martes, 2 de octubre de 2007

Tu cuerpo habla. ¿Escuchás?

¿Qué hace de Robert de Niro un gran actor? Acordate de alguna de sus películas... ¡se transforma en cada papel! Postura, gestos, formas de hablar cambian en cada personaje, haciéndolo creíble.

¿Qué significa esto? Tu cuerpo es historia viva. Desde el nacimiento, tenés/sos un determinado cuerpo que es el fiel reflejo de tu carácter y desde allí le vas “cargando” limitaciones, enfermedades, dolores, emociones congeladas, kilos (según lo que vas vivenciando) hasta llegar a la apariencia que hoy tenés. Cada parte y el todo hablan de vos.

¿Interrogás algunos aspectos?

- ¿Hay diferencias entre el lado izquierdo y el derecho?
- ¿Entre la mitad superior y la inferior?
- ¿El pecho está hundido o expandido?
- ¿La pelvis retraída o “sacando colita”?
- ¿Las piernas sostienen o se sienten flojas o duras?
- ¿Los pies están relajados o tensos, en garra?
- ¿Cómo es tu postura? ¿Colapsada, agobiada, rígida, centrada?
- ¿Hay dolores? ¿Dónde?
- ¿Qué emociones podrías detectar como habituales y cuáles negadas?
- ¿Alguna dolencia o malestar?
- ¿Hay conciencia fluida del cuerpo o una especie de insensibilidad?

Cada característica que descubriste tiene una lectura, que te puede ayudar enormemente a conocerte y comprenderte mejor.

Hacer un camino de evolución personal incluyendo al cuerpo es altamente transformador. Mientras, desde lo mental, tendés a “enrollarte”, el cuerpo es un noble aliado que te responde rápida y efectivamente, produciendo cambios concretos. Y no olvidés lo espiritual. Tu energía es un sistema de altísima magnitud, que refleja y actúa los demás niveles. Estás funcionando con menos del 10% de su potencial... ¡y aún así es maravilloso!

El dolor y el sufrimiento ya no son las únicas posibilidades de aprendizaje. Ahondá en su significado, pero activá además otros resortes más ricos todavía. Como dice la película y el libro “El secreto”, atraemos de acuerdo a nuestra energía. Tu cuerpo te cuenta claramente lo que sentís y pensás. Acallarlo con pastillas o anestesiarlo, sólo pospone el problema hasta que estalla de maneras dramáticas que ya no admiten pretextos. ¿Por qué llegar a ese punto?

Los síntomas y las enfermedades son señales, son somatizaciones que han llegado a lo concreto porque no has podido solucionarlo en lo emocional o mental. Es la última etapa. Ya no podés barrerlo debajo de la alfombra. Tenés que responsabilizarte.

¡Qué palabra: responsabilidad! La asemejamos a carga, obligación, seriedad, control, sujeción. Hemos recibido un arquetipo muy pobre y pesado de adultez e, inconcientemente, o nos negamos a asumirla o el cuerpo paga el precio. Reconocé y liberá los paradigmas heredados y creá tu propio modelo de trabajo, de relaciones, de vida.

Cuerpo, mente y espíritu integrados son el más poderoso recurso que tienes. ¿Escuchas?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encuentro con los típicos síntomas de gripe y observo encantada como mi vida cotidiana se relentiza,especialmente en la comunicación con los otros,pareja e hijo permitiéndome no implicarme en esos momentos dificilillos del día a día;ahora toca reposo,semiayuno,infusiones,mimos y por supuesto, leer el blog de Laura.Llega el otoño, tiempo de recogimiento,de silencio, de reflexión.Saluditos.(Asturias)