cansado con tanto calor, pero dispuesto a ayudarme a secar los platos. Le dije que se sentara y descansara. Me conmovió su fuerte fragilidad, su soledad voluntariosa, su disposición a continuar aprendiendo, viviendo.

Anoche, cenaba con un amigo, en el precioso patio de un restaurante, a la luz de las estrellas, rodeados de personas que charlaban distendidas en voz baja, y me comentó que estaba contento con su grupo de trabajo. “Buenos muchachos”. Y se quedó sonriendo en silencio. Luego, me dijo que, a pesar de todo lo que le dolía las bajezas de la humanidad, había muchas actitudes y seres para sentirse feliz.

Me pasa lo mismo. Los piecitos de un bebé, un grupo de personas trabajando, un padre presente, los mails cariñosos que me envían, una cena con un amigo querido, una sonrisa al pasar, la compasión por Haití… es hermoso ser humano divino…

lunes, 18 de enero de 2010

Dios es Amor. Es dar, no tomar

¿Cuántas veces has oído que Dios es amor? ¿Qué quiere decir eso? El amor de Dios y llamar a Dios amor se definen por el hecho de que Dios te hizo nacer a la vida. Él te ha dado la vida y nunca te la ha quitado. Así que, si Dios es amor, el secreto del amor está en dar sin condiciones. Tomar no significa amor.

Vamos a hablar de cómo podemos cultivar el amor y por qué es importante. Si Dios es amor, entonces Dios es aquel que da y no aquel que toma. Los «tomadores» no son semejantes a Dios. Los «dadores» son como Dios, porque estamos restableciendo el principio divino dentro de nosotros. Ahora, el amor es el pegamento que mantiene todo unido.

Y entonces aquí tenemos que aprender, en una situación muy difícil, la magia del amor y cómo es en realidad. Esta cultura, una cultura que antiguamente destruyó los derechos de igualdad de las mujeres de estar a la par con el hombre, ha creado, en esta línea de tiempo, una realidad que ha originado un ambiente incivilizado, sin amor, indiferente y venenoso, en el cual los frutos de esa represión han causado toda serie de dilemas en la naturaleza humana. Y lo único que tuvimos que hacer fue tomar a los hombres o a las mujeres y quitarles su derecho divino, lo cual significa que por ser del género femenino, se las consideraba inferiores, y por lo tanto, podían ser usadas, abusadas, amontonadas y tratadas como ganado. Y si luego se rebelaban, se creaba una enseñanza que decía que no tenían alma y que por lo tanto, tratarlas como ganado, como posesiones y abusar de ellas no era pecado, puesto que Dios os las había dado para vuestro propio placer.

El amor existe en una civilización donde todos son iguales. Y, en verdad, los hombres y las mujeres, sin importar el color de los ojos y la piel, sin importar si son gordos o flacos, jóvenes o ancianos, deberían ser considerados iguales. Y hay indicios en esta cultura de que no es así, porque tendemos hacia lo bonito y evitamos lo feo. Tendemos hacia lo joven y destruimos lo viejo. En tal cultura, Dios como amor no existe.

El amor es la acción de Dios de permitir que todo esto exista. Y si nos decimos que queremos ser más semejantes a Dios, entonces ser semejante a Dios significa volver a esa esencia y ese decreto originales y tratar a todo lo que hay en tu vida con respeto, compasión, y entendimiento. No me importa si te dan una bofetada en la cara, si te escupen en la cara, o si te insultan terriblemente. Sí, eso duele. Sí, la supervivencia está incorporada a la materia humana, a los genes humanos, causando que reaccione, responda y se haga territorial. Ésa es la naturaleza de la propia bestia que habitas. El día que seas más amable, considerado, y caritativo —y necesitas ser así especialmente con aquellos con los que no quieres ser así en absoluto— será el día que comprendas lo que es ser un verdadero maestro. Comprendes lo que es ser Dios y lo que es sentirse como Dios. Entonces comienzas a cultivar en tu vida un jardín que es más abundante de lo que yo te puedo decir.

Si nos hemos perdido este dulce misterio en nuestra vida, es porque no hemos entendido bien, fuimos tomadores en vez de dadores y pensamos que todo el mundo nos debía algo, en vez de preguntarnos a nosotros mismos qué podíamos dar. Entonces serás Dios. Porque os digo una cosa, mi bella gente: no importa cuán difícil sea vuestra vida, no hay nadie ni nada en esa vida que pueda imponerse frente al amor; nadie, nada. Y no importa cuán sombríos y desesperados os sintáis, no hay desesperación que no pueda ser sanada simplemente mediante la acción de permitiros y amaros a vosotros mismos. Estas acciones son las acciones del gran Yo, el gran centro.

Lo que te ha puesto enfermo en el alma es que has sido grosero y malo con la gente, has esparcido mentiras acerca de la gente, has sido envidioso de la gente y la has calumniado, y tú lo sabes en tu corazón. Es una enfermedad que tarde o temprano afecta al cuerpo. Y luego odias a la gente porque no te ama. Sin embargo, no te ama porque tú mismo no te amas.

Así que deberías afrontar y cambiar cualquier reto que disminuya tu capacidad de ser semejante a Dios. Amarte a ti mismo es ser eso. No esperes que la gente te ame; ámate tú. Cuando lo hagas, entenderás lo que te estoy diciendo aquí. Entonces los pájaros se posarán en tus manos, y el león vendrá y se acostará a tus pies, y podrás caminar en un bosque moteado y todas las tiernas criaturas se acercarán a ti y no huirán de ti porque estás irradiando. Tú eres el gran dador y beberán de tu fuente. Entonces puedes curar a las personas porque está en ti amarlas. Sin eso no puedes curar. El amor es el bálsamo que cura todos los males.
Extractos del libro "El misterio del amor" de Ramtha

jueves, 14 de enero de 2010

Amor enraizado

Ayer, fui con unas amigas a escuchar poemas y música en los jardines del Museo Larreta. Un poeta reflexionaba acerca de un alerce de 3.500 años, que, cuando Colón vino a América, ya tenía 3.000 años. Cuando Lao Tse escribió, tenía 2.000. Pasaron los gobernantes y los poetas y el alerce sigue observando la historia desde su sabiduría.

Me impactó esto. En principio, porque a mí también me impresiona el tiempo. Adoro descubrir la novela de una persona o de una nación a través de los años… y las sorpresas que suceden. Me gusta la madurez, la experiencia tanto como la inmediatez eterna del presente.

Por otro lado, en sí mismo, el árbol es el centinela quieto del tiempo y, a la vez, el protagonista de una historia de intercambio de fluidos, belleza, paciencia y fortaleza. Por eso, me duele en el corazón cuando los talan indiscriminadamente. Siempre, los acaricio con mi mirada (y con mis manos) agradeciéndoles ser mis compañeros desde el inicio de los tiempos.

lunes, 11 de enero de 2010

¿Confías en los cambios?

Como comento en el post anterior, estoy observando grandes movimientos a mi alrededor, en pacientes y conocidos. Puede tratarse de enfermedades, pérdidas materiales, rompimiento de relaciones, despidos laborales, crisis personales, problemas familiares y una amplia variedad de situaciones. Lo que tienen en común es la caída de estructuras desgastadas.

Por más que se busca emparcharlas, mantenerlas, empujarlas, aguantarlas, no hay caso: se caen igual. Es más, este aferrarse a lo que ya no tiene razón de continuar es lo que más acelera el derrumbe y lo que más sufrimiento causa.

Estamos asistiendo a veloces transformaciones por doquier: clima, sistema económico, trabajo, relaciones, religiosidad. En lugar de plantearse las causas y un nuevo rumbo, la mayoría busca agarrarse de las ruinas o atontarse con más consumo o reaccionar volviendo a un pasado conservador o exigir violentas medidas o tornarse cínico o desesperanzado… o todo junto.

Estas respuestas están basadas en la necesidad de controlar. Nos hemos acostumbrado, desde niños, a manipular nuestro entorno. Por medio del llanto, al principio, luego de rabietas y más tarde a través de la palabra y de actitudes, queremos que los demás hagan lo que nosotros deseamos.

Asimismo, manejar las condiciones externas se ha tornado directamente una ciencia (lo saben los publicistas, marketineros y gurúes empresariales). A nivel personal, vivimos condicionados por planes, objetivos, horarios, alarmas, defensas varias. Siempre tensos, preocupados, vigilantes. Nuestro Ego, como un dios de pacotilla, cree que podrá con todo. Nuestra Alma, en cambio, nos insta a que reconozcamos el Dios que llevamos dentro.

Lo que revela esto es que nos suponemos desempoderados: tenemos que manipular el ambiente porque no sabemos manejar nuestra propia realidad. Al hacernos creer que somos totalmente dependientes del afuera, luchamos por nuestra porción de energía, de abundancia, de atención, de amor. Lucha improductiva, obviamente. Cuando operemos desde el poder interior, el exterior lo reflejará con creces.

La clave no está en aumentar el control sino en soltarlo. Parece aterrador al inicio. Todas las marcaciones conocidas se diluyen. Tememos perder lo más preciado. Sin embargo, es interesante observar las razones de este pedido del alma.

Por comenzar, eso a que tanto nos aferramos ya está gastado y perimido, sea lo que sea. Por otro lado, aunque lo intentemos, se terminará igual. El esfuerzo es inútil. Y, finalmente, lo naciente encontrará su forma de surgir y nos develará sus tesoros.

Estamos asistiendo, en lo macro y en lo micro, al fin de la dualidad, de la limitación, del mundo como lo conocemos. Lo nuevo es verdaderamente nuevo. Olvidémonos de las viejas recetas. No sirven. Esto también puede parecer atemorizante, pero es fresco, renovador, entusiasmante, simple y fluido.

¿Quiere decir que viene lleno de estrellitas de colores y mucho “amor y luz” empalagosos? No, es bien real. Es concreto y arraigado a la tierra. Por eso, lo que no considere el cuerpo y la realidad terminará en fracaso.

Y ahora la gran pregunta: ¿cómo soltar el control? ¡Soltándolo! ¡Uuaauuuh! ¿Era tan sencillo? ¿Sabes que sí? Lo que quiero decir es que se trata de tomar conciencia en cada momento cómo manipulamos y controlamos para dejar de hacerlo, a fin de transitar otro camino, paso a paso.

Y el primer paso de este sendero es la confianza. Es preciso que aprendas a confiar en ti, a confiar en que atraerás lo que está en tu creciente nivel de energía y conciencia, a que la Vida te sostendrá siempre en una Red maravillosa e invisible, a que lo único que debes seguir es a tu corazón, que está conectado a Todo Lo Que Es y que sabe qué es lo mejor para ti.

sábado, 9 de enero de 2010

Pasos

Estuve afuera, en mi provincia, Entre Ríos. Quizás, debido al calor, a la tranquilidad, a estar un tiempo en un pueblo en el que lo único que hice fue conversar, comer y dormir, cuando volví estuve unos días como descerebrada. No obstante, pude hacer lo que tenía programado, aunque no tenía energía para escribir.

De cualquier forma, siento que todo está cambiando de formas veloces y definitivas. A mi alrededor, pacientes y conocidos están pasando por situaciones muy extremas, que le exigen soltar corroídas estructuras y abrirse a lo nuevo.

Y lo nuevo es en verdad novedoso. Ya no valen ni sirven las viejas recetas, los juegos repetidos, las relaciones secas, la espiritualidad gastada. No hay nada atrás ni adelante. Solo este pequeño paso… y confiar.

sábado, 2 de enero de 2010

Fluyendo

Estos días, tengo la impresión de que estoy flotando en un cálido mar de mimos. Se siente bien…
Gracias a todos los que lo hacen posible. Gracias a mí por permitírmelo. Gracias a Dios/Diosa por acceder a lo que Es.