sábado, 29 de marzo de 2008

Adolescente... sin adolecer

Esta mañana, estaba desayunando en un café, leyendo un diario y pasó una chica al lado mío; la brisa de su rápido andar me hizo levantar la vista y mirarla. Estaba vestida con una minifalda, una remera corta y zapatillas altas. Tenía atado el pelo en una cola y llevaba algunos colgantes y pulseras artesanales. Su juventud exhalaba novedad, inexperiencia, frescura, alegría, inocencia, ganas, urgencia, impetuosidad.

Me recordó a mí misma en esa época. No pude evitar compararme (no con ella sino conmigo misma). Me gustó sentir que todavía conservo la vivacidad y la sensación de nuevo, la pureza y el entusiasmo, los deseos de experimentar y crear. La madurez me trajo centración, confianza, perspectiva, responsabilidad, aunque no paciencia (todavía).

Me miro al espejo y me gusto. Me siento sana y vibrante. Cada día es un nuevo misterio. Mi adolescente perdió, afortunadamente, sus terribles traumas y me puede acompañar a inaugurar un nuevo mundo.

2 comentarios:

Yilda dijo...

Parecería que estuvieera mal decir que me miro (que te miras) al espejo, y te gustas (y me gusto). a mí me pasa lo mismo. Nos enseñaron a no decir que nos gustamos, a no reconocer las cualidades que tenemos, porque todo debe estar cubierto por una capa de falsa modestia. A mí me gusta cuando mi marido se quiere, se gusta y me lo dice, pues siento que tiene suficiente confianza conmigo para ser quien es.

Yo me siento feliz con mi cuerpo, con mi cara, con mis manos y mis hombros. Siento que he madurado con belleza y algo de sensatez, y siento alegría de vivir, deseos de bailar y de reír "sin motivo", aunque a algunos les parezca que soy un poco (bastante) rara.

Bien por ti.

Laura Foletto dijo...

¡Y bien por ti, Yilda!! Lo que dices es común a todas las culturas, pero aún más referido a las mujeres. Todavía subsiste el prejuicio de que debemos ser humildes y, como bien apuntas, "modestas". Si no, nos pasamos al bando de las "malas" y provocadoras. Por eso, sigamos viéndonos lindas y sintiéndonos jóvenes de alma...