lunes, 12 de julio de 2010

¿Te has creído que "todo es mente"?

Desde el comienzo de mi viaje hacia el despertar (hace… mejor lo dejamos ahí…), ese axioma aparecía continuamente y era la base desde donde todo crecía (como el Control Mental, en sus múltiples formas). En los últimos años, se afianzó a través de libros como “El secreto” (versión comercial de una de las 7 Leyes Universales). A medida que más personas seguían esos postulados, tantas más se desilusionaban al no conseguir lo que tanto se prometía. Después de visualizaciones, escritos, repeticiones, afirmaciones, ensoñaciones, lecturas y demás, poco había cambiado en el fondo.

Algo en mí se rebelaba hacia esta premisa de que el Universo es mental, pero no acertaba porqué. Creo que la primera punta la tuve al estudiar “Terapia de Integración Cuerpo-Mente”. Ahí, en la experiencia de mi cuerpo redescubierto, habitado, sentido, disfrutado, me di cuenta la fundamental importancia de este nexo, mediado por las emociones. Estamos en esta dimensión en un santuario físico, que expresa las otras fuerzas sutiles. Lo que pensamos, sentimos, vivimos está cargado en, mostrado a través y creado por el cuerpo. Siendo así, ¿ha sido más importante lo que tenía en la mente o lo que mis emociones procuraron? Si todo lo que pienso se hace realidad, como sostiene ese axioma, yo estaría muerta ya o perdida en una insondable locura o en medio de horribles situaciones. Y aquí estoy, bastante bien, a Dios gracias. ¿Entonces?

Es cierto que la mente marca un rumbo y crea, pero no es ella la que da el impulso para comenzar y proseguir. Es el corazón el que lo hace. En su nivel más elemental, a través de las emociones. En los pensamientos adonde pongamos miedo, ira, tristeza, desesperanza, agobio, estrés, violencia, dudas, encontraremos resultados fácticos. El fuego de las emociones aviva determinadas ideas y las hace atraer personas y circunstancias para su concreción, a través del cuerpo.

En su nivel más elevado, es el Amor la esencial energía de creación y movimiento. ¿No decimos continuamente que “Dios es Amor”? ¿Que Dios nos creó a fin de expandir su infinito Amor? Entonces, ¿por qué ponemos en la Mente el principio de creación y expansión? Tengo la impresión de que a esto se debe el caos en el que estamos inmersos. El materialismo (el cuerpo como objeto y como fin) sólo puede difundirse a través de una estructura mental que no considere al corazón como guía.

Me parece que uno de los problemas para este desvío es la creencia de que el Amor (o la Bondad o la Luz) son débiles, pusilánimes, tontos, carentes de fuerza, de conocimiento. Es un gran error, ya que la Trinidad que engloba la esencia es Amor, Poder y Sabiduría. Quien ama, sabe y puede.

Haciendo un repaso de anteriores escritos, hay algunas palabras que se han repetido: confianza, verdad, compartir. Cuando nos amamos y compartimos ese amor que somos, podemos confiar en nuestra verdad y darnos al mundo. No desde la evangelización ni la compulsión ni el deber sino desde el simple Ser quienes somos. Hace poco, escribí que, finalmente, había comprendido que Ser y Hacer son lo mismo, cuando parten desde el interior, desde el corazón. Así, cerré el círculo que comenzó al dudar de que “todo es mente”.

Estamos en una Nueva Energía. Estamos espiritualizando la materia, desde el Amor. Esto implica reconocer nuestro templo físico (el cuerpo) y nuestro hogar físico (la Tierra). Y ser/hacer con ellos. Las ideas llenas de sentimentalismo de que vienen tiempos de mieles, florcitas y coros angelicales son ilusiones vanas para huir de la realidad. El cambio es bien real, arraigado, conciente, cotidiano, íntegro, armonioso, centrado, sólido. Y amoroso. Y lo hacemos entre todos, para todos. Aquí estoy para acompañarte.

3 comentarios:

añil dijo...

Cada vez que vengo a tu blog no puedo dejar de leer esta frase: "que eres un ser espiritual transitando una experiencia humana."

Concha Barbero de Dompablo dijo...

Qué bonito, Laura.

Eso es lo que he dicho en voz alta cuando he terminado la lectura de esta entrada. Me ha nacido del corazón :-)

Laura Foletto dijo...

Añil: ¿será tu alma, recordándote tu esencia?
Concha: Y a mí me ha nacido del corazón lo que he escrito, que me alegra que lo encuentres bonito.
Gracias y besos a las dos.