martes, 4 de septiembre de 2007

Excusas, excusas

“Se ha terminado eso de ser víctima de la vida. Disfruta la vida. Es hora de comenzar a ser libres, de darnos la libertad los unos a los otros. No quiero mentirme tanto. No podemos pasarnos cuarenta años hablando de lo que pasó en estos cuarenta años. Vamos a comenzar a ser nosotros mismos, a cortar el cordón”.

Esto es parte del monólogo final de “Solos en la madrugada”, la película española acerca de la terminación de la era franquista y la necesidad de hacerse cargo de la propia vida. Me hizo recordar cuando iba a comenzar la democracia. Estaba haciendo terapia en ese tiempo y estaba extrañamente angustiada. Mientras contaba cómo me sentía, me di cuenta de pronto que se me habían acabado las excusas.

No sólo no tenía pretextos sociales como “hay que hacer lo que dicen los militares porque si no podés desaparecer o ir preso o ser criticado o perseguido” sino que ya no había justificaciones para mi conducta en ningún sentido. No eran mis padres ni la sociedad ni el gobierno ni mis jefes ni mis amigos los culpables de lo que me pasó o me pasaba. Era libre. Era yo. Siempre yo.

Basta de disculpas y pretextos. ¿Qué iba a hacer yo con lo que me había sucedido/ creado? Esa era la pregunta importante. Sentí miedo, excitación, esperanza, entusiasmo, dudas, alegría, un cúmulo de emociones diversas en el pecho.

En algún momento de la terapia o de la vida, tiene que llegar ese instante. Soy yo. Sin excusas. Yo. Esto es lo que soy. Esto es lo que es.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es muy cierto que la mayoría nos acomodamos a nuestros corsés y buscamos mil excusas para no hacer uso de nuestra libertad, de nuestro ser.
Por lo general tenemos miedo al cambio y al no ser aprobados por los demás las actitudes que desearíamos llevar a cabo.
Necesitamos más coraje en nuestra vida, yo el primero, pero (y vaya como excusa) también es muy importante para nuestra vida el ser consciente de ello. Muchos, más de los que nos podemos imaginar, viven en sus corsés sin ser conscientes de ello (otra excusa más para perdonarnos la falta de coraje).
saludos y besos
Juan Carlos de Ávila (Esp.)