sábado, 8 de septiembre de 2007

Dejar ir, crear

Estoy en tiempos absolutamente increíbles… depende para adónde miro. Si es hacia los “miedos” de comunicación (porque en realidad no son medios) o hacia los temores, las veré negras. Si es hacia el surgimiento de una Nueva Energía, hacia el agradecimiento de todo lo que soy y tengo, hacia la alegría de ser y crear, las veré luminosas.

El gran tema ahora es la liberación: de antiguas creencias, de sufrimientos y dolores, de traumas y racionalizaciones, de miedos y dudas, de… la vida como la conozco. Si hay algo para hacer es soltar, cada minuto, cada segundo. Exhalar y dejar ir.

Mi vida pasada, lo que he transcurrido, sentido y pensado se va disolviendo en una bruma. La libertad, paz, centración, confianza, aceptación, serenidad, júbilo, gratitud que voy sintiendo es portentosa… y quiero más!

Esto puede traer temor porque, si libero, ¿qué queda en su lugar? Sostener el vacío quizás sea difícil al principio, pero, al contrario de la noción occidental que asemeja vacío con carencia o ausencia, en oriente es la matriz de lo potencial, de lo por venir, es el útero que puede dar la vida en su espacio.

¿De adónde proviene lo que será? De la Vida misma, de lo que he decidido crear en asociación con Ella. Como una criatura en su seno, crece por sí misma, llevando su propia evolución en sus células, confiando en el progreso de su ser esencial.

Todas mis respuestas están en mis preguntas. Cada paso lleva al otro. La luz que necesito está disponible en cada pisada, a medida que avanzo. Mis mayores sueños se van haciendo realidad. Soy un ser divino, vistiendo un cuerpo humano. ¿Qué más puedo pedir?

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